sábado, 24 de febrero de 2018

Temas sobre duelo






SUEÑOS Y DUELO COMPLICADO II. ESTUDIO DE SUEÑOS RELACIONADOS CON DUELOS EN LAS OBRAS LITERARIAS



Se seleccionan sueños referidos a personajes y narradores que tienen en cuenta la pérdida de seres queridos. El objetivo de este estudio es profundizar en el conocimiento de los duelos a través del análisis de los sueños y su utilidad como herramienta coadyuvante para el diagnóstico y evolución de los duelos.




El dormir es como un puente


Que va del hoy al mañana.


Por debajo como un sueño


Pasa el agua.


Juan Ramón Jiménez





El sueño de la razón produce monstruos


Francisco de Goya




La inclusión de relatos de sueños en la literatura es muy frecuente. La literatura, manifestación artística en la que se utiliza la palabra como vehículo principal de comunicación es “la verdad de las mentiras” como refiere Vargas Llosa, o como define Borges “La literatura no es otra cosa que un sueño dirigido” en el que el escritor alumbra el material onírico que surge en el territorio de los sueños o de la imaginación. Para este autor “todas las artes son acaso una forma de sueño” y algunas obras famosas se han generado desde el material soñado o imaginado en la vigilia por el autor.

Es posible que los sueños constituyan el más antiguo de los géneros literarios. Rastrear la historia desde los sueños proféticos del Oriente, hasta los satíricos de la Edad Media y los puros juegos de Carroll y de Franz Kafka (Borges, 1976), nos lleva a una reflexión sobre la importancia de los sueños en la naturaleza del comportamiento humano.  Shakespeare expresó que estamos hecho del mismo material de los sueños o como señala Joseph Adison “el alma humana cuando sueña, desembarazada del cuerpo es a la vez el teatro, los actores y el auditorio” (El Espectador, 1712).

La antropología cultural y las primeras narraciones sobre el origen de la vida humana, vinculan el sueño y la Creación: en el Génesis la creación es un sueño de Dios y Adán concibe a Eva tras un sueño. Las principales culturas tienen dioses que inspiran y dirigen el material de los sueños: en la griega el Dios Hipnos y su hijo Morfeo y en otras culturas orientales y primitivas los dioses protectores de los sueños como el Dios Bes en la egipcia y la diosa Parvati para los hindúes. En la tradición persa y árabe destaca el libro de Las Mil y una Noches como paradigma de la importancia de los sueños y la narrativa oral donde se entrecruzan la fantasía y la realidad. En la Edad Media destaca la Divina Comedia de Dante, en la que el personaje sueña su propio camino de perdición en el Canto Primero. En el Barroco, La Vida es Sueño de Calderón de la Barca es una metáfora de la ilusión de la vida en el tiempo de la muerte y Shakespeare estructura el Sueño de una Noche de verano desde una semiótica onírica: personajes universales como Hamlet o Macbeth tienen sueños de carácter premonitorio en sus acciones y anhelos futuros. En el Romanticismo del Siglo XIX los sueños expresan tanto los aspectos malditos como benefactores del ser humano y en el Siglo XX corrientes artísticas como el Surrealismo han estado estrechamente relacionada con los sueños en sus creaciones artísticas como en los casos de Dalí y Buñuel.

La utilización de los sueños como reflejo del otro, de uno mismo reflejado y confundido con el/los personajes que mueblan los sueños, en una especie de espejo que se atraviesa para llegar a aspectos de uno mismo, donde la fantasía y la realidad se entrecruzan y confunden, ha sido utilizada con frecuencia en los textos literarios sobre todo orientales. Dos textos nos ayudan a reflexionar sobre esta hipótesis: el primero es el “Sueño de la mariposa” (Chuang Tzu):

<<Chuang Tzu soñó que era una mariposa. Al despertar ignoraba si era Tzu que había soñado que era una mariposa

o si era una mariposa y estaba soñando que era Tzu>>.

El segundo es una reflexión de S. T. Coleridge: “Si un hombre atravesara el paraíso en un sueño y le dieran una flor como prueba de que había estado ahí, y si al despertar esa flor en su mano…, ¿entonces, qué?”

En los clásicos griegos se expresaba: “Todo hombre despierto habita un mundo común; pero cada uno piensa que habita su propio mundo cuando duerme (sueña); despierto, conversa con el mundo de la naturaleza; dormido con su mundo particular...” (Joseh Adison sobre aquello que Plutarco asigna a Heráclito). Esta reflexión llega hasta nuestros días de forma que es asumida por las teorías surgidas del psicoanálisis e incorporadas al acerbo cultural común en nuestras sociedades.

De este modo los sueños como material relatado en los textos constituye una verdad por la que podemos conocer siempre algo más de los personajes o los contenidos de las novelas y otras obras de ficción. Y también de los narradores y cómo no, de los autores de las mismas. La creación literaria requiere un estado entre fantasía y realidad, con un pie dentro del proceso primario y otro en el proceso secundario donde el proceso de escritura implica un proceso de simbolización de ese material informe de los sueños mediante la palabra y como tal tiene el valor elaborativo que nosotros damos a los sueños.

Muchos autores han remarcado la importancia del estado de ensoñación como recurso para sus recreaciones literarias: Stevenson confiesa que soñó la transformación de Jekyll en Hyde, Coleridge escribió el poema de Kubla Khan tras un triple sueño de palabras, de arquitectura y de música. Pero cuando son los propios sueños los que se relatan en los textos como el de Alicia que sueña con el rey Rojo, que está soñándola, y alguien le advierte que si el rey se despierta ella se apagará como una vela, porque no es más que un sueño del rey que ella está soñando magistralmente, como escribió Lewis Carroll en Alicia a través del espejo o en otros textos relacionados con procesos de pérdida, el valor para nosotros se incrementa. Y así lo hemos de recibir como un proceso ya de elaboración por parte del autor que desentraña los complejos procesos de elaboración de los contenidos latentes de los sueños en contenidos manifiestos por el propio proceso de la escritura y cuenta los sueños soñados o imaginados por él mismo o por algunos de los personajes de sus obras.

Por lo general el artista expresa los conflictos y dificultades de la vida (la presencia inconsciente de la enfermedad y la muerte, el amor y el desamor, las dificultades en el proceso de crecimiento, los duelos constantes) y tantos otros mediante una “Regresión al servicio del Yo” (Kris, 1955). Hablar del proceso creativo es precisamente expresar de una forma más o menos simbolizada la lucha por la vida. Lo neurótico quedaría emplazado a la forma que cada ser humano resuelve o no estos pasos de la vida.  Freud analizó la obra de arte centrado en la utilización del mecanismo de sublimación (instinto no sexualizado) por parte del artista. El análisis psico patográfico de algunos artistas como Leonardo Da Vinci, (Freud, 1910), constituye uno de los primeros intentos de conocimiento de los designios inconscientes del alma humana en su vertiente creadora. Klein (1965) relaciona la capacidad para formar símbolos con el desarrollo del Yo, la sublimación y la actividad creativa: el impulso creativo está ligado a la recreación de los objetos que se sienten dañados o perdidos. Para Rank (1991) el impulso creativo del artista está mediatizado por la necesidad de inmortalizarse, debido al temor a la muerte.

El análisis de la obra artística y literaria desde un punto de vista psicológico tiene una larga tradición a lo largo de la historia. El psicoanálisis es el modelo psicológico que más se ha acercado a la comprensión del proceso creativo. Freud mantuvo un profundo interés a lo largo de sus escritos tanto por el conocimiento del proceso creador como la psicopatología de los autores y de los personajes. El estudio psicoanalítico de la personalidad, los conflictos y la psicopatología de personajes literarios universales (Edipo, Hamlet, Fausto, Don Quijote, Don Juan, Galdós, Alicia en el País de las maravillas, el Principito, Peter Pan, Pinocho, Maqroll el Gaviero), y del proceso de creación artística ha generado multitud de investigaciones y publicaciones. Incluir el material de los sueños relatados por los personajes de las obras de ficción como una herramienta más, amplía y ayuda desde el modelo psicoanalítico el conocimiento psicopatológico de los personajes y la obra narrada.

¿Qué hay en común entre los sueños relatados de los pacientes y los que aparecen en las obras de ficción? El psicoanálisis nos ayuda a entender esta relación. Para crear un sujeto necesita de símbolos y una mínima capacidad para funcionar con un pensamiento abstracto. Necesita poder entrar y salir del proceso creativo como se entra y se sale de un sueño. El psicótico en un momento de crisis psicótica intensa, no puede simbolizar como lo hace un sujeto neurótico, funciona mediante ecuaciones simbólicas, en un “como sí´´, donde las palabras, los objetos, los pensamientos, no sirven para ser pensados o para describir algo, son cosas en sí mismas, objetos bizarros de los que se siente rodeado y que necesita expulsar (proyectar) mediante identificaciones proyectivas, como un intento de desembarazarse del sufrimiento y del dolor psíquico que supone pensar, ver, percibir estos elementos. Por el contrario, el sujeto neurótico se inmiscuye en el proceso creativo con la intensidad de un proceso primario del que surten y nacen las ideas asociaciones, notas, colores, para encontrar un continente en el que depositar sus pensamientos, fantasías, etc. Esta relación continente/contenido, primero dentro de uno mismo, con capacidad para tolerar la espera del resultado final, la soledad que implica buscar, pero no terminar y seguir investigando para continuar en otro momento, postergar el deseo a fin de cuentas, y reparar dentro de uno en lo que el sujeto psicótico actuaría de forma inconexa, permite avanzar en un proceso de creación en una personalidad creativa. Las pesadillas, sueños casi siempre de carácter evacuativo, es el equivalente del fracaso del sueño, ya que en muchos casos el sujeto se despierta por la incapacidad de contener el propio material onírico dentro de sí mismo, en su aparato para soñar, como diría Bion. De este modo las pesadillas se pueden entender como material psicótico que puede ser procesado neuróticamente o no dependiendo de la capacidad del sujeto que sueña de transformar ese proceso secundario tan lleno de elementos bizarros en material más organizado y recordado.

El proceso de soñar es semejante al proceso creativo. Para recordar los sueños y verbalizarlos nos tenemos que situar dentro de un proceso secundario semejante en los sueños contados en la ficción y los relatados por nuestros pacientes. Como refería Antonio Machado “De toda la memoria solo vale/ el don preclaro de evocar los sueños”.

Los textos seleccionados en este artículo corresponden a autores contemporáneos de habla hispana (Marías, Allende, Bonnet, García Morales, Romeo, Guerreiro,…) y de habla inglesa (Barnes, Scott Fitzgerald y Cohen) o francesa (Nèmirovsky). El criterio de selección (ver Apéndice) es de simpatía y afinidad por los mismos, sin que medie un interés por hacer una antología exhaustiva de los personajes y obras literarias. En esta muestra los sueños contados por personajes ya sea de ficción o por los propios narradores nos trasladan siempre a un territorio de mayor cercanía con la persona con la que sueña: una forma de seguir en contacto que permite a los lectores también acercarnos a las personas que ya no están físicamente pero sí recordadas en los contenidos de los sueños.

Estos sueños reflejan algunas de estas características:

1.- Forma de volver a “estar” con la persona fallecida. El sueño relatado por Javier Marías nos acerca a esta posibilidad, correspondiendo con el anhelo del soñante de volver a ver al fallecido. En otro sueño el narrador de la novela Amarillo Félix Romeo vuelve a encontrarse con su amigo muerto y expresa su sorpresa.

2.- El soñante comparte una zona límite entre la vida y la muerte con la persona fallecida. En el texto del Sur de Adelaida García, el viaje en la barca en la que vuelve el padre en un entorno cuasi delirante entre la vida y la muerte. Forma también de compartir de nuevo el amor por su padre fallecido (por suicidio).

3.- Sueños que reflejan imágenes de la vida pasada del difunto y también en relación con el deudo que aparece como personaje. Los sueños de Cohen sobre su madre nos reflejan este acercamiento.

4.- Reflejan el momento del adiós y la impotencia por mantener al fallecido en el mundo de los vivos., como los que relata Isabel Allende en el libro dedicado a su hija Paula.

5.- El sueño narrado por Scott Fitzgerald en el que vuelve la mujer muerta y le ayuda a resolver algunas dudas que no pudieron resolver en vida.

6.- Sueños en los que se simboliza la muerte con el agua. El cristal que separa la muerte de la vida, elementos que ayudan a separarse de la persona viva a pesar del intento de que vuelva al mundo de los vivos, como realiza Piedad Bonnet hablando autobiográficamente de la muerte de su hijo Daniel.

En síntesis, los sueños seleccionados en esta revisión rescatados de obras de la ficción literaria  y los sueños de pacientes con duelo patológico analizados (Díaz Curiel, 2017) tienen en común las siguientes características: se refieren a momentos pasados, no presentes, presencia de la persona fallecida como un “objeto” bueno, que puede aconsejar o con la que se puede contar y forma de volver a estar con la persona fallecida e impotencia por que la persona fallecida permanezca dentro del mundo de los vivos. A diferencia de los sueños literarios, en pacientes tratados por duelo complicado la culpa persecutoria y la aparición de la persona fallecida de espaldas o cubiertos por un sayo o encapuchados, aparecen en mayor medida.





APENDICE

Selección de sueños en textos literarios vinculados a situaciones de pérdida

Los siguientes textos refieren directamente sueños relacionados con situaciones de pérdida transcritos por narradores ya sea en novelas, cuentos o artículos de “ficción”.

El escritor Javier Marías en el artículo El señor Benet regresa un rato escrito en el País Dominical (enero 2013), expresa lo siguiente:

“Uno de los efectos de la muerte de alguien querido, con el que no se cuenta cuando muere, es que a medida que pasa el tiempo (a medida que se lo sobrevive), se comparte con él cada vez menos (…)

“<<Si volvieran>>, he dicho como si eso fuera posible. A veces lo es, en los sueños. En ellos se ve de nuevo a las personas hace tiempo borradas de la faz de la tierra. Sus imágenes se aparecen vívidas, con una presencia tan real como la que tuvieron en vida; se habla con ellas, se las oye reír, se discute. Así que <<vuelven>> en efecto, a nuestra conciencia aletargada, y en ese extraño territorio se escuchan sus voces y se ven sus rostros con tanta nitidez como cuando compartíamos el presente con ellas (…) Les engaña la conciencia dormida, pero mientras esta domina es la realidad la que se percibe como alucinación o pesadilla, como falsedad o error de entendimiento. Suelen despertarse con lágrimas en los ojos…”.

Adelaida García Morales, la escritora malograda y fallecida en 2014, escribió el libro El Sur, centrado en los recuerdos de una hija de su padre suicidado. El único sueño que refiere en todo el relato es sobre su padre:



“Soñé que todo el planeta se había inundado. El agua, como poderoso instrumento de destrucción, cubría toda la superficie de la tierra. En ella flotaban a la deriva fragmentos de cuanto había existido hasta entonces. Era el fin. De pronto apareció a lo lejos una barca. Era muy pequeña y tú venías en ella lentamente hacia mí. Cuando me ayudaste a subir a tu lado continuaste remando perdido en aquel mar sin límites. No me decías nada. Era como si aquella catástrofe no tuviera la menor importancia para ti. Entonces yo tuve un deseo: casarme contigo. Y al mismo tiempo tuve un pensamiento: tú te negarías, pues habías cambiado tanto…” (Pág. 34).

Albert Cohen escribió en recuerdo a la muerte de su madre, El libro de mi madre. Así empieza: “Cada hombre está solo y a nadie le importa nadie y nuestros dolores son una isla desierta…”. Y va desarrollando a lo largo del libro todo aquello que aconteció en la relación entre su madre y el autor. Autobiografía descaradamente desveladora del desnudo del ser humano cuando la envoltura (muerte de la madre) falla. Y refiere los siguientes sueños:



1)      En mi sueño, que es la música de las tumbas, acabo de verla otra vez, guapa como cuando era joven, mortalmente guapa y cansada, tan tranquila y muda. Se disponía a abandonar mi habitación y la he llamado con voz histérica que me ha avergonzado en el sueño. Me ha dicho que tenía cosas urgentes que hacer, coser una estrella judía en el oso de peluche que comprara para su hijito al poco de nuestra llegada a Marsella.



2)      En otro sueño, me la encuentro en una calle de mentira, una calle de película, en la Francia ocupada. Pero no me ve y la contemplo con el corazón encogido de compasión, viejecilla encorvada y casi mendiga, recogiendo troncos con col cuando cierra el mercado y metiéndolos en una maleta con una estrella amarilla. Tiene cierto aire de bruja y va vestida como un pope, con un extraño sombrero negro cilíndrico, pero no tengo ganas de reírme… (pg. 92).



Y comenta al respecto: “Lo tremendo que tienen los muertos es que están tan vivos, son tan hermosos, tan lejanos…

Y en general sobre los sueños, A. Cohen refiere lo siguiente: “En mis sueños, está viva y me cuenta que vive oculta en una lejana aldea, con nombre falso, en una aldea perdida en la montaña donde permanece oculta por amor a mí, en casa de unos campesinos. (…) Se muestra cariñosa en esos sueños, pero quizá menos que en la vida real, dulce pero un tanto lejana, tierna pero no apasionada, afectuosa, pero con una amabilidad evasiva y una lentitud en la palabra que le desconocía. Me la han cambiado en el mundo de los muertos. En esos sueños, nunca me mira de veras y sus miradas parecen siempre dirigirse a otro sitio (…) Los muertos miran siempre a otro sitio, y es terrible. Y no se me oculta, en esos sueños que si me sigue queriendo es porque me amó tanto antaño que no puede no seguir amándome, aunque menos. (…) Porque en esos sueños, su paso por la vida es clandestino y es culpable de no estar muerta.” (pag. 95)

Cuando Isabel Allende se encontraba en España con ocasión de la presentación de su libro El plan infinito, su hija Paula entró en estado de coma a consecuencia de una septicemia. Junto al lecho de Paula, empezó a redactar en un cuaderno una historia de su familia y de sí misma con el propósito de regalárselo a su hija una vez se recuperase, de ahí nace este libro.

“Escucha, Paula, voy a contarte una historia, para que cuando despiertes no estés tan perdida”, así comienza el libro. ¿Dónde andas, Paula? ¿Cómo serás cuando despiertes? ¿Serás la misma mujer o deberemos aprender a conocernos como dos extrañas? ¿Tendrás memoria o tendré que contarte pacientemente los veintiocho años de tu vida y los cuarenta y nueve de la mía?”

En este libro refiere algunos de los sueños de esos días en el hospital junto a su hija:



“Soñé que tenías doce años, Paula. Vestías un abrigo a cuadros, llevabas el pelo en media cola atado con una cinta blanca y el resto suelto sobre los hombros. Estabas de pie al centro de una torre hueca, como un silo para guardar granos, donde volaban cientos de palomas. La voz de la Memé me decía: Paula ha muerto. Yo corría a sujetarte por el cinturón del abrigo, pero comenzabas a elevarte arrastrándome contigo y flotábamos livianas, ascendiendo en círculos; me voy contigo, llévame, hija, te suplicaba. De nuevo la voz de mi abuela resonaba en la torre: Nadie puede ir con ella, ha bebido la poción de la muerte. Seguíamos subiendo y subiendo, tú alada y yo decidida a retenerte, nada me separaría de ti. Arriba había una apertura pequeña desde donde se veía un cielo azul con una nube blanca y perfecta, como un cuadro de Magritte, y entonces comprendía horrorizada que tú podías salir, pero el ventanuco era demasiado estrecho para mí. Intentaba sujetarte por la ropa, te llamaba y no me salía la voz. Sonriendo vagamente escapabas haciéndome una señal de adiós con la mano. Durante unos instantes preciosos podía ver cómo te alejabas cada vez más alto y luego yo comenzaba a descender dentro de la torre en medio de una turbulencia de palomas”

“Desperté gritando tu nombre y tardé varios minutos en recordar que me encontraba en Madrid y reconocer el cuarto de hotel” (Pág. 84)

Félix Romeo, en el estupendo libro Amarillo, cuenta el siguiente sueño referido al recuerdo de su amigo suicidado:



“El Domingo 28 de Febrero de 1999 me desperté muy agitado por un sueño: Bizén me decía que me tenía que dar una buena noticia: Chusé había vuelto.

            ¿Cómo que ha vuelto?, me preguntaba a mí mismo.

            No puede ser, me respondía a mí mismo.

            Aparecías saliendo de detrás de una cortina, tenías un aspecto estupendo y sonreías. Decías que habías decidido volver. Ya era tiempo de regresar. En ese momento me daba cuenta de lo bien que estaba sin ti. De lo mal que me sentía por tu regreso inesperado, de todo lo que tendría que volver a cambiar para tu vuelta”.

En el cuento Regreso a Babilonia F. Scott Fitzgeralt pone en boca del personaje de Charlie que vuelve a París a buscar a su hija que se queda en casa de la hermana de su mujer al morir esta de un infarto 9 meses antes y con quien había llevado una vida destructiva mediando el alcohol por medio, relata la siguiente ensoñación/sueño:



Los recuerdos le devolvieron a Helen, y, en la luz blanca y suave que cuando empieza a amanecer rodea poco a poco a quien está medio dormido, se dio cuenta de que volvía a hablar con ella. Helen le decía que tenía razón en el problema de Honoria y quería que Honoria viviera con él. Dijo que se alegraba de que estuviera bien, de que le fuera bien. Le dijo muchas cosas más, amistosas, pero estaba sentada en un columpio, vestida de blanco, y cada vez se balanceaba más, cada vez más deprisa, así que al final no pudo oír con claridad lo que Helen decía”.

Piedad Bonnett comenta los siguientes sueños contenidos en el libro Lo que no tiene nombre escrito en memoria de su hijo suicidado:

“A una semana de su muerte, tengo un primer sueño: veo solamente la cara de Daniel, como en close up, detrás de un vidrio. Está dormido. Le doy golpes al cristal, un poco para que se despierte, un poco como azotándole la cara, castigándolo. De repente e plano se abre y me doy cuenta de que lo que veo es un cuadro con su marco.

“De las imágenes del sueño, muy obvio en su simbología, me impresiona ante todo su asepsia: la cara de Daniel tiene el color y la lozanía que tuvo en vida. Y el cristal no sólo lo separa de mí sino que lo protege. Esto tiene que ver, me digo al despertar, con que nunca vi los destrozos de su cuerpo ni constaté ninguno de los signos de la muerte. En mi memoria será bello, joven, dulce para siempre.

“En las semanas siguientes tengo otros dos sueños y en los dos hay agua. En uno lo veo en la ducha, oculto detrás de la cortina, que cuando descorro me permite verlo en un plano muy cercano, de los hombros y el rostro. Yo lo abrazo y le suplico: Dani, no te me mueras. Y él me mira con una cara triste, y recuesta su cabeza en mi hombro. Adivino su pensamiento: Mamá, no puedo hacer otra cosa.

“En el otro, llueve a cántaros. Daniel viene empapado, pero me alarga una sombrilla que trae cerrada, para que no vaya a mojarme.

“Casi un año y medio después, hay un cuarto sueño, y en él vuelve la imagen del agua: Daniel está durmiendo provisionalmente en nuestra casa, en una habitación pequeñita. De pronto dice que va a salir. Yo le hago notar que afuera ha empezado  a oírse truenos, que viene una tormenta. Pero él parece decidido a irse. Yo argumento, ansiosa, como esas madres que saben de antemano que sus consejos serán desatendidos: no tienes que irte, esta es tu casa, Dani, pero Dani ya se ha ido (Pág. 125).

Leila Guerrero, Sueño, artículo dedicado al escritor Ricardo Piglia, fallecido hace unos meses

Leo el último volumen del diario de Ricardo Piglia, que acaba de publicarse. Después, sueño con Piglia. En el sueño, él está de pie bajo un árbol. Yo estoy frente a él y hago lo que jamás he hecho: pido consejos (yo, que dejé de confiar en que alguien pudiera dármelos a los 17). En el sueño quiero que me diga cómo seguir. Le hablo de cosas que jamás he hablado con nadie. Quiero que sea eso que nunca tuve ni busqué: un maestro. Él me mira con su sonrisa de costado, medio maleva, se rasca el nudillo del dedo meñique con el dedo mayor de la otra mano. Está como siempre, con ese pelo de rulos irisados, como de loco. Usa una camisa oscura y se ríe de mí con simpatía, con afecto, con una malicia hermosa, echando la cabeza hacia atrás. Me dice: “Sí, sí, te voy a decir todo, te voy a decir todo”, estirando la “o” como quien le habla a alguien muy joven o muy tonto, y dibujando un círculo amplio con las manos. Sé que se burla buenamente de mí y me siento feliz por esa complicidad. Empieza a decirme cosas que anoto. Son cosas importantes sobre la escritura, sobre la vida de escritor, y en el sueño comienzo a estar segura de que no estoy soñando, de que Piglia está realmente allí, hablando conmigo. Entonces noto que empiezo a llorar unas lágrimas gélidas que me queman la cara. Me despierto confusa y me doy cuenta, con espanto, de que no recuerdo una sola palabra de todas las que anoté, que a mi alrededor está, simplemente, mi cuarto. Trato, como un náufrago inverso, de hundirme en el sueño, de volver allí, de recuperar lo que Piglia me dijo porque estoy segura de que me dio la clave, el secreto de todo. Pero sólo escucho su risa en todas partes, y la sigo escuchando hasta que me duermo. Una risa gozosa que me recuerda que siempre estamos solos. Nunca abandonados.

Julian Barnes en el libro Niveles de Vida que relata los avatares de las relaciones de pareja, truncadas a veces de forma temprana o bien a lo largo de muchos años de convivencia tras la muerte de uno de los miembros de la misma. El libro empieza diciendo “Juntas dos cosas que no se habían juntado antes. Y el mundo cambia. La gente quizá no lo advierta en el momento, pero no importa. El mundo ha cambiado, no obstante” y termina reflexionando sobre el duelo de la pareja. En el tercer y último capítulo el narrador cuenta sobre los sueños en los que parece su pareja fallecida tras casi treinta años de matrimonio:

 “Al principio, improbablemente (Pero ¿desde cuándo la probabilidad ha intervenido en todo esto?), los sueños son más fiables, más seguros que el recuerdo. En los sueños ella llega con un aspecto y movimientos muy propios de su persona. Siempre sé que es ella; es tranquila, está divertida y contenta, y es sexy y, en consecuencia, yo también. Rápida y asiduamente el sueño adquiere una pauta. Estamos juntos, a todas luces ella goza de buena salud y entonces pienso -o más bien, puesto que es un sueño, sé- que o bien se han equivocado de diagnóstico o ella se ha recuperado milagrosamente o (como mínimo) la muerte ha sido aplazada durante varios años y nuestra vida juntos puede continuar. Esta ilusión dura un rato. Pero después pienso -o, mejor dicho, sé, porque es un sueño- que debo de estar soñando, porque en realidad ella está muerta. Despierto contento por haber tenido la ilusión, pero consternado porque la realidad le ha puesto fin; así que no intento reanudar el sueño” (pág 117).

“Algunas noches, después de apagar la luz, le recuerdo a ella que no ha aparecido en mis sueños recientes y entonces ella viene a verme a menudo (O más bien <<ella>> <<viene>>; ni por un momento pienso que todo esto no es producto de otra cosa que yo mismo). A veces en esos sueños nos besamos; siempre hay una especie de ligereza risueña en ese guión. Ella nunca me hace reproches ni me reprende, ni me induce a sentirme culpable o negligente (aunque como considero que yo mismo género esos sueños, también debo juzgarlos interesados y hasta autocomplacientes). Quizá los sueños son como son porque hay bastante remordimiento y autorreproche en la vigilia, en el tiempo vivido. Pero son siempre una fuente de consuelo. (pg. 118)

“Durante más de tres años seguí soñando con ella de la misma manera, con arreglo a la misma narrativa. Luego tuve una especie de meta-sueño que pareció poner fin a esta secuencia de labor nocturna. Y, como pasa en los buenos finales, no lo vi venir. En mi sueño estábamos juntos, hacíamos cosas juntos en un espacio abierto, éramos felices -todo a la manera a la que yo me había acostumbrado-, cuando de repente ella se daba cuenta de que no era posible y de que todo aquello tenía que ser un sueño, porque ahora ella sabía que estaba muerta” (pg. 140)

Y se pregunta el narrador “¿Debería complacerme ese sueño? Porque aquí surge la pregunta angustiosa que no tiene respuesta: ¿qué es el <<éxito>> en el duelo? ¿Reside en recordar o en olvidar? ¿En quedarte inmóvil o en seguir caminando? ¿En una combinación de ambas cosas? (…) (pg. 140).

En el magnífico relato de Irène Nemirovsky Nieve en Otoño, la anciana aya Tatiana Ivanovna relata el siguiente sueño que condensa el doble duelo por la casa que tuvieron que abandonar a causa de la revolución de Octubre del 1917 y la muerte de Yuri, uno de los jóvenes a los que crió de pequeño al igual que al padre de este y parte de la familia:

<<De repente, el sueño cambió. Se vio inmóvil ante la casa deshabitada, abierta. Era un día de otoño, a la hora en que las criadas empezaban a encender las estufas. Ella estaba abajo, de pie y sola. En el sueño, veía la casa desierta, las estancias vacías, como las había dejado, con las alfombras enrolladas y arrimadas a las paredes. Cuando subía, empujadas por la corriente de aire, todas las puertas se abrían con un ruído quejumbroso y extraño. Ella seguía avanzando, se apresuraba, como si temiera llegar tarde. Veía la hilera de inmensas habitaciones, todas abiertas y vacías, con el suelo cubierto de trozos de papel de embalar y viejas hojas de periódico que el viento agitaba.

Por fin llegaba a la habitación de los niños. Estaba vacía, como todas las demás; la camita de Andrei también había desaparecido, y Tatiana experimentaba una especie de estupor, pues recordaba haberla dejado arrimada a un rincón, con el colchón enrollado. Ante la ventana, sentado en el suelo, Yuri pálido y flaco, vestido de soldado como el último día, jugaba a las tabas con unos huesecillos viejos, como cuando era niño. Ella sabía que estaba muerto, pero, aún así, al verlo sintió tal alegría que su viejo corazón empezó a latir con una violencia casi dolorosa. Los fuerte y sordos golpes le aporreaban el pecho. Todavía le daba tiempo a verse corriendo hacia él, cruzando el polvoriento entarimado, que crujía bajo sus pies como antaño. Y en el instante en que iba a tocarlo despertó.

Era tarde. Estaba amaneciendo>>



































El duelo desde la ficción y la literatura


A través de la literatura  se conecta mediante la palabra con los recuerdos, deseos, sentimientos y afectos del complejo entramado que forma el universo personal y social. Para escribir es necesario tomar una distancia con lo que se cuenta, aunque sea en primera persona y poner en funcionamiento mediante la simbolización (la palabra) aspectos a veces reprimidos o soñados o deseados.

El proceso por el que los lectores nos identificamos con las historias contadas por el narrador a través de los personajes, incrementa la capacidad para sentir con otros (empatía) y también compartir elementos a veces disociados y no reconocidos como propios pero que forman parte del universo del ser humano.

Los autores y obras seleccionadas en este texto, se centran en el tema de la pérdida, sea real o fantaseada. La selección es personal y el criterio de inclusión es conocer y compartir mediante las experiencias contadas el mundo del duelo.

Ø Sobre el recuerdo y el paso del tiempo


Llamazares, J. La lluvia amarilla. Barcelona Ed. Seix Barral, 1988

Tamaro, S. A donde el corazón te lleve. Barcelona, Seix Barral, 1995.

Chacón, D. La voz dormida. Madrid, Santillana, 2002

Chirbes, R. La buena letra. Barcelona, Anagrama, 2002

Manganelli, G. La ciénaga definitiva ed. Siruela (2002)

Chirbes, R. En la orilla. Barcelona, Anagrama, 2013.

Aramburu, F. Patria. Madrid, Alfaguara, 2016.

Carrere, E. De vidas ajenas Barcelona, Anagrama, 2009





Ø Muerte y recuerdo de los padres



Manrique, J. Coplas a la muerte de mi padre

García Morales, A. El Sur. Barcelona. Anagrama. 1985.

Ford, R. Mi madre. In memorian. Barcelona Ed. Lumen, 1999

Kureischi, H. Mi oído en su corazón. Barcelona, Anagrama. 2004

Cohen, A. El libro de mi madre. Ed Quinteto, 2007

Naipaul, V.S. Cartas entre un padre y un hijo. Ed Debolsillo, 2008.

Barba, A. Las manos pequeñas. Barcelona, Anagrama, 2008.

Giralt Torrente, M. Tiempo de vida Barcelona, Anagrama. 2010

Facciolince, H. A. El olvido que seremos Barcelona, Seix Barral, 2009

Donoso, P. Correr un tupido velo. Madrid. Alfaguara, 2010.
Busquets, M. También esto pasará Anagrama, 2015
Chast, R. ¿Podemos hablar de algo más agradable? Traducción Rocío de la Maya. Reservoir books, 2015.


Ø Muerte de la pareja


Alighieri, D. La divina Comedia. Madrid, Alianza Editorial.
Benedetti, M. (1960). La tregua Madrid, Ed. Alfaguara, 1987.
Tabuchi, A. Sostiene Pereira. Barcelona, Ed. Anagrama 1991.
Delibes, M. Mujer de rojo con fondo gris. Barcelona, Destino 2009.
Didion, J. El año del pensamiento mágico. Madrid, Ed. Alfaguara 2005
Banville, J. El mar. Barcelona, Anagrama (2006).
Oates, J. C. Memoria de una viuda (2006). Madrid, Ed Alfaguara, 2011.
Marías, J. Los enamoramientos. Madrid, Ed. Alfaguara, 2011
Barnes. J. Niveles de vida. Barcelona, Anagrama, 2012
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Aramburu, F. Patria. Madrid, Alfaguara, 2016.
Marías, J. Berta Isla. Madrid, Alfaguara, 2017
Malmquist, T. A cada momento seguimos vivos. Traducción de Carmen Montes. Turner. 2017.


Ø Los hijos recordados


Umbral, F. Mortal y Rosa De Bolsillo, 1975.
Styron, W. La decisión de Sophie (1977). Barcelona, Randon House,2002
Martínez de Pisón, I. El fin de los buenos tiempos. Barcelona. Anagrama. 1994.
Allende, I. Paula. Barcelona. Plaza y Janés, 1994.
Tamaro, S. A donde el corazón te lleve. Barcelona, Seix Barral, 1995.
Margarit, J. Joana. Barcelona, Proa, 2002.
Munro, A. Silencio, Destino Pronto. En Escapada, Ed. RBA, 2005.
Munro, A. Dimensión. En Demasiada Felicidad. Barcelona, Lumen, 2010.
Didion, J. Noches azules. Traducción de Javier Calvo. Mondadori, 2012.
Grossman, D. Más allá del tiempo Barcelona, Lumen, 2012.
Del  Molino, S. La hora violeta Randon House, 2013.


Ø Suicidio de un hijo


Stell, D. Su luz interior. Ed. Debolsillo, 2003.
Bonnet, P. Lo que no tiene nombre. Barcelona, Ed. Anagrama, 2013.


Ø La pareja suicida

Styron, W. La decisión de Sophie. Barcelona, Randon House,1977
Wolf, L. La muerte de Virginia. Barcelona, ed. Lumen, 2012
Hughes, T. El azor en el páramo.  Poesía. Madrid. Bartleby editores. 2010


Ø Amistad y la pérdida de amigos


Romeo, F. Amarillo. Madrid, Ed. Plot, 2008.
Gándara, A. Las puertas de la noche Barcelona, Ed. Anagrama, 2012.



Ø Las despedidas a través de las notas de los suicidas de escritores del Siglo XX






Carta a Dorina de Andre Gorz (2007). Recuperado en https://sanasideas.files.wordpress.com/2013/08/andre-gorz-carta-a-dorine.pdf

           

Ø Duelos secretos

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Styron, W. La decisión de Sophie (1977). Randon House, 2002



Ø Duelos múltiples

Chacón, D. La voz dormida. Madrid, Santillana, 2002


 Referencias bibliográficas resumidas en la web

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Guerreiro, L. Érase una vez el fin. Babelia, 12-8-2014. Recuperado en

Exorcismos de demonios familiares


Selección de cuentos vinculados a duelos



§  Delibes, M. La mortaja. Madrid, Alianza Editorial Recuperado en https://ciudadseva.com/texto/la-mortaja/



§  Delibes, M. Navidad sin ambiente. Recuperado en https://ciudadseva.com/texto/navidad-sin-ambiente/



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§  García Márquez, G. El rastro de tu sangre en la nieve. En Doce cuentos peregrinos. Recuperado en


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§  Martínez de Pisón, I. Siempre hay un perro al acecho. En El fin de los Buenos tiempos, Barcelona, Anagrama 1994 (pp. 9-47).








La ciencia y la inmortalidad: Nuevas formas de elaboración de los duelos por muerte de personas queridas

La muerte es el último destino de la vida, la estación final de todos los seres mortales. Desde la antigüedad el deseo de trascender la vida mortal, de vivir eternamente, ha sido uno de los imposibles proyectos del ser humano. De ahí la necesidad de legar (recuerdos, obras artísticas, méritos, propiedades y patrimonio, escritos, etc.) que le puedan trascender y recordar, o bien trascender el “yo” en una continuidad de la vida inmaterial a través del alma (según religiones y creencias).  

Esto ha creado necesidad de rebelarse contra lo infinito y lo imposible, lema de una de las mayores protestas del Siglo XX en el mundo occidental como fue el mayo del 68 “Sé realista: pide lo imposible” y también como recientemente lo expresaba Fernando Savater:

<<Las cosas son como son, pero deben ser como queremos que sean. La auténtica rebelión es contra la necesidad y a favor de lo imposible: contra el cuerpo, contra la muerte, contra la pérdida de lo más querido…>>.

El hombre ha anhelado trascender el tiempo y se ha rebelado frente a la finitud de la vida. Evidentemente hay más tiempo que vida y vencer hoy día a la muerte física es de momento imposible, por lo que se intenta materializar de formas diversas: Para los artistas, la posibilidad de que sus obras les sobrevivan y permanezcan “vivas” es una forma de inmortalidad. A veces, son los personajes de una novela los que pasan a ser inmortales y no tanto los autores de estas. Casi todo el mundo sabe quién es El Quijote o D. Juan o Hamlet, pero no todos son capaces de relacionar estos personajes inmortales con el nombre de sus creadores. Muchas personas son capaces de reconocer una pintura de Picasso o Goya, o una escultura de Chillida o de Chirino, pero no siempre asociarlos a sus creadores. En este caso es la “marca” la que deja impronta y sobrevive en el tiempo más que el nombre de la obra o del autor. Para un político, las políticas con las que gobierna, para los estadistas y gobernantes, los legados se traducen en Leyes, derechos, bienestar social, o bien lo contario, políticas de maldad y destrucción. La historia absuelve a unos y ensalza a otros. Al revisar la historia vemos que somos la suma de muchos gobernantes, políticos, filósofos, guerreros, inventores, músicos, gentes anónimas, que nos han antecedido, algunos de ellos han trascendido y forman parte del Olimpo de lo que Stefan Zweig denominó “momentos estelares de la humanidad”. Al igual puede ocurrir con la música: el flamenco, El jazz, el tango, el fado, las músicas tradicionales que muchos son capaces de reconocer, aunque desconozcan el origen o los intérpretes de estas. Estas obras, alguna de ellas Patrimonio inmaterial de la Humanidad, son asimiladas por un gran número de personas y conocidas como clásicas, eternas, inmortales.

Nos podemos preguntar ¿hasta qué punto la tecnología y la robótica ayuda a resolver los procesos de duelo, creando una especie de duelos que se eternizan y no terminan de cerrarse a través de un “como si” las personas fuesen inmortales y no finitas?

La tecnología actual nos conduce a un espacio donde la virtualidad se llega a confundir con la realidad. Hasta qué punto esto implica revisar los paradigmas de la Psicología debido al desarrollo exponencial actual y futuro de la inteligencia artificial y la robótica. Los mecanismos psicológicos que se ponen en funcionamiento en los procesos de duelo por la implantación de las nuevas tecnologías en nuestras vidas, han de ser revisados en algunos casos.

La Ciencia Ficción forma parte de nuestro presente y la ciencia ha dejado de ser ficción porque ya forma parte de la realidad. Por poner un ejemplo, la presencia de hologramas de personajes famosos en conciertos y encuentros como homenajes a los mismos ¿Sustituye el holograma a la persona desaparecida? ¿Esta presencia virtual permite que se elabore el duelo de forma distinta? ¿Esa alucinación colectiva compartida no está enfrentada a los principios de realidad sobre los que nos hemos basado para diferenciar entre fantasía y realidad y por consiguiente como variables para medir el grado de realidad de las personas? Otros ejemplos: la presencia de numerosas páginas web que hacen referencia a cementerios virtuales, como forma de mantener el recuerdo de las personas fallecidas siempre presente ¿Ayuda a cerrar los duelos o todo lo contrario los mantiene siempre abiertos? Algunas de estas páginas como http://eterni.me/ en cuya página de inicio se explicita y pregunta “¿Quién quiere vivir para siempre?” y nos invita a conservar “tus pensamientos, historias y recuerdos más importantes para la eternidad”. O los enterramientos espaciales que lleva a cabo desde hace más de 20 años la empresa aeroespacial Celestis, situando a más de 3000 km de la tierra pequeñas cápsulas con minúsculas partículas de las personas muertas previamente incineradas que van a girar sobre el espacio durante miles de años de forma casi eterna. De esta forma se cumple para muchos el deseo de que los cuerpos (incinerados) vivan una vida eterna flotando en el espacio, sin posibilidad de descomposición.

 Mediante la creación de “bots” como formas de mantener el vínculo con personas que han fallecido y que en algunas series de “ciencia ficción” como Black Mirror acercan tanto la mente del deudo con la persona fallecida que ya no es fácil separar y diferenciar el recuerdo de la presencia real de la persona fallecida. Esta presencia de cuasi avatares a través de la montaña de pensamientos, creencias, hechos, gustos y elecciones ideológicas, mediante empresas que comercian con esos datos como ha ocurrido recientemente con el “robo” de datos de más de 50 millones de usuarios de Facebook para ser utilizados a favor de las elecciones políticas por no hablar de la competencia comercial de esos datos. O mediante la utilización en los móviles de un software de fábrica en los modelos Android que recoge incluso las conversaciones de los usuarios aunque estén apagados así como todas las conversaciones que se realicen por medio de los whatsap, aplicaciones y redes sociales.

Otra forma de mantener vivo a la persona muerta es mediante el uso de la ciencia para dar continuidad a la descendencia genética, como ha ocurrido en Gran Bretaña, donde un matrimonio extrajo semen de su único hijo fallecido (sin el consentimiento de éste) en accidente de moto, inseminado en una gestación subrogada en USA, ya que las leyes británicas no permiten ese tipo de gestación sin el consentimiento de la persona fallecida. El descendiente, nieto de este matrimonio, tiene en la actualidad 3 años. ¿Cuál será el vínculo de los abuelos con este nieto? ¿Reproduce al hijo fallecido? Estas son algunas de las preguntas que nos planteamos al leer noticias de este tipo en la actualidad.

En la última década cada vez hay más personas que someten a sus cuerpos a un proceso de criogenización, con la esperanza de resucitar en el futuro. En USA hay empresas que por 150000 $ mantienen el cuerpo congelado. En Rusia y en otros países también se está poniendo de moda congelar el cuerpo entero o bien solo el cerebro. Esta práctica que persigue negar la muerte y renacer, llevar a cabo el sueño de la inmortalidad ¿será posible en el futuro? De momento estas prácticas no permiten que la vida contradiga su esencia: todo lo que está vivo muere, más pronto o tarde y para eso debemos estar preparados en vida.

El deseo de inmortalidad ha formado parte del ser humano desde los orígenes. De alguna manera el objetivo de la ciencia es superar a la muerte. Como también ha dado lugar al animismo y las religiones (monoteístas y politeístas). La filosofía también se ha centrado las preguntas esenciales del ser humano y en preguntarnos en el sentido de nuestras vidas sabiendo que somos pequeña hebras de vida en el Tiempo del Universo.

Posiblemente el Poema de Gilgamesh, es considerado la obra literaria más antigua del mundo. En este Poema, datado en el año 2500 a.c. y escrito en tablas de arcilla encontradas en Uruk (en la Mesopotamia cerca del Éufrates) se cuenta las aventuras de Gilgamesh junto a su amigo Enkidu y su búsqueda de la inmortalidad tras la muerte de este. En esta larga Epopeya se desarrolla el concepto de inmortalidad  y de la importancia que tenía este anhelo de los hombres y el reconocimiento de que solo los dioses son inmortales y los humanos, creaciones de los mismos: aunque la deseen nunca podrán alcanzarla.

"Cuando los dioses crearon a los hombres

decretaron que estaban destinados a morir,

y han conservado la inmortalidad en sus manos." (columna III)

  En la mitología tanto griego-romana como en la cristiana, y en los poemas y escritos tanto de la época clásica como medievales el ser humano ha deseado llegar a la inmortalidad, aunque a ella solo puedan haber accedido los dioses colocados en un lugar del deseo y fuera del tiempo al que está abocado el ser humano.

La ciencia actual está en los albores de crear los primeros seres inmortales e incluso ya se ha puesto fecha para que algunos seres humanos puedan “alcanzar la inmortalidad”: el 2045. Los primeros avatares ya están programándose y en las próximas décadas se considera posible tener cuerpos en los que las células nunca mueran. Evidentemente solo son algunos cuerpos entregados a la ciencia, pero esto se convertirá en moda en el futuro no lejano. Como decía Mafalda hace algunos años “el futuro ya no es lo que era” por lo que tanto los procesos de duelo y las concepciones sobre la vida que perdemos y las vidas que se van perdiendo a nuestro alrededor implicarán nuevas concepciones y nuevos esquemas cognitivos.

Las redes sociales no solo reflejan la realidad que dan sentido a las mismas, sino cada vez se convierten en depositarios de los recuerdos de las personas, también de aquellas que dejan de estar en el mundo de los vivos. Fotos, archivos de audio, contenidos de tuits, mensajes de whatsap, se suman a los objetos personales sobre los que los deudos también deben saber qué hacer con ellos: mantenerlos, archivarlos o mantenerlos abiertos como forma de relación permanente con la persona fallecida.

Esta realidad mediatizada por la evolución tecnológica forma parte de nuestras vidas y debemos saber poco a poco cómo integrarla en nuestros esquemas de funcionamiento ya sean intelectuales y/o afectivos.


El duelo en el mundo animal

¿Sienten los animales la muerte? ¿Tienen una representación de la muerte que permita diferenciar la muerte y la vida? ¿Hasta qué punto las conductas que manifiestan algunas especies de animales ante la presencia de la muerte de sus congéneres o de humanos con los que conviven expresan este reconocimiento?

Se han hecho numerosos registros de conductas de distintas especies de animales donde se estudia los diferentes comportamientos que tienen cuando se produce la muerte.

Por ejemplo, los comportamientos de las madres chimpancés y gorilas cuando fallece una cría: pueden estar días e incluso semanas portándolas de un lado a otro, aunque ponga en riesgo su propia salud, dejando de comer y llevando el cuerpo en casi descomposición. Jane Goodall, que estudió durante varias décadas los chimpancés de Gombe (Tanzania), describe varios casos de hembras que permanecieron junto a sus crías muertas y que incluso transportaron sus cadáveres durante varios días e incluso meses. Este comportamiento también se observó en algunas especies de primates del nuevo mundo. También se han registrado conductas semejantes a los enterramientos que realizamos los humanos con nuestros muertos, depositando los cadáveres en pequeñas fosas y rellenando de hojas y palos las sepulturas para tapar el cadáver.

Las jirafas es otra de esas especies de mamíferos que muestran evidentes signos de interés tras la pérdida de un ser querido. El estudio de sus conductas ante la muerte muestran que el miembro más cercano se mantiene cerca de la jirafa muerta durante días, de rodillas como si estuvieran comiendo o bebiendo, en soledad acompañando al cadáver durante días.

Entre las especies de pájaros, se han registrados cantos cuando se produce la muerte rodeando a un congénere muerto de forma semejante a las plañideras de los humanos, realizando un círculo sobre el mismo e impidiendo que se acerquen otros animales o humanos al mismo. El primero que describió el comportamiento de los córvidos ante un pariente muerto fue Konrad Lorenz, que en su libro "Hablaba con las bestias, los peces y los pájaros", publicado en 1962, comentó que las grajillas (Corvus monedula) reconocían a sus congéneres muertos e incluso reaccionaban agresivamente ante una persona que llevara un trapo negro en la mano que les recordara a uno de ellos.

Entre los delfines, cuando muere una cría la madre nada junto a él, evitando que caiga al fondo del mar e intentando con sobresfuerzos considerables que se mantenga a flote, así durante días en una ceremonia de acompañamiento.

Algunas investigaciones hechas con elefantes como la de  Cynthia Moss, que ha investigado durante varias décadas la estructura familiar de los elefantes africanos,  reconocen a sus parientes muertos, aunque solo puedan acceder a sus huesos. En una ocasión, esta investigadora observó como un grupo de elefantes pasó al lado de un montón de mandíbulas que habían sido recogidas para su análisis. Toda la manada se detuvo y empezó a tocarlas con su trompa para luego seguir su camino, pero uno de ellos, de 8 años de edad, permaneció manipulando una de ellas durante varios minutos cuando el resto ya se había marchado. La mandíbula era la de su madre que había muerto hacía varios años.
Barbara J King, catedrática emérita de Antropología del College of William and Mary (Estados Unidos) asegura que en muchos animales se producen respuestas ante los parientes muertos que solo podrían ser interpretadas como "duelo" (King, 2013). Incluso Charles Darwin en su libro "La expresión de emociones en el hombre y los animales" describía las coincidencias en algunos gestos faciales entre humanos de distintas etnias y culturas y algunos animales, e incluía también las manifestaciones de “luto” entre ellas.

Entre los animales que llevan más tiempo en contacto con los humanos ya sean en labores de ayuda en la siembra (vacas, bueyes, caballos), como medio de transporte y labores de guerra (caballos, burros, mulas) o como animales de compañía, mascotas como el perro y el gato,  es interesante analizar si el duelo que realizan cuando su dueño muere es distintos al de otros animales que se mantienen en estado salvaje y alejados por consiguiente del contacto humano.
Voy a centrarme en la peculiaridad del duelo entre las mascotas perros y gatos cuando muere su dueño. Hace unos días se conoció la muerte de “Capitán” un perro que permaneció 11 años en la tumba de su dueño. Cada día a las 6 de la tarde se recostaba en la misma sin querer ocupar otras viviendas que los familiares del dueño le han ido ofreciendo. O el del perro japonés llamado Hachiko. que todos los días y a la misma hora iba a la estación de tren a esperar a su amo, tras haber fallecido. Así lo hizo durante diez años, hasta que él mismo murió. Hachiko tiene una estatua en Japón, donde es conocido como "el perro fiel".  Estas historias de fidelidad de perro a las costumbres mantenidas con sus amos nos reafirman en los estrechos lazos que los animales tienen con los humanos y los intensos sentimientos manifiestan, como la tristeza y la desgana, que en algunos casos serían identificables a una sintomatología depresiva y que les pueden conducir a la muerte como forma de identificación con sus “amos”.


Referencias

- Anderson (2016) What is comparative thanatology? Current Biology 26, R543–R576
- Darwin, C (1972) The Expression of the Emotions in Man and Animals. London: John Murray.
- King, BJ (2013) How animals grieve. Chicago Press Books.


La maison en petits cubes (C). 2008. Director : Kunio Kato


Un anciano vive en una ciudad casi inundada; así que continuamente debe construir una planta más sobre su apartamento debido al incesante crecimiento del nivel del agua. Al realizar la última mudanza, se le cae su preciada pipa y decide bajar a rescatarla. Cuando logra recuperarla, inicia un viaje retrospectivo a través de los mejores momentos de su vida. (FILMAFFINITY)
Comentario: película de animación, japonesa, que cuenta el día a día de un anciano que vive en lo alto de un edificio al que tiene que añadir cada vez más alturas para que no sea inundado. Casi un vecino aislado por la vejez de la propia sociedad y los peligros que supone vivir solo y seguir luchando para que al agua (la vida) no inunde su propia vida y poder seguir viviendo. La vida como un combate.
Y en un momento al anciano se le cae la pipa al fondo (al principio) del edificio. Se pone una escafandra de buzo para recogerla y en la medida que va bajando va recordando distintos episodios de su vida.
Muy buena para reflexionar sobre vida como un recuerdo, pero el presente para un anciano también es luchar por la vida, si quiere seguir viviendo.


Dublineses (1987) 




Sínopsis:  "El día de la Epifanía de 1904 está a punto de empezar una de las fiestas más concurridas de Dublín, la de las señoritas Morkan. Entre los invitados se encuentra Gabriel Conroy, sobrino de las anfitrionas y marido de la hermosa Gretta. Esa noche, los invitados disfrutan de una magnífica velada. Gabriel, muy enamorado de su esposa, observa su emoción cuando suena una antigua canción de amor. De vuelta a casa, Gretta le confiesa un secreto: aquella canción le ha traído a la memoria el recuerdo de un amor de juventud, que se vio truncado por la muerte del amado". (FILMAFFINITY)
Película basada en el relato de James Joyce y dirigida por John Huston en 1987.

-Pero como todo –Continuó Gabriel, su voz cobrando una entonación más suave-, siempre hay en reuniones como ésta pensamientos tristes que vendrán a nuestra mente: recuerdos del pasado, de nuestra juventud, de los cambios, de esas caras ausentes que echamos de menos esta noche. Nuestro paso por la vida está cubierto de tales memorias dolorosas: y si fuéramos a cavilar sobre las mismas, no tendríamos ánimo para continuar valerosos nuestra vida cotidiana entre los seres vivientes. Tenemos todos deberes vivos y vivos afectos que reclaman, y con razón reclaman, nuestro esfuerzo más constante y tenaz.

(…)

“Uno a uno se iban convirtiendo ambos en sombras. Mejor pasar audaz al otro mundo en el apogeo de una pasión que marchitarse consumido funestamente por la vida. Pensó cómo la mujer que descansaba a su lado había evocado en su corazón, durante años, la imagen de los ojos de su amante el día que él le dijo que no quería seguir vivo”


(J. Joyce, Los muertos. En Dublineses, Barcelona, Ed. Lumen (2ª ed.), 1976. Pp.: 212)

El duelo es una elaboración individual, de puertas para adentro principalmente, interna, de re-construcción del mundo interno (que incluye nuevos constructos, nuevas cogniciones, nuevos sentimientos, etc.) y de adaptación también a las exigencias externas de la vida.

Lo que diferencia este tipo de duelos “callados”, que algunos pacientes traen a la consulta enmascarados en otros síntomas o a veces muy perdidos en la memoria, y que salen de forma reconfortante como el secreto guardado, vergonzosamente escondido en el diván de la memoria.

En la novela de muchos pacientes siempre hay historias escondidas pero también conscientemente escondidas como una última prueba de lealtad frente al objeto perdido.

Los duelos secretos, pueden dar lugar a duelos complicados cuando condicionan la capacidad de ajuste del doliente en relación a su desempeño en la vida, o bien permanecer como un compartimento estanco, separado del resto del funcionamiento del doliente que puede ser adaptado a las exigencias y responsabilidades de la vida.

En el análisis de la película Dublineses, el recuerdo de forma intensa de un amor del pasado, que fallece en circunstancias donde la culpa persecutoria es manifiesta, no ha condicionado el funcionamiento de la doliente en su funcionamiento en la vida. Es un momento de recuerdo “momento de duelo” necesario cuando recordamos cosas que han sido importantes en la vida.

El duelo es un duelo secreto, que ha permanecido momificado, sin que influya negativamente en la vida del doliente.

El doliente parece encontrarse en el momento actual en una fase de aceptación/depresión, aunque a través del recuerdo a revivido sentimientos muy intensos relacionados con la persona fallecida pero que suponemos que en momentos posteriores puedan ser resueltos y volver a la normalidad.

 

Amor. De M. Haneke (2012).


Georges y Anne, dos ancianos de ochenta años, son profesores de música clásica jubilados que viven en París. Su hija, que también se dedica a la música, vive en Londres con su marido. Cuando, un día, Anne sufre un infarto que le paraliza un costado, el amor que ha unido a la pareja durante tantos años se verá puesto a prueba. (FILMAFFINITY)

En esta película Haneke nos muestra de forma directa y sin contemplaciones los siguientes temas para que los espectadores (y actores de nuestras vidas) podamos reflexionar:

1º) La decadencia física que irrumpe de forma violenta a través de una enfermedad insidiosa como las consecuencias de un ictus. ¿Se puede proteger los derechos y deseos  y últimas voluntades de la persona enferma?

2º) Los cuidados hacia la persona enferma por parte de la familia (y de la sociedad).

3º) ¿Hasta dónde llega el vínculo del Amor cuando se llega a una situación límite donde el cuidado del otro ya es de dedicación plena?

4º) ¿Cómo actuaríamos cada uno de nosotros en relación con el Otro en una situación semejante?

5º) Qué tipo de duelo llevan a cabo Anne sobre su progresivo deterioro, Georges (marido) y Eva (hija)

Ya desde el inicio de la película donde el director revierte el plano y los espectadores de un concierto son los actores del mismo, nos confronta muy directamente con la narración de estos temas, tratados desde un minimalismo y seleccionando escenas del día a día de la vida de una pareja en las semanas últimas de sus vidas.

Nos muestra inicialmente la cotidianidad en el día a día de dos jubilados. La comida sobre todo, el fregar los platos, las costumbres (ponerse las zapatillas nada más llegar a casa, los comentarios, el pasado, etc.), las rutinas de la convivencia.

La película nos va mostrando el proceso de deterioro físico de Anne, una anciana profesora de música al igual que su marido George, tras sufrir un ataque cerebral (ictus). Tras someterse a una intervención quirúrgica vuelve a casa con una hemiplejia izquierda del cuerpo que la va convirtiendo en una persona cada vez más dependiente. Nos narra el deterioro producido por la enfermedad. Cómo ella va poco a poco desenganchándose de aquello que le daba placer en su día a día (al principio quiere leer un libro sobre el director de orquesta Hannoncourt, luego ya ni puede escuchar música). Esta es una de las claves de la peli, como él va acomodándose al deterioro de ella, cuidándola hasta asfixiarla ¿acaso hay otro final posible?

Ambientada en un piso de Paris, con paredes desconchadas, en un proceso de deterioro acorde con la historia que se está contando, puertas que han perdido el original marfil y aparecen de color sepia, como las paredes. Aun así permanece la madera del despacho y la música y el piano que ya casi nunca suena. La música de Bethoven, Schubert y Bach acompañan toda la película

Hace una reflexión sobre la empatía, el cuidado, que se sobreentiende en una pareja que llevan toda la vida juntos y se quieren.

Presenta el pasado común, a través de la relación con la hija y en la visita de su antiguo alumno (Alexandre). Ella se interesa por el álbum de fotografías. La mira, las toca, cada vez el pasado también está más lejano.

Cada vez más George entiende que el cuidado hacia ella es su responsabilidad, además quiere ser fiel a la promesa que le hizo a ella de que no la llevaría al hospital, cuando ella se lo pidió. Es un esfuerzo hercúleo luchar para mantener viva la relación entre ellos, entretener con historias de la infancia, el paso a dos, cuando Georges ayuda a Anne a caminar por el piso. Haciendo lo imposible de hecho un momento antes de ahogarla, la calma acariciando su mano y contando recuerdos de su infancia cuando él tenía 10 años. Ella se calmó de su dolor y el decidió tras verla plácidamente descansar terminar de una vez ¿Ultimo acto de Amor?

Es una película para que reflexionemos sobre la enfermedad, la despedida y la muerte. Inicialmente ella intenta adaptase a los límites impuestos por la enfermedad (lee, se interesa por la música, ve fotos, recibe a su antiguo alumno, maneja la silla de ruedas, etc.). Pero las limitaciones físicas también la van limitando en sus recursos adaptativos y se va retirando poco a poco de todo lo que tiene que ver con la vida social y familiar, excepto de su marido. Este decide ser el único cuidador principal de ella, tras hacer un intento de cuidado por parte de enfermeras especializadas siempre en el domicilio. ¿Es esta decisión correcta? Evidentemente en nuestras sociedades existen equipos de cuidados paliativos y formas de cuidado de personas con limitaciones físicas y psíquicas. Son ellos los que deciden y apuestan por una salida común, en una relación de pareja muy fusional, que descarta los cuidados externos. Es una decisión que les conduce a la muerte, quizás lo que el director nos quiere mostrar como una solución a una relación amorosa tan estrecha. Poco a poco Anne se va rebelando y expresando sus deseos de muerte (negándose a comer y beber). A George este mensaje aunque se rebela inicialmente lo entiende como la única salida: la eutanasia activa que también le va a arrastra a él a la muerte.

Una vez fallecida, sale a comprar varios ramos de margaritas, que separa la flor del tallo y las lava en la cocina y las coloca sobre el cadáver de ella una vez que elige un traje.

Realiza un rito de purificación, cierra la puerta con cinta aislante y se dedica a escribir una larga carta de despedida en la que suponemos que le lleva varios días por la apariencia de su rostro de no afeitarse en varios días. Le cuenta en la carta entre otras cosas que ha entrado una paloma a través del patio y que la ha atrapado (en la escena con parsimonia hasta que logra echarle una manta por encia y posteriormente la abraza). Suponemos que tras este tiempo de duelo, ya puede despedirse de ella y en la película esto se traduce en la secuencia en la que oye ruido en la cocina y la encuentra arreglada lavando platos (una escena cotidiana de la película). Ella le dice que se ponga los zapatos para salir y ambos salen de la casa (del escenario) para despedirse esta vez para siempre (juntos).



SIMBOLOGIA PALOMA

https://totemanimal.org/2013/05/09/paloma-totem/

Rituales de despedida en la terapia del duelo (1991). Cuadernos de terapia familiar.

http://www.onnovdhart.nl/articles/Rituales_91.pdf

Rituales de despedida con petalos de flores

https://www.galaazul.cat/es/blog/30-despedir-a-un-ser-querido-con-flores.html

 

 JULIETA (2016) Director:  P. Almodóvar (2016)




Sinopsis: Cuando Julieta está a punto de abandonar Madrid para irse a vivir a Portugal, se encuentra por casualidad con Bea, una antigua amiga de su hija Antía, de la que no sabe nada desde hace años. Bea le cuenta que vio a Antía en el lago Como, en Italia, y que tiene 3 hijos. Aturdida por la noticia, Julieta cancela su viaje a Portugal, y decide escribir sobre su hija, desde el día en que conoció a su padre durante un viaje en tren. Adaptación de los relatos "Destino", "Pronto" y "Silencio", de la Premio Nobel de literatura canadiense Alice Munro. Una historia de mujeres sobre el dolor, la culpa y la pérdida. (FILMAFFINITY)



Julieta mujer de mediana edad, profesora de latín y griego, vive en Madrid y está a punto de desplazarse a Portugal a vivir con su actual pareja. Nada sabemos sobre su pasado y podemos intuir que vive un presente sin demasiados conflictos, cuando se encuentra en la calle por casualidad con una antigua amiga de su hija Antía. Le cuenta que sabe algo de su hija, que vive cerca del Lago de Como en Italia y que está bien y tiene 3 hijos. Este encuentro reactiva los recuerdos de su hija y decide escribirle una larga carta de recuerdos de su vida pasada.

Aquí empieza la historia de la película. El director da un salto de casi 30 años en el tiempo en el que Julieta conoce a su futuro marido en el viaje en tren con destino al Norte de Europa. Este primer encuentro está empañado con un presentimiento y la constatación de que la realidad se impone al mismo: Julieta coincide en su vagón con un hombre de mediana edad, extraño, que quiere hablar con ella pero ella no está en disposición de hablar con él. Primer encuentro que inconscientemente vincula con la premonición de que algo extraño puede pasar. Y así ocurre, ella va a tomar algo al Bar y allí conoce a un chico con quien enseguida se sienten atraídos y establecen una conversación entretenida y comprometida. Este primer encuentro está teñido de muerte: se oye un golpe y el tren se detiene bruscamente. Un ciervo (símbolo del amor) que pasaba por el campo es posiblemente atropellado, pero Julieta tiene la intuición de que el compañero de departamento ha podido morir. Así es y puede ver como lo retiran de la vía del tren. Esa noche tiene el primer encuentro amoroso en el tren y a partir de ahí la historia trascurre el la evolución de  la pareja ya instalados en la casa de él en un pueblo costero de Galicia. El vive de la pesca y aparecen algunos signos que van descubriendo la vida cotidiana entre ellos. La sirvienta intenta trasmitirle que cuando ella se aleja él vuelve a mantener relaciones con una antigua amiga, y de nuevo los presentimientos y otras historias que se entrecruzan: la vida de su padres, con una madre que inicia un cuadro de demencia y el padre que le va arrinconando cada vez más. Julieta intuye que el padre ya no quiere a la madre y de hecho hace pareja con la cuidadora de la madre. Esto da un nuevo sentido de pérdida en su vida y al volver a su casa ya sabe que su marido ha estado manteniendo relaciones con su antigua amiga a la vez consejera y amiga de Julieta en su taller de cerámica.

Tras una discusión el marido sale a pescar y ya no vuelve. Nadie ha podido despedirse y de esa no despedida se fragua el futuro de Julieta y de su hija. Cuando Julieta emigra a Madrid con su hija adolescente es ésta quien tiene que cuidar a su madre, muy deprimida y afectada por la muerte de su marido. Antía se separa cada vez más de ella hasta el punto de que la muerte del padre y del esposo de Julieta les separa cada vez más hasta que esta separación se hace definitiva cuando ya adolescente y al terminar el Bachillerato decide irse a un encuentro/campamento de meditación en la montaña y de ahí al silencio entre ellas.

Por qué esta reacción entre ellas, de la hija que culpa a la madre de no haber dicho que el padre había fallecido tras una discusión entre ellos y de la cual sale a pescar y ya no vuelve.

Por qué Julieta decide ya no irse a Portugal a vivir y se recluye en un silencio que habla a través de sus cartas y de la escritura. Misterios de la vida, de la feminidad, de la soledad, del silencio. Y del dolor silenciado y no elaborado por la muerte de su marido y la ausencia de su hija.

El azar (el destino) de nuevo vuelve con fuerza y tiene conocimiento a través Bea (amiga de su hija) que el hijo mayor ha muerto ahogado (al igual que el padre). Un destino que esta vez no quiere dejar escapar y quiere compartir con su hija en ese final interrumpido en ese viaje…que posiblemente le lleva a compartir con su hija lo que el silencio ha impedido durante muchos años.

Julieta y el duelo:

La película trascurre en una sucesión de duelos no elaborados por casi ninguno de los personajes. Julieta silencia su duelo tras un periodo de profunda tristeza y reacción depresiva tras la muerte de su marido. Pero esto se encadena también en la reacción de su hija Antía por la muerte de su padre: en vez de compartir con su madre la ausencia del padre, primero tiene que cuidar de la madre (identificándose con ella) y después “actúa” a través de la amistad estrecha con una amiga del colegio (su alter ego) y posteriormente a través de una fuga de casa que pone distancia con la madre y posiblemente con el encaje de su vida a través de la ausencia del padre (y los motivos que dieron lugar a su muerte: cuando ella estaba en un campamento, propiciado por la madre para poder ella “resolver” los conflictos con el marido). El destino y el silencio las sitúa en un mismo plano de no resolución del duelo. Pero el azar también va a permitir y dar una segunda oportunidad para resolver en Julieta los duelos no elaborados: decide “contar” a su hija su pasado con ella, sus sentimientos silenciados, aunque se a través de cartas sin respuestas en forma de diario. Recordando, con dolor para superar ese pasado doloroso.

Y por ahí va la película en el sentido de que aunque las perdidas sean duras (Y Antía también pierde  a su hijo mayor ahogado) si no se silencian y se comparten el duelo con las personas cercanas siempre va ser más fácil superarlos.

 TRUMAN (2015)




Directo: 

 Sinopsis: Julián y Tomás, dos amigos de la infancia que han llegado a la madurez, se reúnen después de muchos años y pasan juntos unos días inolvidables, sobre todo porque éste será su último encuentro, su despedida. (FILMAFFINITY)
Película entre “amigos” que hace tiempo que no se veían. Tomás y Julián. Amigos de la infancia, separados en dos continentes, uno en Toronto donde trabaja de profesor de robótica, el otro actor en Madrid, originario de Argentina y aquí se quedó.
La película narra el rencuentro de estos dos amigos: Julian viene de Toronto porque sabe que su amigo está en fase terminal de un cáncer. Con billete de ida y vuelta en un periodo de 4 días. Viene a consentir a su amigo. Este le lleva a los lugares necesarios que supone una despedida de su vida cotidiana: el oncólogo que comparte la idea que nada ya puede curar el cáncer, el veterinario que se ha ocupado de su fiel perro Truman a quién pide orientación sobre donde buscar una familia de acogida, los amigos del teatro donde trabaja, su hermana que le cuida pero sabe que poco puede hacer, un mundo demasiado cerrado y en el que Tomás cree que ya nada queda y que todos parecen que se han ido separando de forma paulatina. Cuando va reconociendo que las personas de su entorno se alejan como se alejan de alguien que va a morir y no saben qué decir.
Truman, el perro es el eje de la película. Busca dos hogares para que lo adopten y al final ninguno es suficientemente bueno como para dejarlo. Condensa sus sentimientos hacia la pérdida de un vínculo que le sobrevivirá.
También su hijo que vive en Amsterdan y al que van a comer con él para celebrar su cumpleaños y decirle que se va a morir en pocas semanas. Es incapaz de decirlo, pero el hijo le da un abrazo al final que denota que algo sabe. Una relación difícil entre ellos.
El amigo Julián es el acompañante, la sombra ante todas estas despedidas que toda persona debe hacer en vida antes de morirse.
Al final es el amigo que se vuelve a Toronto con Truman. Final que da continuidad al amigo que va a morir.
Buena película. Ritmo muy aceptable y excelente interpretación de Ricardo Darín y Javier Cámara

El Hombre de arena. E.T.A Hofman.

Publicado en 1817 en los Cuentos nocturnos, es el relato más representativo del autor del Romanticismo negro a lo largo del Siglo XIX.

El cuento fantástico de ETA Hoffman refleja una elaboración psicótica del duelo por la muerte del padre del protagonista Nathaniel, ocurrida en su infancia.
Algunos elementos simbólicos que aparecen en el mismo como Arrancamiento de ojos: puede expresar lo que no puede ver (Castración/muerte del padre). En vez de simbolizarla, la actúa a nivel psicótico, lo que le crea una culpa persecutoria y la proyección de la misma con objetos bizarros y delirios y alucinaciones, de tipo persecutorio y paranoide

La locura y la muerte (suicidio) es el recurso final que da el autor a la imposibilidad de resolver el duelo por el padre.

ANALISIS DEL DUELO EN LA CREACION LITERARIA: “Dimensiones” de Alice Munro (En Demasiada Felicidad, 2009)


ü  Enlaces web:

*      Biografía y obras. Web  de la Academia Sueca de los Nobel


*      “Dimensiones” en Demasiada Felicidad (2009)


Cuento excelente en el que aparece el tema de la relación afectiva patológica entre dos personajes Lloyd y la protagonista. Una historia de maltrato cruda desde el inicio entre una adolescente de 17 años y un chico con algunos años menos que la madre de ella con la que establece una amistad cuando ella estuvo ingresada las semanas antes de morir y él trabajaba de celador. Ambos compartieron un pasado de hippie y al morir su madre ella empieza una relación con él. Tienen tres hijos: Sascha, Beat y Dimitri.
Desde un primer momento él evita que ella conozca a otras personas, las critica, expresa celos por todos aquellos con los que ella se relaciona y especialmente con Sheyla, una vecina que lleva a los niños de ella al colegio y comparten algunos ratos.
En el momento que ella se opone por primera vez a él y se marcha de casa, huyendo de él y aparece en casa de su amiga llorando, el cuento cambia drásticamente: LLoy mata a los tres hijos y espera en la puerta de su casa sentado a que vuelva ella al día siguiente. Entra en la casa y encuentra a los tres hijos muertos.
El ingresa en el departamento de enfermos mentales de una prisión con diagnóstico de delirio psicótico. Ella cambia de ciudad y trabaja en la limpieza de un hotel. Sin cuidarse, sin maquillarse. Va pasando el tiempo. Las dos primeras veces que ella va verle él  no quiere recibirla pero a partir de la tercera vez las visitas se amplían y él le cuenta cosas a ella que le sorprende: le cuenta y le escribe a su trabajo una larga carta en la que reconoce su Maldad, el asesinato de sus hijos pero sin dar un motivo ni exculparla a ella por “Haber abandonado un día a tus hijos: los maté para que no sufrieran por ese motivo”. Dice que puede sentir y ver a sus hijos en otra Dimensión. Ahora es ella la que se queda enganchada a él de nuevo por este motivo para estar de nuevo cerca de sus hijos, verles crecer, entre la “locura” de él y el deseo de ella de poder estar cerca de ellos.
Otro aspecto importante es la relación que establece con la terapeuta que no le sirve para avanzar en el duelo por los hijos.
Al final del cuento cuando viaja en dirección al Centro de internamiento en el autobús recorriendo los 150 kilómetros de distancia hay un accidente en el que un chico sale disparado del coche en el que vuelca. Ella se acerca y le reanima, le salva la vida.
Deja el cuento abierto sin saber si ella seguirá viéndole a él o no.
Critica: Muy buen cuento en el que se analiza la relación patológica entre dos personas, el duelo por el asesinato por parte del padre de sus tres hijos y la continuidad de la relación entre ellos. 




Manchester frente al mar. Manchester by the Sea. USA (2016). 
Sinopsis: Lee Chandler (Casey Affleck) es un solitario encargado de mantenimiento de edificios de Boston que se ve obligado a regresar a su pequeño pueblo natal tras enterarse de que su hermano Joe ha fallecido. Allí se encuentra con su sobrino de 16 años, del que tendrá que hacerse cargo. De pronto, Lee se verá obligado a enfrentarse a un pasado trágico que le llevó a separarse de su esposa Randi (Michelle Williams) y de la comunidad en la que nació y creció. (FILMAFFINITY)
Película dirigida por Kenneth Lonergan y protagonizada por: Casey Affleck, Michelle Williams, Kyle Chandler, Lucas Hedges, Tate Donovan, Erica McDermott, Matthew Broderick, Gretchen Mol, Kara Hayward, Susan Pourfar, Christian J. Mallen, Frankie Imbergamo, Shawn Fitzgibbon, Richard Donelly, Mark Burzenski, Mary Mallen
Película dura y valiente en la que nos narra las consecuencias de acontecimientos graves en la vida de los protagonistas, casi siempre relacionados con la dificultad de elaborar duelos.
Centrada en el personaje de Lee Chandler que vive en Boston trabajando en una empresa de mantenimiento de varias fincas. Nada sabemos de él al principio, sí que es una persona solitaria, que vive solo y que le cuesta establecer vínculos en general con su entorno. Además de reparar problemas domésticos en las viviendas (atrancos de wáteres, poner lámparas, etc.) tiene que escuchar lo que los clientes le cuentan de sus vidas y a veces contenerse de los malos modos y frustraciones de los clientes. En una ocasión responde a una cliente con malas palabras devolviendo las que se dirigían a él y a su competencia en su oficio. En otro plano aparece bebiendo en un pub y casi sin mediar palabra enfrentarse a dos clientes por el hecho de sentirse mirado por ellos. Es una persona violenta al menos cuando ha bebido.
Sabemos que tiene un sobrino que aparece en la primera secuencia de la película y un hermano. A los tres les encanta el mar y navegan en un barco pesquero remozado el “---“. Juega con su sobrino pequeño, como un buen tío y parece que entre los hermanos se llevan bien.
La película relata en una constante flash back la vida anterior del protagonista en la vecina ciudad de Manchester. Ha estado casado, tiene tres hijos con los que se vincula muy bien, una mujer a la que adora y amigos con los que queda a tomar cervezas y jugar al ping-pong. Una vida normal de una persona normal.
Pero la vida no es fácil y aparecen problemas muy serios que van a cambiar la vida y el destino de los protagonistas: en primer lugar la muerte de su hermano, enfermo cardiaco con quien mantenía una relación muy estrecha. Este deja en su testamento que su hijo adolescente se va a quedar con él a vivir en su casa en caso de que fallezca. Lo prepara todo con ese objetivo sabiendo que su vida tenía fecha de caducidad por su enfermedad cardiaca. Esto trastoca su rutina: acude al pueblo a recoger e informar a su sobrino de la muerte de su padre. El chico no expresa síntomas de dolor y tristeza por la muerte de su padre y asume desde el primer momento que su tío se va a hacer cargo de él. Su madre lleva mucho tiempo alejada de él por problemas con el alcohol y sus otros tíos se han marchado a otro estado.
Y aquí está el eje de la película: la relación entre un tío y su sobrino, un adolescente adoptado. Casi entre un padre y un hijo. Con los problemas que plantea esta relación: las novias del sobrino, sus amigos, sus aficiones, etc. El sobrino cuenta que él va a ejercer esas funciones pero el protagonista l cuesta mucho. Su pasado no le permite ir más allá de ese compromiso. A pesar de la dureza de las pérdidas que sufren todos los protagonistas de la película, la ironía y el humor tienen cabida, necesarios para enfrentarse a tanto sufrimiento. Aquí también el director se muestra compasivo y redentor con la vida.
Y aquí la habilidad del director en ir mezclando el pasado de Lee y el presente. Las cicatrices del pasado que no han curado todavía. Y presenta lo más duro que puede acontecer a un padre: la muerte de sus tres hijos quemados en su propia vivienda cuando estaban dormidos y por una imprudencia de él: salió a comprar cervezas tras una reunión alcohólica y con cocaína con sus amigos en su casa. Encendió la chimenea para que la casa estuviera caliente porque no podían poner la calefacción porque su mujer se le secaban los bronquios y al volver…la catástrofe. La mujer gritando y los bomberos apagando el fuego. La culpa es insoportable. Tras una primera declaración en la comisaría en la que reconoce o que pasó, intenta quitarse la vida disparándose con un arma que arrebata aun policía. La impulsividad a partir de ese momento y la frustración van a ser una constante en su vida.
Y el pasado se  abre en cada uno de los personajes: Patrick va a ver a su madre que vive con su pareja, un talibán cristiano. A pesar del tiempo trascurrido, la relación con su madre es fría y no ha superado el alcoholismo. La ex mujer acude al funeral de su hermano embarazada de 8 meses con su pareja. El saludo es frío entre ellos, pero algo queda de su antigua relación. Algo que no se dijeron en su momento. Como en muchas parejas donde la catástrofe de la muerte de un hijo (en este caso un duelo múltiple por la muerte de sus tres hijos y por negligencia) está abocado a la ruptura si no son capaces de asumir la culpa y este se convierte en un reproche constante por la muerte de sus hijos.
Y la reacción de la gente del pueblo? Sorprendida de que vuelva. Casi es una sombra, un apestado, un fantasma que vuelve y rompe con la “normalidad” de sus habitantes. No encuentra trabajo, no se ubica, no le quieren.
Intenta ejercer de padre con su sobrino, le quiere, pero no puede. Tras encontrarse por casualidad con su ex y el bebé de esta no puede soportar que ella le diga que le sigue queriendo y que le gustaría que pudieran hablar de su pasado. Le pide perdón por lo que le dijo. No puede soportar tanto pasado con tanta culpa.  Y de nuevo surge el descontrol de impulsos y la agresividad desencadenada por el alcohol. Se pelea en uno de los bares del pueblo, simplemente porque un parroquiano le roza al pasar. Una pelea en la que sale malparado porque su impulsividad no tiene límites cuando aparece.
Y lo más duro de la película: renuncia en la tutela de su sobrino en favor de la persona que considera más cercana y que pueden darle una estabilidad hasta que cumpla los 18 años. El seguirá viviendo su vida aislado, solitario con las fotos de sus hijos como recuerdo.
En este sentido la vida sigue, en la última secuencia de la película es en el barco de su hermano en el que navega con su sobrino y el tutor de éste. Aparentemente felices los tres, pero cada uno con su vida. Hay decisiones que hay que tomar en la vida a veces muy duras pero necesarias para que sean lo mejor para cada uno de las personas con las que nos ha tocado vivir y compartir nuestras vidas. También en el ejercicio de la parentalidad y de la paternidad.

Verano 1993


Película sobre el impacto de la muerte de los padres de una niña de 6 años. Padres fallecidos de SIDA, de una enfermedad no comprensible para una niña tan pequeña. Primero el padre y luego la madre.
Poco sabemos de los padres y poco de la relación que la niña tenía con ellos. Apenas habla de ellos y lo que manifiesta es a través de sus juegos, del pequeño altar de una virgen a la que lleva objetos (Transiccionales) en recuerdo de la madre.
La película empieza con el cambio de domicilio de esta niña de la ciudad al campo a donde acude con su tío, hermano de la madre su mujer y su hija de 3 años. De la ciudad al campo, a una masía, en la que la naturaleza es un elemento más que le ayuda a ir procesando el duelo por sus padres. Y lo que deja unos abuelos religiosos, una abuela que le enseña a rezar para recordad a su madre, poco más porque poco le hablan de su madre más allá de que una enfermedad mala se la ha llevado.
La protagonista solitaria, con sus muñecas, regalos de personas queridas, alguna de ellas de sus padres, este es su universo. Y sus nuevos padres, que poco a poco la van integrando a su universo en la masía del Ampurdán en el que viven, con paciencia, con cariño, sin discriminar de su hija de 3 años.
Y los celos hacia su nueva hermana, a la que casi "olvida" en el bosque, y que desea hacer desaparecer de su vista, como una forma de sacar la rabia que no puede mostrar de otra forma. Rabia que no tristeza que no expresa hasta casi el final de la película, cuando rompe a llorar en un momento de comunión familiar con sus tíos y su prima, casi ya hermana y padres nuevos, tal y como ella les llama.
Algunas escenas en las que la niña se disfraza de adulta y juega a qyee es su madre, en una forma de identificación y recuperación a la madre perdida, posiblemente enferma en su recuerdo.
La película está muy bien narrada con una interpretación sencilla, natural de todos los personajes. Trasmitiendo el ambiente de naturalidad, no ficticio, casi real que se corresponde con la experiencia autobiográfica de la directora, que perdió a sus padres en idéntica circunstancias que la protagonista y que fue llevada con sus tíos y su hija a la casa de Ampurdán en la que vivían.
Ahí se cierra el círculo de esta historia tan bien contada.





























































Tres anuncios en las afueras. Dirigida por Martin MacDonagh


Mildred Hayes (Frances McDormand), una mujer de 50 años cuya hija ha sido asesinada, decide iniciar por su cuenta una guerra contra la policía de su pueblo al considerar que no hacen lo suficiente para resolver el caso y hacer justicia. (FILMAFFINITY)

De nuevo una película ambientada en la América profunda. Centrada en la determinación de una madre por conocer el asesino de su hija violada y quemada. Y desde ahí la concatenación de situaciones que se suman y se enlazan hasta un final abierto donde el azar puede condicionar una vez más la conducta de los personajes.
Una película sobre la necesidad de conocer la verdad sobre la muerte de su hija, pero también una historia sobre la bondad y la maldad, la venganza y las relaciones complicadas en una pequeña ciudad de la américa interior. Película sobre el recuerdo de un hijo y el proceso de duelo por su muerte, las relaciones de pareja y las rupturas, sobre cómo surgen los vínculos entre los vecinos, sobre la enfermedad y la muerte y el suicidio, muchos temas que se enlazan pero que en muchos casos se contraponen: bondad/maldad; enfermedad/vida/suicidio; venganza/amistad. 
Y detrás de todo ello un lema: a pesar dela violencia gratuita, los rencores, el tomarse la justicia por su mano de los protagonistas, hay una esperanza de actuar de la mejor manera posible, reparar y restituir en la vida los caminos tortuosos y aparentemente determinados hacia finales tristes y duros.
Una excelente película, excelentemente interpretada, que adolece en un excesivo centramiento de algunas de las escenas que deslocalizan el objetivo de la película.




También esto pasará. Milena Busquets.


Desde el primer párrafo del libro de Milena Busquets, También esto pasará, me doy cuenta que me embarco en una travesía distinta a la que me he embarcado en libros que recuerdan a un ser querido.

Y desde la primera página en la que se describe el funeral de la madre de la protagonista la prosa diáfana, envolvente y suave de la narradora  nos acompaña en toda la travesía de este libro.

Me ha gustado la libertad y la frescura con la que mezcla los sentimientos y los recuerdos, el presente y el pasado, la vida y la muerte y la valentía de decirnos que somos la suma de esos recuerdos y de esas relaciones pasadas por el Amor de una madre que nos hace libres para poder seguir amando y desvaneciéndonos en el presente.

La capacidad de juntar a sus exparejas en su casa a los pocos días de la muerte de su madre, la necesidad de sentirse acompañada físicamente por las personas a las que quiere (hijos, amigas, amantes,), la seducción necesaria en las relaciones humanas y ese juego constante recordar y vivir el día a día, me ha cautivado.

Y esa prosa cercana, directa. Llena de sensaciones físicas, sobre todo de descripciones visuales, cuenta lo que ve y lo que ve es aquello que muchas veces pasa desapercibido. Una mirada hacia dentro y hacia fuera, es lo más destacable de este libro.

Y una carta de Amor, de despedida, de reencuentro y de agradecimiento sin tapujos, con los claroscuros de las difíciles relaciones entre una madre y una hija (también hija de su tiempo)


Novela elegante, candente, envolvente. De las que sentimos necesidad de seguir pegados a ella y nos duele su final.

Más allá del tiempo” de David Grossman.



Una de las obras que describe con más profundidad los sentimientos tras la pérdida de un hijo.

Obra coral escrita a veces en forma de versos y otras como poema en prosa que describe el recorrido de distintos personajes en duelo: El Anciano profesor de matemáticas, Zapatero, El Cronista y la mujer del Cronista, Centauro, La Comadrona, El Duque, … todos ellos moviéndose de forma individual y circular describiendo y buscando el “allí” el lugar en el que “no habita” el fallecido. El Cronista es quien describe cada uno de los movimientos en busca de aquello que no se puede describir como es la muerte de un hijo, los agrupa en “Los Caminantes”, todos dirigiéndose hacia ese lugar.

Pocos autores describen lo indescriptible con palabras. Pocos hechos y muchos estados mentales que reflejan la “mente en duelo” ese estado necesario de estar uno con uno mismo para estar con los recuerdos de la persona fallecida y elaborar el duelo.

De forma magistral va recorriendo el proceso del duelo en cada uno de los personajes, unos “caminan” en la dirección de resolver la pena y otros parecen estancados en el proceso. Van y vienen, y esto de lo mejor del libro, cada personaje tiene su ritmo a la hora de resolver el duelo, pero todos tienen en común el profundo dolor desgarrador e hiriente por la muerte del hijo. También acercarse al mundo de los muertos, a la muerte como ese muro que no se puede atravesar de la vida, esa franja que distingue al mundo de los vivos del mundo de los muertos.


Literatura del dolor que engarza con algunos de los libros más sentidos escritos sobre el recorrido del duelo tras la muerte de un familiar: “El olvido que seremos” (H. Abad Facciolince), “Tiempo de vida” (M. Giralt Torrente), “Paula” (I. Allende), “Memoria de una viuda” (Oates) y otros muchos que intentan poner con palabras los recuerdos de los fallecidos.

El Mar de J. Banville




J. Banville. El mar. Barcelona, Anagrama, 2006

“Tras la reciente muerte de su esposa después de una larga enfermedad, el historiador de arte Max Morden se retira a escribir al pueblo costero en el que de niño veraneó junto a sus padres. Pretende huir así del profundo dolor por la reciente pérdida de la mujer amada, cuyo recuerdo le atormenta incesantemente. El pasado se convierte entonces  en el único refugio y consuelo para Max, que rememorará el intenso verano en el que conoció a los Grace (los padres Carlo y Connie, sus hijos gemelos Chloe y Myles, y la asistenta Rose), poe quienes se sintió inmediatamente fascinado y con los que entablaría una estrecha relación. Max busca un improbable cobijo del presente, demasiado doloroso, en el momento muy concreto de su infancia: el verano de su iniciación a la vida y sus placeres, del descubrimiento de la amistad y del amor; pero también, finalmente, del dolor y la muerte. A medida  que avanza su evocación se desvelará el trágico suceso que ocurrió ese verano, el año en el que tuvo lugar la <<extraña marea>>; una larga y meándrica rememoración que deviene catártico exorcismo de los fantasmas del pasado que atenazan su existencia” (Contraportada)

El libro intenta contrastar el recuerdo del pasado vivido durante el verano de la infancia y el presenta tantos años después. De ahí las comparaciones del espacio y el tiempo recordado con los lugares presentes. A veces se confunde, pero otras las diferencias son claras. La historia se enmarca en esa transacción del pasado al presente: la relación con su mujer, con sus padres, con sus compañeros de verano, con la familia de estos, escrito todo de una forma muy minuciosa y cuidada. Con una prosa que nos recuerda a Nabakov y Faulkner, con el recuerdo del Proust y con la fuerza de Conrad en la presentación de los personajes.
Me interesa destacar cómo el autor recuerda la enfermedad y muerte de su mujer Anna:

“Para Anna, en su enfermedad, las noches eran peores. Eso ya era de esperar. Había tantas cosas que ya eran de esperar, ahora que había llegado lo definitivamente inesperado. En la oscuridad, toda la incredulidad sin aliento del día -¡esto no me puede estar pasando¡- daba paso en ella a un asombro tardo sin emoción. Mientras permaneceía echada a mi lado casi podía oir su miedo, girando imperturbable en su interior, como una dinamo….” (pag. 85)

Sobre el recuerdo de los muertos y el paso del tiempo de la vida:
“Yo recuerdo a Anna, nuestra hija Claire recordará a Anna y me recordará a mí, y luego Claire desaparecerá y otros la recordarán a ella, pero no nosotros, y eso será nuestra disolución final. Cierto, algo de nosotros permanecerá, una fotografía desvaída, un mechón de su pelo, unas pocas huellas, unos cuantos átomos en el aire de la habitación donde exhalamos nuestro último aliento, y no obstante nada de todo eso será nosotros, lo que somos y lo que fuimos, sino sólo el polvo delos muertos” (pag. 102).
Sobre la reacción en el entierro
“Con qué ternura me miraban desde el otro lado del agujero de la fosa,  y con qué dulzura –y también firmeza- me llevaron del brazo  cuando la ceremonia finalizó, como si corriera peligro de desmayarme y caer yo también en el agujero. Incluso me pareció detectar un no sé qué de tanteo en el afecto con que algunas mujeres me abrazaban, en cómo demoraban el apretón de manos, me miraban a los ojos y negaban con la cabeza en silenciosa conmiseración, con esa enternecedora imperturbabilidad que las actrices trágicas de estilo antiguo ponían en la escena fina… (Pág. 171)
Y sobre la agonía y el final

“En ese momento, al despertar, Anna giró la cabeza sobre la almohada húmeda y memiró con los ojos muy abiertos en el brillo submarino de la lamparilla con una expresión de enorme y cauteloso sobresalto. Creo que no me conoció. Tuve esa sensación paralizante, parte sobrecogimiento y parte alarma, que te invade cuando te encuentras de manera repentina e inesperada con una criatura salvaje (pag. 198)

Sostiene Pereira. Antonio Tabuchi. Barcelona, Anagrama (1991)



La novela ambientada en Lisboa a finales de los años 30 de siglo
pasado narra la vida de Pereira, director del suplemento cultural del
periódico Lisboa. Con una prosa sencilla, pausada, acorde con la salud
delicada del protagonista y el ritmo de su quehacer diario.

Todo descrito desde la monotonía de su vida y su trabajo. Hasta que
algo ocurre en la vida de este periodista (el encuentro con un joven
periodista que tira cada vez más de él y a quien ayuda
desinteresadamente, en una relación paterno-filial) que reparte su
tiempo entre su pequeña vivienda y la habitación desde la que redacta
el suplemento cultural. Pocas aficiones, tomar una limonada y la
“omelette” a las “finas hierbas” en alguno de los bares de Lisboa
(fiel al Orquidea), siempre en los mismos, la descripción del barrio
recogido de Alfama y el más literario de Chiado, recordar a su mujer
fallecida, con quien habla todos los días delante de la fotografía
enmarcada y confidente de sus cuitas diarias.


La atmósfera atlántica de Lisboa, la brisa y el calor sofocante del
verano, las cuestas y los tranvías, el ambiente opresivo de la ciudad
que vive en un régimen cerrado y autoritario, de preguerra y confin de
las guerra civil española y preámbulo de la guerra mundial, todo queda
magistralmente descrito.

Pero también es un análisis de los escritores y la cultura de la
época,  sobre todo de los escritores católicos (Bernanos, Mauriac, …)
desde la visión de su protagonista. Su afición a la literatura, la
fidelidad a los autores clásicos y la traducción de algunos de los
cuentos de estos autores (Daudet, Balzac,…) forma parte de su quehacer
diario.

Cuando las cosas le sobrevienen no se queda paralizado y actúa. Sabe
que no puede decir que no y que esas decisiones le van a llevar poco a
poco a la incertidumbre del cambio, ya sea física o política y
laboral. Frente a esta crónica anunciada no puede hacer más allá de lo
que el destino ya le ha asignado.

Excelente novela, que nos lleva a una Lisboa siempre atractiva y generosa




Monnlight (2016) dirigida por Barry Jenkins


Película que narra la infancia, adolescencia y comienzo de la vida adulta de un personaje “Chiron”” de un barrio marginal de Miami con una naturalidad y crudeza que hasta el abrupto final (o principio de otra vida) de la película nos parece cercano.
Personajes que viven en el límite que la sociedad americana permite: traficantes, consumidores de crack, alcohólicos, niños que se agreden entre sí, jóvenes que compiten en brutalidad, todo en una atmósfera oscura y permeable.
Y la historia del personaje principal: un niño tímido y muy reservado, casi con características de Asperger, hijo de una mujer adicta al crack, separada, que desde el primer momento tiene una relación de cercanía/distancia con su hijo porque sus necesidades de toxicómana le impiden estar con su hijo.
Y alguien que aparece en la vida de este niño un camello que controla la calle y que ha progresado en el business. Casado con Teresa, una joven que enseguida se preocupa y acoge a este niño casi mudo, perdido en un mundo en el que todavía no tiene una identidad y que va a suplir a lo largo de los años las necesidades maternales. Y su pareja, el traficante cercano, que le ayuda y rescata cuando otros niños le persiguen y acosan. Un “padre” que se ocupa de él, que le enseña a nadar en el mar, que le cuenta en sus breves encuentros que en la vida hay un momento en el que uno tiene que saber elegir su camino. Estas secuencias quedan grabadas de tal forma en este niño que en el futuro elige una manera de estar en el mundo muy semejante a su mentor: se convierte también en proveedor de droga que progresa en el business. No sabemos cómo muere Juan su mentor, posiblemente en un ajuste de cuentas o por disparos de la policía. En la película simplemente muere con naturalidad, de desvanece.
Y qué es de este niño silencioso, incapaz de responder a las agresiones y provocaciones de los otros niños. Y qué encuentra de apoyo en su mundo. Solo un amigo entre sus iguales, que le dice al igual que su mentor que tiene que demostrar quién es él, que tienen que defenderse y hacer que los demás le respeten. Este amigo de la infancia con el que va a tener su primera y única experiencia sexual de su vida hasta que en un salto de años en la película vuelven a encontrarse en sus vidas.
Inicio de una vida sexual que se interrumpe porque para este joven su amor era su madre y el amor de su madre era él. Un niño castrado que lucha con principios válidos en la vida del business pero que fracasa en el desarrollo de una vida sana con una identidad que carece desde su primera infancia.
Película muy bien narrada, con protagonistas negros, una película que acerca los personajes a sus carencias en la vida y que define con una cercanía y naturalidad la crudeza de la infancia cuando uno no ha recibido un aporte afectivo suficiente que le permita  adquirir una identidad en la vida. En todo caso la lucha de cada uno por la vida se hace manifiesto a través de la vida de Chiron. Acompañada de una banda musical llena de sutiliza y de unos planos con claroscuros que nos acercan a la tonalidad con que la luna azulea los cuerpos de los negros.



La muerte de Gabriel y los duelos colectivos.

La búsqueda del niño Gabriel y su posterior hallazgo muerto por parte de la pareja del padre ha sobrecogido a la sociedad española.

Las muestras de duelo colectivo que se han dado en los medios de comunicación y muy especialmente en los lugares cercanos en donde se perdió su pista, así como la colaboración de miles de voluntarios y de los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado, ONG's y personas anónimas ha sido ejemplar. Pocas veces se ha dado una respuesta semejante en nuestro pais que haya implicado a tantas personas ante la noticia de la desaparición de Gabriel, la falta de pistas sobre su paradero como si se lo hubiera tragado la tierra y la persistencia de los padres en el ánimo de seguir buscando al hijo que siempre pensaron que podría estar secuestrado y por consiguiente poder recuperarlo vivo.

La respuesta de solidaridad hace que todos empatizemos con los padres y con el niño perdido, con un cuento donde el niño o niña se interna por el bosque y sucumbre a todos los peligros del mismo hasta que una madrastra o el destino propicie un final terrerorífico como ha sido el caso. Y no utilizo este símil de forma casual sino teniendo en cuenta las palabras que la madre ha pronunciado al conocer el desenlace de su hijo como el final del cuento, donde su hijo puede "vivir" en el cielo, encontrarse con los "peces" que tanto amaba y "salvar" incluso mediante su muerte otras muertes posibles que podría haber llevado a cabo la "madrastra" real de la vida de Gabriel, la pareja del padre hasta el momento de la desaparición.

Los sentimientos de compasión, tristeza, empatía, ilusión, esperanza y sobre todo de solidaridad que se ha ido creando durante los días de búsqueda de Gabriel afianzan a la sociedad en los aspectos más sanos d ela misma y alimenta la búsqueda y el funcionamiento de la parte más noble de las personas que componemos la sociedad.

El duelo colectivo, ese contagio de tristeza colectiva que compartimos las personas ante noticias de este tipo nos hace más humanos y por ende más cercanos unos de otros en momentos donde parece que el destino personal de cada persona hace que se pierda de vista a veces estos sentimientos.



Fernando Aramburu. Patria. Ed. Alfaguara, 2016

La novela se inicia el día que ETA anuncia el final de la violencia y transita sobre los personajes de dos familias de un pequeño pueblo de la comarca del Goyerri en Guipuzcoa, cerca de San Sebastián.
 
Narra hechos de los últimos 30 años. Dos familias muy unidas donde las amas mujeres/ madres (Bittori y Miren) son amigas íntimas y los aitas (Txato y Joxian) comparten todos los días partidas de mus y los domingos las salidas en el club de cicloturistas veteranos del pueblo. Todos euskaldunes sin ideología política manifiesta más allá de compartir y participar en las actividades y compromisos sociales y culturales del pueblo. Y los hijos: Xabier medico cirujano y Nerea licenciada en Derecho hijos de Txato y Bittori y Arantxa victima de un ictus, separada con dos hijos (Endika y Ainhoa) que viven con el padre Guillermo, Joxe Javier en la cárcel por ser miembro de un comando sanguinario de ETA y Gorka, escritor de cuentos para niños, poeta que trabaja en programas culturales de radio, homosexual, casado con su pareja. Con estos mimbres la novela dividida en 125 capítulos cuenta la evolución de estos personajes mediatizada por las circunstancias sociales, ideológicas y políticas de los últimos 30 años.

El hecho relevante sobre el que gira la novela es el asesinato de Txato por un comando de ETA. Hay un antes y un después desde el momento en que es señalado en su pueblo como fascista, chivato, explotador y aparecen las primeras pintadas e insultos y el consiguiente vacío por parte de todos aquellos quienes fueron sus amigos y así  la distancia se va acentuando primero entre estas dos familias tan unidas y después hasta el asesinato en el que tienen que exiliarse a la vecina San Sebastián la viuda Bittori.

Una novela que da voz a todos los protagonistas en la que todos son perdedores y participan del dolor del rencor, la muerte y la infelicidad y que cuenta desde la ficción las consecuencias del radicalismo de la sociedad vasca más acentuada desde un pequeño pueblo euskaldun del Goyerri.

Momentos de la novela: Bittori "la loca" como se refieren a ella los vecinos del pueblo es el eje de la novela. La viuda que va a visitar a su marido asesinado a la tumba del cementerio de San Sebastian. Una tumba sin fecha para evitar que los secuaces cachorros y seguidores de los asesinos profanen la tumba con insultos. Esta ha sido la realidad de las víctimas en Euskadi: doblemente victimas como la familia del Txato que tienen que emigrar de su pueblo porque la convivencia es imposible. Esto lo describe muy bien Aramburu a través de los comentarios de Miren "ahora tienen que volver para vengarse de nosotros..." Paradojas del destino: matan a tu marido, tienes que marcharte de tu casa y de tu pueblo y si vuelves 20 años después estás provocando a los demás. Por este motivo Aramburu comenta que el dolor sigue presente en la sociedad vasca.
Pero, ¿la loca está verdaderamente loca? El duelo sigue presente, las visitas a la tumba y los rituales se mantienen, habla con su marido en presente, le mantiene al día de sus decisiones y de las cosas que ocurren a su alrededor, signos de una dificultad para elaborar el duelo. Pero el duelo quiere cerrarlo cuando ella exige saber quién fue el asesino de su marido. Y dadas las circunstancias político-sociales vividas es casi una necesidad que ella necesita para al menos estar en paz consigo misma y con la memoria del Txato.

Las dos familias protagonistas están rotas. No tanto por los conflictos entre sus miembros que con el tiempo se van templando y elaborando, si no por la difícil evolución en la vida de cada uno de sus protagonistas y que en la novela de Aramburu se narra a través de las vidas de Xabier hijo del Txato, cirujano reconocido en un hospital  publico de San Sebastián, alcoholizado e incapaz de ser feliz en su vida afectiva y Arantxa, tocada por un ictus. Dependiente de los cuidados de su madre y de su cuidadora. Lis dos luchan por seguir adelante, más Arantxa que persiste en recuperar parte de su autonomía. El encuentro entre ellos es de lo más emotivo de la novela cuando Arantxa le dice "siempre me gustaste, cabrón"  "si te da un ictus nos casamos…”, los dos sienten ternura por su pasado, pero el presente ya está marcado en sus vidas y el narrador deja en suspenso el futuro común de estos personajes.

Una de los temas esenciales de la novela es la reparación moral a través del reconocimiento del daño inflingido. Incide en la dificultad de elaborar el duelo por el asesinato del Txato por parte de su mujer porque está muy mediatizado por la imposibilidad de hacer un duelo colectivo en la Sociedad Vasca por el impacto en la sociedad de las amenazas de ETA y de su entorno. Bittori quiere morir en paz y necesita saber y decirle  a su marido en un tiempo que es presente quién fue su asesino y que este le pida perdón: un gesto tan sencillo y tan complicado a la vez en una sociedad tan traumatizado y con tanto dolor por las consecuencias del terror.


Una novela envolvente en su atmósfera gris, lluviosa, triste y dolorida de la sociedad que retrata. Y una de las mejores novelas contemporáneas e castellano que merece la pena recorrer de principio al final.









A donde el corazón te lleve. Susana Tamaro. Barcelona, Seix Barral, 1994



Novela escrita a principio de los años noventa que cuenta a través de una carta de una abuela a su nieta,  fechada a lo largo de pocas semanas los recuerdos de una anciana de casi 90 años desde sus últimos días de vida.
Nacida en 1910, recorre casi todo el siglo XX, pero desde un recorrido intimista donde los acontecimientos externos (1ª y 2ª guerras mundiales, postguerra, años 60,...) pasan de largo recorridos pro las vivencias más inmediatas de la protagonista. Si hace hincapié en su educación y critica severamente a sus padres por la rigidez, autoritarismo y falta de confianza en sus capacidades. Y desde ahí a una adolescencia y primera juventud en la casa paterna hasta que llegados los treinta años conoce a su marido, un viudo, con quien se casa y mantiene una relación poco apasionada, distante. I
Dentro de esta vida aburrida, la aparicion del amante y padre de su hija es uno de los secretos y mentiras con los que tendrá que vivir el resto de su vida. Y solo cuando le comenta a su hija que su padre biológico no es su padre, esta con quien ya mantenía una relación distante y complicada, madre soltera con una hija pequeña, sufre ese mismo día un accidente que le lleva a la muerte y al cuidado posterior de su nieta hasta que esta decide marcharse a USA a estudiar.
Una vida en la que no ocurren muchas cosas, pero en la que cada vez a través de sus recuerdos va adentrándose en su mundo persona al que ya no está dispuesta a seguir mintiendo. Se acerca a su mundo de una forma intensa, de verdad a la que ya no va renunciar en los poco días que le queden en su vida.
Y se apoya en la Fe religiosa, en una espiritualidad cada vez más fuerte, en una concepción filosófica de la vida donde la naturaleza y lo que aprendemos desde su contacto es cada vez más importante y en una necesidad de decir todo aquello que durante tantos años ha permanecido en su vida relacional y afectiva.
Una novela que en esta segunda lectura tras más de 20 años de la primera me ha permitido conocer un poco más el alma de su personaje principal cargado de razones para contarnos la verdad de su vida sin tapujos.

Sobre las consecuencias del suicidio en familiares: un acercamiento psicoterapéutico

INTRODUCCIÓN
En mi trabajo de psicólogo clínico de un Centro de Salud Mental, ubicado en el Distrito de Vallecas, trabajo con pacientes que presentan una diversidad de patologías entre las que se encuentra aquellas donde las fantasías de muerte, los intentos autolíticos o el duelo por la muerte de personas cercanas, allegadas y/o familiares ocupan un lugar destacado.
Sobre las variables personales, socio-familiares, relacionales e internas que forman parte en las  intervenciones psicoterapéuticas en los procesos de duelo  quiero tratar en esta exposición

SOBRE LA MUERTE DE NUESTROS PACIENTES POR SUICIDIO

El término superviviente de un suicidio se emplea “para referirse a los allegados de una persona que ha realizado un suicidio y aunque tradicionalmente el concepto se ha reservado para la familia, en la actualidad se ha extendido también a los allegados no familiares (pareja, amigos, compañeros de trabajo o de clase y vecinos“ (Guía de práctica clínica de prevención y tratamiento de la conducta suicida).
En nuestro trabajo diario como profesionales de Salud Mental nos enfrentamos con la fantasía y deseos de muerte de una gran parte de nuestros pacientes. La estadística   refleja los datos siguientes: el 10% de pacientes con depresión mayor se quitan la vida (este porcentaje se incrementa si están asociados a trastornos límites de personalidad,  alcoholismo o consumo de tóxicos), los Trastornos bipolares entre el 10-20% y la frecuencia con los que los pacientes con esquizofrenia se suicidan ronda el 10% a lo largo de su ciclo vital. La impronta de pacientes de SM que han tenido un familiar que se suicidó también es alta (presentan según algunos estudios una prevalencia entre 2-10 veces mayor de riesgo suicida), independientemente de las patologías asociadas al suicidio descritas por lo que la posibilidad de realizar gestos suicidas hay que tenerlo en cuenta. En general el 90% de los pacientes que se quitan la vida presentan una patología mental.
Nos tenemos que preguntar entonces como clínicos de los CSM por qué nuestros pacientes se suicidan menos que los referidos en las estadísticas para enfermos mentales graves. La respuesta no es fácil y debemos de tener en cuenta que contenemos las conductas suicidas mediante la puesta en práctica de un soporte con  muchos apoyos (enfermería, consultas de psiquiatría, consultas psicoterapéuticas, trabajo social y recursos de rehabilitación y seguimiento de pacientes crónicos) que  previene actos suicidas, siempre y cuando seamos capaces de trabajar con los pacientes sus sentimientos y deseos de muerte, cuando  aparecen en nuestro trabajo diario.
El trabajo de duelo de familiares y allegados de personas suicidas implica trabajar la identificación de la fantasía de hacer lo que el otro hizo como forma de comprensión, proximidad y empatía con la persona que ha fallecido. No queda otro remedio y tenemos que incluir estas fantasías, pensamientos, preconcepciones, de nuestros pacientes en nuestro trabajo cotidiano.
Para los profesionales de la Salud el suicidio de un paciente da lugar siempre a una necesidad de revisar los vínculos y dar respuestas a muchas preguntas que ya nunca se podrán resolver en la realidad, solo en el recuerdo. Y entonces son nuestros sentimientos y vivencias en relación a la muerte los que se despiertan. ¿Cómo los abordamos?: internamente la mayor parte de los casos. Recordando lo que trabajamos psicoterapéuticamente con los pacientes: sus fantasmas de muerte, lo que hicimos y lo que no, hasta dónde profundizamos, cómo contuvimos…. Y muchas veces sintiéndonos culpables por no haber podido contener los impulsos de muerte, de nuestras actuaciones en los vínculos tan profundos que se crean con los pacientes graves (crónicos y menos crónicos), pero también con pacientes neuróticos donde la muerte ha de ser tratada siempre que aparece en las consultas psicoterapéuticas, en definitiva elaborando un duelo por los pacientes que se van de forma voluntaria a través de una muerte por suicidio y también de nuestras limitaciones profesionales para poder poner coto a los deseos suicidas. Lo sensato y más higiénico para nuestra salud mental es que compartamos estos sentimientos a nivel personal con nuestros compañeros o en sesiones clínicas, pero no siempre esto se lleva a cabo y son duelos que elaboramos en soledad, internamente, sin expresión hacia fuera en muchos casos.
En algunos estudios se delimitan 4 fases por las que puede pasar un profesional tras el suicidio de un paciente. (Pallin V. Supporting staff and patients after a suicide. En: Duffy D, Ryan T, eds. New approaches to preventing suicide A manual for practitioners. London: Jessica Kingsley Publishers; 2004)
Fase 1 (inmediata) de shock
Fase 2 (intermedia): sentimientos de presión, desasosiego y desazón
Fase 3 (postraumática): con preguntas y dudas hacia nuestro trabajo profesional
Fase 4 (recuperación): de renovación de confianza
En otros estudios se remarcan las reacciones de estrés postraumático, agresividad, sentimientos de duelo, culpa, aislamiento, humillación, baja autoestima y preocupación por la reacción de los compañeros (Sakinofsky I. The Aftermath of Suicide: Managing Survivors’ Bereavement. Can J Psychiatry. 2007;52(10S1):129S-36S)
Entre los factores de distrés se encuentran las posibles reacciones negativas de los compañeros o directivos y la posibilidad de implicaciones legales.
Para una mejora de estos procesos y del manejo de los mismos, se incide en la importancia de apoyarse en los compañeros y la revisión del caso como estrategias útiles tras el suicidio de un paciente, así como la necesidad de recibir información sobre el manejo del suicidio.

SUICIDIO Y SUICIDAS

"No hay más que un problema filosófico verdaderamente serio: el suicidio. Juzgar si la vida vale o no la pena de que se la viva es responder a la pregunta fundamental de la filosofía". (A. Camus. El Mito de Sísifo)
No son muchos casos los familiares que consultan en Salud Mental por el suicidio de una persona próxima. Pero todos los casos son de gran calado emocional y requiere a veces años de tratamiento para resolver las heridas abiertas por el suicida. El suicidio y las consecuencias del mismo siempre es un acontecimiento vital que debe tratarse desde los primeros momentos por especialistas en Salud Mental o bien por profesionales de la Salud cercanos al familiar del suicida.
El análisis de algunos de los supervivientes de suicidios tratados por mí en las consultas de Salud Mental durante los últimos 5 años tienen las siguientes características:
Características muestra (N=20):
1.      Edad media: 52, (Rango 24 a 82 años) (Media Hombres=53.4; Media Mujeres=52.30)
2.      Mujeres  (N=13). Hombres (N=7)
3.      Medio: defenestración (6). Ahorcamiento (7). Vías del tren (1). Pastillas (4). Corte cuchillo (1) Disparo (1)
4.      Sexo suicidas: hombres (18). Mujeres (2)
5.      Relación con el suicidado: Padres (N= 10): Madre (N=7) Padre (N=3);  Pareja (N=5); Hermano  (N=2); Hijo (4); Nieto (1).
6.      Tipo de tratamiento: Psicológico (7); Mixto psiquiátrico/psicológico (13).
7.      Resultado tratamiento: Sigue en tratamiento (6); Altas (5); Abandono (6); retornos (3)

Algunas variables empeoran el pronóstico como ver el cuerpo del suicida en el domicilio familiar (por ingesta de pastillas, ahorcamientos, cortes de venas, etc.)  o ser testigo en casos de defenestración. En estas situaciones es importante diferenciar la complejidad del duelo por suicidio del TEPT y diferenciar las imágenes del recuerdo del familiar que se ha quitado la vida para que no se confundan con un hecho traumático que dé continuidad en el futuro a un trastorno por estrés postraumático.
Y como siempre las variables personales y el vínculo con la persona suicida van a dar señales por dónde hemos de dirigir nuestras intervenciones. Lo peculiar del suicidio con respecto al resto de causas que provocan un fallecimiento es la voluntariedad del suicida. O al menos la parte de voluntad activa que pone en funcionamiento para cometer el suicidio aunque a veces esté mediatizada por un inicio de una enfermedad física grave, de una demencia o bien por la reagudización de un estado depresivo profundo en enfermos bipolares u otros cuadros de cariz afectivo. El superviviente se va a cuestionar de forma obsesiva en muchas ocasiones si podría haber hecho algo más para ayudar al suicida, cómo no supo leer y prever lo que iba a ocurrir que da lugar en muchos casos a la instalación de una culpa persecutoria en el deudo difícil de tratar psicoterapéuticamente.
Cuando un padre o una madre acuden a consultar por el suicidio de un hijo, el desvalimiento y la vasta tristeza, la desolación y la culpa acompañan las consultas. Y nuestro papel de consolación y de acompañamiento en las primeras consultas es muy necesario. Solo después podremos profundizar en el tipo de vínculos y en los motivos que pudieron llevar a cabo esa decisión. La búsqueda de un por qué nunca se va a conocer del todo, nunca va a haber una respuesta que despeje las dudas del suicidio de un familiar, de ahí la duda obsesiva que se instala en muchos deudos de familiares suicidas y que intentan mitigar indagando en los papeles del suicida, en los archivos de los ordenadores, en los mensajes de whatsap y en las redes sociales, en un trabajo arduo y sin fin. En este sentido muchos suicidios se convierten en duelos crónicos sin aparentes avances.
Las redes sociales no solo reflejan la realidad en tiempo real que dan sentido a las mismas, sino cada vez se convierten en depositarios de los recuerdos de las personas, también de aquellas que dejan de estar en el mundo de los vivos. Fotos, archivos de audio, contenidos de tuits, mensajes de whatsap, se suman a los objetos personales sobre los que los deudos también deben saber qué hacer con ellos: archivarlos o mantenerlos abiertos como forma de relación permanente con la persona fallecida.
La presencia de páginas web que hacen referencia a cementerios virtuales, como forma de mantener el recuerdo de las personas fallecidas siempre presente ¿Ayuda a cerrar los duelos o todo lo contrario los mantiene siempre abiertos? Algunas de estas páginas como http://eterni.me/ en cuya página de inicio se explicita y pregunta “¿Quién quiere vivir para siempre?” y nos invita a conservar “tus pensamientos, historias y recuerdos más importantes para la eternidad”. Estas páginas crean “bots” como formas de mantener el vínculo con personas que han fallecido y que en algunas series de “ciencia ficción” como Black Mirror acercan tanto la mente del deudo con la persona fallecida que ya no podemos separar y diferenciar el recuerdo de la presencia real de la persona fallecida. Esta realidad mediatizada por la evolución tecnológica forma parte de nuestras vidas y debemos saber poco a poco cómo integrarla en nuestros esquemas de funcionamiento ya sean intelectuales y/o afectivos.

Las palabras de la escritora Piedad Bonet referidas a su hijo que su suicida cuando estaba en un momento de creatividad y optimista, pero con un empeoramiento del  cuadro bipolar que le llevó al suicidio, reflejan la comprensión intelectual y difícil afectiva del hecho suicida:

“Todo suicidio encierra un mensaje para los que se dejan atrás. Los que lo quisimos no sabremos jamás hasta dónde cupimos en sus últimos pensamientos, ni qué palabra alcanzó a musitar para nosotros. Releo los chats en Skype: Mamá no estés triste, dice Daniel, cuando uso un emoticón para mostrarle mi preocupación porque le está empezando una crisis.
            “Yo lo amaba, lo cuidaba, de esa manera elemental y sin embargo entrañable en que las madres amamos y cuidamos a nuestros hijos: Dani, no bajes las escaleras en medias. Te encargué el libro por Amazon. Mejor no lleves el carro. Te traje vitaminas. Ponte bufanda, no sea que te resfríes. ¿Quieres un sánduche? No dejes de comer verduras. Si quieres yo te ayudo a revisar el trabajo. ¿Te hago un masaje?
            “Pero ningún amor es útil para aquel que ha decidido matarse. En el momento definitivo, el suicida sólo debe pensar en sí mismo para no perder la fuerza. Incluso una de las razones para escoger ese final es que nuestro cariño le pese demasiado.
(Piedad Bonnet, Lo que no tiene nombre. Ed. Alfaguara. Pág. 119)

Antes de pasar a comentar el tipo de intervenciones psicoterapéuticas en los supervivientes de suicidas quiero hacer unas reflexiones sobre las notas suicidas y si intervienen o no en la elaboración de los duelos

REFLEXIONES SOBRE LAS NOTAS SUICIDAS:

Tres características fundamentales:
*      Ultima forma de comunicación con el mundo
*      Paradoja: dejar un mensaje para ser leído una vez muerto a personas con las que se rompe el vínculo.
*      Ambivalencia: se expresan afectos y motivos que generan culpa en los sobrevivientes.
 Y algunas características que se manifiestan:

*      Exhibicionismo
*      Mezcla de amor  y odio (al mundo y a sí mismo)
*      Venganza (suicida/homicida)
*      Motivos religiosos  y políticos
*      Motivos morales como forma de no sufrir humillación
*      Expresión de sentimientos francos y honestos
*      Forma de evitar un dolor insoportable causado por enfermedad  física (cáncer, demencia,…) o psíquica (depresión severa, enfermedad bipolar, alcoholismo, trastorno límite de la personalidad, …)
*      Terrorismo suicida: motivos religiosos (mártires)
*      Solidaridad con personas que sufren
*      Formas de protesta social (monjes y personas que buscan mejoras)
*      Huelgas de hambre
*      Por el bien común (causa, país, partido, religión, etc.)

Las Nuevas tecnologías (internet, Youtube, Facebook, Whatsapp, Twiter,…), han creado nuevas formas de comunicación algunas de ellas en tiempo real. Y algunos suicidas utilizan estas herramientas como forma de despedida con las personas de su entorno o con la sociedad.
Y así puede ser utilizado tanto por terroristas que se inmolan y cuelgan sus videos como forma de expresión funesta y reivindicativa, como otros que utilizan el whatsap como forma de despedida momentos antes de llevar a cabo su suicidio o personas como ha ocurrido recientemente (Suicidio en directo paciente de ELA. El País 5/4/2017
http://politica.elpais.com/politica/2017/04/05/actualidad/1491414684_118351.html)
como forma de denuncia ante la falta de legislación de la eutanasia y el derecho a una Muerta digna. O bien por personas que dejan sus últimos alientos con palabras momentos antes de quitarse la vida. Siempre es un mensaje en la botella para ser leído/visto y buscando unos efectos ya sea de forma consciente o inconsciente y que tiene consecuencias en las personas a las que va dirigido, algunas de ellas complican aún más el proceso de elaboración de un duelo ya sea personal o que atañe a toda la sociedad.
Y como ejemplo dos casos de cartas de despedida de dos suicidas: el de la escritora Virginia Woolf que se quita la vida en unos de sus crisis cuando siente que ya no puede contener su sufrimiento por su patología mental y el del escritor Stefan Zweig, que decide quitarse la vida junto con su mujer, alejado de su país y de una Europa asediada por la tiranía nazi que le llevó a un estado depresivo que no pudo superar:

Nota de despedida de Virginia Wolf a su marido Leonard Wolf

            “Siento que voy a enloquecer de nuevo. Creo que no podemos pasar otra vez por una de esas épocas terribles. Y no puedo recuperarme esta vez. Comienzo a oír voces, y no puedo concentrarme. Así que hago lo que me parece lo mejor que puedo hacer. Tú me has dado la máxima felicidad posible. Has sido en todos los sentidos todo lo que cualquiera podría ser. Creo que dos personas no pueden ser más felices hasta que vino esta terrible enfermedad. No puedo luchar más. Sé que estoy arruinando tu vida, que sin mí tú podrás trabajar. Lo harás, lo sé. Ya ves que no puedo ni siquiera escribir esto adecuadamente. No puedo leer. Lo que quiero decir es que debo toda la felicidad de mi vida a ti. Has sido totalmente paciente conmigo e increíblemente bueno. Quiero decirlo —todo el mundo lo sabe. Si alguien podía haberme salvado habrías sido tú. Todo lo he perdido excepto la certeza de tu bondad. No puedo seguir arruinando tu vida durante más tiempo. No creo que dos personas pudieran ser más felices que lo que hemos sido tú y yo.” (Virginia Wolf, marzo 1941)

            Declaración*

            “Antes de partir de la vida, con pleno conocimiento, y lúcido, me urge cumplir con un último deber: agradecer profundamente a este maravilloso país, Brasil, que me ofreció a mí y a mi trabajo una estancia tan buena y hospitalaria. Cada día aprendí a amar más este país, y en ninguna parte me hubiera dado más gusto volver a construir mi vida desde el principio, después de que el mundo de mi propia lengua ha desaparecido y Europa, mi patria espiritual, se destruye a sí misma.
            Pero después de los sesenta se requieren fuerzas especiales para empezar de nuevo. Y las mías están agotadas después de tantos años de andar sin patria. De esta manera considero lo mejor, concluir a tiempo y con integridad una vida, cuya mayor alegría era el trabajo espiritual, y cuyo más preciado bien en esta tierra era la libertad personal.
            Saludo a mis amigos. Ojalá puedan ver el amanecer después de esa larga noche. Yo, demasiado impaciente, me les adelanto”.
                                                                                               Stefan Zweig

            *Esta “Declaración” de Stefan Zweig se encuentra en: Hartmut Müller, Stefan Zweig, 8° ed., Rowohlt (Bildmonografien, 1290), Reinbeck bei Hamburg, 1998, p. 129.



Cuándo y cómo tratar un duelo por suicidio en las consultas

Modalidades de tratamiento psicológico en el duelo
Intervenciones en el duelo normal y patológico.
Objetivos y Procesos terapéuticos (I)
Tratamiento individual
Objetivos y Procesos terapéuticos (II)
Tratamiento grupal
Orientación y tratamiento duelo profesionales de Atención Primaria

¿Es lo mismo orientar y acompañar en el duelo que hacer psicoterapia?


Acompañar y orientar y asesorar (por parte de amigos, médico de familia, ayuda espiritual, etc.) no es lo mismo que tratar psicoterapéuticamente (por una persona experta).
A caballo entre estas actitudes de ayuda y la intervención psicoterapéutica está la contención:
"Si puede ofrecerse como receptáculo, como receptor del exceso de ansiedad que él o los consultantes no pueden elaborar o ni tan siquiera aguantar dentro de ellos, ya con sólo esa actitud proporcionará alivios, ayudas y mejorías ciertas en su práctica cotidiana. Sobre todo si con su propia actitud, además de con sus maniobras y palabras, puede favorecer el que los aspectos más sanos del paciente, aquellos con más capacidad de autonomía, puedan recuperar la iniciativa disminuida por la enfermedad: la iniciativa para comprender, elaborar y (a la larga) integrar la situación dolorosa, en vez de cronificarse en las defensas contra la ansiedad"

     Estas palabras de Tizón (1988), resumen el concepto de contención que tiene un papel fundamental en las explicaciones de la ayuda psicológica que un equipo sanitario puede prestar desde la asistencia primaria, en la ayuda a los sufrimientos, psicológicos o no, de los usuarios. La contención, pues, explica la capacidad de mantener una actitud empática mediante la cual estamos recibiendo y percibiendo la ansiedad y el dolor del otro
Para tratar psicoterapéuticamente hay que estar capacitado y formado. Los Psicólogos Clínicos con formación psicoterapéutica son los profesionales óptimos para desarrollar esta función

Para ello es importante que tengamos en cuenta tres niveles de actuación que a veces en la práctica clínica llevan a confusión:

1.         Las intervenciones que se realizan desde el personal sanitario en los procesos de duelo por suicidio de personas allegadas con el objetivo de no entorpecer o evitar una cronificación de los mismos. La escucha empática y la comprensión serían los dos elementos esenciales de esta fase. En este nivel se puede intervenir en todos aquellos casos por los que un doliente comunica o tenemos conocimiento de la pérdida de un familiar, sin que necesitemos diferenciar entre duelo normal y duelo complicado.

2.         En un segundo nivel estarían todas aquellas intervenciones realizadas por el personal sanitario (médico de atención primaria o enfermería y trabajo social) encaminadas a dar apoyo psicológico a aquellas personas que requieran más específicamente una dedicación por la pérdida.

3.         En tercer nivel sería el que se realiza a un nivel especializado por parte de personal preparado como pueden ser los psicólogos clínicos o psiquiatras de Salud mental. Estos casos estarían referidos a personas con sospechas de duelo complicado.
En los tres formas de intervención hemos de tener en cuenta las siguientes consideraciones en las intervenciones del duelo:
  

Tanto si se realiza en cualquiera de los niveles debemos atender y apoyar la consecución de los siguientes principios:

1.         Ayudar a tomar conciencia de la realidad de la muerte.

La narración repetida de las circunstancias de la muerte (enfermedad y tipo de muerte), las decisiones tomadas con respecto a la incineración y/o enterramiento, personas que acudieron al velatorio, etc., ayudan a tomar conciencia de la realidad inevitable de la muerte.

Mujer de 50 años. Casada con dos hijos de su primer matrimonio y un hijo de 17 años de su segunda pareja que se suicidó en las vías del tren.
Remitida por psiquiatra para tratar el duelo por el hijo.
Relata los últimos días con su hijo:
 "El día anterior le dejó la novia, estuve hablando con él, y también el padre, para ayudarle. Ella tiene 16 años y como toda la gente de esta edad quieren estar con sus amigos y salir por ahí y eso a mi hijo no le gustaba mucho. Era un niño tímido, callado para expresar sus sentimientos, muy responsable con sus cosas, demasiado para la edad que tenía, tenía amigos y cuando no quedaba con su novia salía con ellos, le gustaba salir con la bici, o ir al gym y si no en casa con el ordenador, le apasionaba la informática, siempre estaba bajando programas y cosas...Unos días antes se le rompió el móvil, estaba enfadado y le dije que no se preocupara que yo le regalaba uno, le adelanté el regalo porque él encontró uno de segunda mano por internet. Unas semanas antes habíamos estado en el Zoo juntos, también íbamos a exposiciones de vez en cuando”.
"El viernes le encontré por la mañana muy temprano y ya vestido, pero sin peinar. Era un chico presumido, le encantaba salir de casa siempre arreglado y siempre me pedía opinión para combinar la ropa. Me dijo que iba al Instituto a buscar las notas, que creía que era a las 11,30 y que luego vendría a casa. Ya no le vi más. Salió de casa, el portero me dijo que le vio luego a las 9,15, fue al instituto, algunos amigos me dijeron después que se sentó en una mesa solo, y se marchó, tuvo que venir a casa donde dejó su cartera y otras cosas y se fue solo con el móvil. Le llamé sobre y ya no daba señal el móvil, pensé que habría tenido malas notas y que no quería decirlas. Después, le llamé al mediodía y estaba apagado. Le pregunté a mi marido por si había ido a casa y tampoco. Llamé a mi hija y nada. Por la tarde fuimos a Comisaría para denunciarlo. Yo pensaba que podía haber cometido una tontería. Vinieron 4 amigas y me dijeron que no me preocupara pero que mi hijo le había escrito una carta a la ex diciendo que la vida ya no merecía la pena...Esto me alertó más. Fuimos por la noche de nuevo a Comisaría, mi hija hizo fotos para distribuirlas por el barrio, le estuvimos buscando toda la noche y al día siguiente vimos alboroto en casa, sus amigas llorando y dos personas...una de ellas me dijo que tendrá que ir al Anatómico...y allí le pudo reconocer por el móvil mi marido porque estaba destrozado...“

Así recuerda una chica de 22 años la muerte de su padre ocurrida 6 años antes:

"Yo salía del colegio, me vino a buscar el chico con el que estaba saliendo y al acercarme a casa vi a mi madre y hermana y me dijeron que mi padre no había ido a trabajar ese día (conductor EMT) y que no sabía donde estaba. Fui a casa y me quedé pendiente de si llamaban por teléfono. Ellas se fueron a recorrer el barrio para ver si estaba en algún bar de los que solía ir para tomarse un café. Por la noche también salí yo a buscarle con mi novio y al volver a casa, vi una ambulancia y mucha gente. Entré en casa y estaban los sanitarios del SAMUR, me sentaron me inyectaron algo y me dijeron que habían encontrado a mi padre sin vida (Ahorcamiento con una soga en el descampado del ensanche de Vallecas). Reaccioné bien, yo era quien acompañaba a mis primos y mis tíos que vinieron del pueblo de Cáceres originario de mis padres. Pasé un mes y medio en una burbuja hasta que me derrumbé".
El padre no dejó nota de despedida. Nadie pudo intuir su muerte.
Padre: callado, buena persona, siempre lo he tenido en un pedestal, pero las cosas no iban bien entre ellos. Mi padre mantuvo una infidelidad durante 5 años, mi madre lo descubrió y se lo confesó. Nos reunieron en casa a mi hermana y a mi y nos lo dijeron. Mi madre le perdonó estuvieron bien una temporada hasta que empezaron de nuevo las discusiones. Mi padre nunca superó la culpa por haber hecho daño a mi madre. Estuvo en tratamiento psiquiátrico.


2.         Ayudar a identificar y verbalizar las emociones y sentimientos (rabia, tristeza, pena, culpa, indefensión, impotencia, angustia):

Las emociones y sentimientos negativos son inevitables tras la muerte de un ser querido. En los primeros días el deudo se puede encontrar en un estado de shock en el que prime un estado de confusión e irrealidad que dificulte el análisis de sus sentimientos. En todo caso es importante que aparezcan estos sentimientos y emociones. La negación masiva puede dar lugar posteriormente a un estado depresivo que enmascare los sentimientos normales tras la muerte.

De este modo la incredulidad (no creerse que la muerte haya sido posible), la rabia (“por qué me ha tenido que ocurrir eso a mí”, “por qué tuvo que morirse si todavía podría seguir vivo”), la culpa (“podría haberle ayudado antes de otra manera”, “tendría que haberle llevado al médico antes”,…), la tristeza y pena (“no soporto seguir viviendo así”, “la vida no merece la pena seguir viviéndola”, “no tengo palabras para describir la pena que siento dentro por su ausencia”,…), impotencia (“daría mi vida porque siguiera vivo”, “ha sido una fatalidad que se podría haber evitado”, “no hay derecho que se muera en la flor de la vida”, “tendría que haber llegado la ambulancia antes”,…), la angustia (“me duele el alma de no verle conmigo”, “siento opresión en la boca del estómago”, “me dan palpitaciones”,…), la envidia por todos aquellos que siguen disfrutando de sus personas queridas cuando uno ha perdido a quien más quería (“cada vez que veo a una mamá con su hijo pienso que mi hijo podría ser ese y qué suerte tiene de tener a su hijo y poder cuidarle”,…), todos estos sentimientos son normales en los primeros días y semanas tras el fallecimiento de un ser querido por suicidio y hemos de ayudar a identificar y expresar estas emociones.

Presento pequeñas viñetas clínicas en los que están presentes algunos de estos sentimientos y emociones en las primeras semanas tras la muerte de un familiar por suicidio, correspondiente a los casos clínicos tratados por duelos complicados

La tristeza y culpa por la muerte de un hijo en el caso “Lo irremediable”:

"Tengo mucha tristeza, sigo trabajando y no interfiere el recuerdo en el día a día, pero cuando paro me invade la tristeza. Las personas de mi alrededor quieren que esté bien, pero a veces no es posible..."
Refiere que la noche que su hijo se cayó por el balcón, estuvo con él hasta un ratito antes. Normalmente se tomaba un vaso de leche con él, en casa y justo ese día no lo hizo y además le dijo que cerrara el balcón que servía de paso al edificio que estaba al lado. Su hijo lo cerró, se fueron a la cama y se durmió "Justo ese día me dormí pronto...". Un vecino vio el cuerpo en el suelo y entraron en su casa los policías..."Mi hijo había dejado unos muñecos dentro de la cama como si quisiera engañar de que seguía durmiendo...No sé qué pasó pero da la sensación de que tenía algo pensado de saltar al edificio de al lado. La médico forense nos ha tranquilizado diciendo que por la forma de caer no fue un suicidio, sino un accidente. Al principio le di muchas vueltas ya no tanto, porque lo veo como algo muy doloroso pero que pasó. Siento mucha tristeza”.
En este caso que he titulado “Lo tenía todo por delante” son manifiestos los sentimientos de tristeza y culpa, rabia y ansiedad de una madre al narrar a los 4 meses de la muerte de su hijo las circunstancias relacionadas con el suicidio del mismo:
"Tenía 4 hijos el mayor de 8 años y el más pequeño nació en Navidades. No era feliz en su matrimonio. Se separaba, venía a casa pero de nuevo volvía con su mujer. Discutían mucho. Ella utilizaba a los hijos para que él no se separara. Le hemos intentado ayudar todo lo que hemos podido. Me siento culpable de no haber hacho más por él. Unos días antes de que muriera me dijo que si algo le pasaba que cuidara de sus hijos y es lo que estamos haciendo (...) Tenía que ingresar en la cárcel. Le paró la policía y se dio a la fuga. Le detuvieron y hubo agresiones mutuas le acusaron de oposición a la autoridad y tenía que cumplir 4 años de cárcel. Me dijo que no quería ir a la cárcel. No quería que sus hijos le vieran preso. Creo que ese fue el motivo por el que murió (no habla de suicidio hasta el final de la entrevista, sí de accidente. Se defenestró en un 4º piso. Dicen que se resbaló de una tubería de gas. Dentro de unos días tiene que recoger el informe forense).
Sigue pesando mucho el sentimiento de culpa. Llora con mucho dolor por la muerte de su hijo. Sigue creyendo que podría haber hecho algo más por él. Sentimiento materno de haber abandonado a su hijo a su suerte (por el propio proceso de individuación del hijo).
Ha sido un hijo ejemplar "Hasta que conoció a su mujer".
Me pregunta si es bueno que vean a los nietos cada semana. La apoyo para que sigan viéndolos. Le gustaría ir de una semana al pueblo con ellos, donde están sus padres y van sus hermanos y sobrinos, con hijos de la edad de sus nietos. También la apoyo para que vayan.

3.         Ayudar a resolver la cotidianidad de la vida.

La muerte de alguien supone siempre un cambio en las circunstancias cotidianas para los sobrevivientes: suplir las tareas que realizaba el fallecido, tanto en las tareas de la casa como familiares o sociales, cubrir la merma económica, tomar decisiones (vender el coche, la casa, el apartamento), regalar o donar la ropa y enseres personales, esparcir las cenizas por algún lugar que tuviera un sentido afectivo para el fallecido, seguir realizando algunas de las funciones que realizaba el fallecido (labores de casa, vecinales o sociales, sacar al perro, limpiar la casa, llevar a los niños al cole, realizar las tareas con los hijos pequeños, con los nietos,…), la cotidianidad que se pierde y que se ha de normalizar a lo largo de las semanas o meses posteriores al fallecimiento y que hemos de ayudar y facilitar en los deudos en los casos en los que se produzca un bloqueo o resistencias al cambio.

Un ejemplo sobre la mujer que pregunta si es bueno seguir viendo a sus 4 nietos (hijos de su hijo suicidado):

Me pregunta la paciente si es bueno que vean a los nietos cada semana. La apoyo para que sigan viéndolos. Le gustaría ir de una semana al pueblo con ellos, donde están sus padres y van sus hermanos y sobrinos, con hijos de la edad de sus nietos. También la apoyo para que vayan.

4.         Favorecer la reubicación emocional de la persona fallecida

Esta tarea es muy compleja y conlleva una reestructuración personal y afectiva del deudo. Sentir que aquello que me daba felicidad (y también pesar y conflictos) ya no está, y que se puede seguir viviendo si uno es capaz de recuperar los sentimientos y afectos que puso en su momento en la persona que ha fallecido, es una tarea ardua y que a veces lleva años, pero necesaria para poder seguir sintiendo que uno es capaz de amar y vivir en plenitud en el presente en ausencia del ser querido. En el caso de los suicidas estos sentimientos se complican porque nunca han sido suficientes para evitar por mucho amor que se sintiera ese final trágico que remueve hasta las entrañas los sentimientos del deudo.

Así recuerda la madre  a su hijo ahorcado en el hospital cuando estaba ingresado:

Hoy acude más aliviada de luto. Le cuesta mucho salir a la calle, hace las cosas de casa "porque son imprescindibles". No ha vuelto a saber nada del Hospital, ni del abogado ni de la autopsia. Espera que le devuelvan los objetos personales de su hijo.
Tiene que resolver cuestiones administrativas como la herencia de las casas que a su vez heredó su hijo de su padre y asuntos bancarios, pero le da mucha pereza y temor a enfrentarse a estas situaciones "porque es una forma de cerrar el círculo". Su hijo le hizo prometer en el penúltimo intento de suicidio que la casa de Barcelona la quería dar en herencia a una prima suya (por parte paterna) algo mayor que él. Y la casa de Madrid (en la que vivía sería para ella). No ha movido nada de la herencia pero sabe que tiene que hacerlo. Tampoco ha llamado a la exnovia de su hijo para devolverle algunos objetos personales ni ha hablado con la familia del padre que se portaron mal con ella desde la muerte de su exmarido.

Llora mucho, recuerda muchas cosas de su hijo: "cuando le acompañaba al colegio, las comidas que le gustaban (arroz a la cubana) que decía que yo era la que mejor lo preparaba, lo cariñoso que era con ella...pero sobre todo piensa y recuerda la ausencia que ya no está". Sigue casi en estado de shock afectivo.

5.         Tomarse un tiempo para el duelo

El duelo requiere tiempo para su elaboración. Las prisas no son buenas y parafraseando el refrán: se requiere ir despacio para conseguir el objetivo de alcanzar con prisas una resolución del mismo. El tiempo no siempre cura todas las heridas, porque algunas no van a cicatrizar nunca, pero sí requieren tiempo en su mayoría para sentir que ya se han cerrado. Sin tiempo no hay posibilidad de elaborar un duelo.

Uno de las paradojas de los duelos complicados consiste precisamente en la paralización del tiempo: se niega el presente porque el tiempo se detuvo en el momento del fallecimiento de la persona querida. En el caso de la muerte de hijos (y sobre todo en la edad de la adolescencia) los padres tienden a fijar una foto en el recuerdo del hijo o hija fallecido. La narración de la vida, el recuerdo se para, y queda fijado en el instante de la muerte. Una madre contaba tras el suicidio de su hijo que no podía imaginarse cómo sería físicamente ahora (tras dos años de su fallecimiento). Lo puede comparar al ver a sus amigos y amigas cómo va pasando el tiempo en ellos y cómo van cambiando, pero a su hijo siempre lo recordará como era en el momento del fallecimiento. Los sueños sí permiten y ayudan en este proceso de “ficción” a imaginarse cómo son las personas fallecidas cuando ha pasado un tiempo de su muerte.

Debemos ayudar a través del tiempo de nuestra intervención a que los deudos sigan viviendo en un presente y futuro en el que tiempo no quede fijado como una especie de foto fija del recuerdo de la persona querida fallecida.

6.         Evitar las frases hechas y formulismos

Quizás la expresión “te acompaño en el sentimiento” con la que consolamos inicialmente a un deudo sea la única necesaria y suficiente que podemos dar. Todas las demás después sobran, ya que los deudos necesitan tiempo, empatía y seguir con la dura tarea de seguir viviendo. Las buenas palabras no ayudan a quienes han perdido a un ser querido más allá de sentirse apoyados y acompañados en el día a día.

7.         Ayudar a diferenciar los pensamientos y conductas normales que acompañan al duelo

Pensamientos como querer dejar de vivir, escuchar voces que nos identifican a la persona fallecida, sentimientos de irrealidad, telepatía, difusión del pensamiento, etc., son normales en las primeras semanas tras el fallecimiento. Y en el caso de los suicidas la búsqueda de las razones que les han llevado a tomar esa decisión. Aclarar con los deudos estas conductas ayudan a normalizar y recuperar su estado mental anterior a la pérdida.

8.         No hay dos duelos iguales

Cada persona es un mundo, y cada persona elabora el duelo de una forma distinta. Porque somos distintos unos de otros y los vínculos que tenemos con las personas de nuestro entorno, se debe permitir y atender las diferentes formas de elaborar el duelo. Las personas que ayudan a elaborar el duelo deben de tener en cuenta esas formas diferenciadas de elaborar el duelo, y saber diferenciar dónde termina lo “normal” y empieza lo “complicado”.

9.         Ofrecer la posibilidad de un apoyo continuo

Las personas que han tenido dificultades para elaborar un duelo deben aprender a pedir ayuda en los momentos que por circunstancias de aniversarios se reactiven situaciones intensas que puedan dar lugar a una sintomatología que desborden a los sujetos. Estos aniversarios se complican y multiplican en el caso de los familiares de suicidas. Situaciones de una nueva pérdida puede reactivar un duelo anterior, por lo que deben acudir a las personas o grupos de autoayuda con el objetivo de mitigar dichas recaídas.

10.       Examinar defensas y estilos de afrontamiento

En todo momento hemos de proveer “píldoras” saludables para que los deudos puedan poner en funcionamiento y evitar conductas potencialmente de riesgo para la salud física y psíquica (consumo de alcohol, tabaco, psicofármacos, etc.). Ayudar a prevenir estas conductas antes de que se instalen como formas habituales de comportamiento no saludable en la vida. También estar atentos a que estas conductas “normales” tras la muerte de un familiar y/o allegado por suicidio no se mantengan demasiado tiempo y den lugar a situaciones crónicas que deriven en cuadros depresivos.

11.       Evitar la psicopatologización de los duelos

Ayudar a que los deudos integren todos estos aspectos a lo largo de una ayuda continua a lo largo de los primeros meses del duelo. Y en caso de que se cronifique en alguna de las etapas o de que los sentimientos negativos tiendan a instalarse de forma persistente en los sujetos, derivar a especialistas para tratar el inicio de un duelo complicado.



Historia de mi muerte, de Leopoldo Lugones


Soñé la muerte y era muy sencillo:
Una hebra de seda me envolvía,
y a cada beso tuyo
con una vuelta menos me ceñía.
Y cada beso tuyo
era un día.
Y el tiempo que mediaba entre dos besos
una noche. La muerte es muy sencilla.

Y poco a poco fue desenvolviéndose
la hebra fatal. Ya no la retenía
sino por un sólo cabo entre los dedos…
Cuando de pronto te pusiste fría,
y ya no me besaste…
Y solté el cabo, y se me fue la vida.

Willian Styron. Esa visible oscuridad. Barcelona, Grijalbo Mondadori 1991 (Título original. Darkness visible. A memoir of Madness, 1990)



Contraportada: “…es la crónica de una depresión: un desajuste desgraciadamente frecuente, destructivo (…) y de origen, al menos para quien la padece, misterioso: Styron fue golpeado por ella precisamente cuando iba a recoger un prestigiosos premio…”

Comentarios:

Plantea tres posibles causas de la caída en su estado depresivo: la retirada del alcohol tras 40 años de abuso, cumplir 65 años y la “vaga insatisfacción con los derroteros que llevaba mi obra”, y señala que rastreando en los orígenes primigenios de la enfermedad vincula la hospitalización de su padre de una enfermedad depresiva semejante a la suya en la etapa de su niñez y el fallecimiento de su madre cuando contaba 13 años.

Remarca que la muerte o desaparición de un progenitor especialmente la madre antes o durante la pubertad.Y mayor si el adolescente está afectado por un <<duelo incompleto>>, <<si ha sido incapaz de alcanzar la catarsis del dolor y de este modo lleva dentro de sí en años ulteriores una carga insufrible de la que son parte sentimientos de enojo y culpabilidad, y no solo pena reprimida, que se convierten en las virtuales semillas de la autodestrucción>> (Pág. 128)

Y asociando la teoría del <<duelo incompleto>> con el suicidio <<en los más hondos entresijos del comportamiento suicida de una persona ésta todavía se debate subsconcinetemente con una inmensa pérdida mientras trata de superar todos los efectos de su devastación, entonces mi propia evitación de la muerte quizá fuera un homenaje tardío a mi madre>> (pág. 130).

Termina el libro con un mensaje esperanzador:

<<Para los que han morado en la selva oscura de la depresión y conocido su indescriptible agonía, su retorno del abismo no es diferente al ascenso del poeta, subiendo penosamente más y más arriba hasta salir de las negras profundidades del infierno y emerger por fin a lo que él percibió como el “claro mundo”. Allí, todo el que ha recobrado la salud ha recobrado casi siempre el don de la serenidad y la alegría, y esto quizá sea reparación suficiente por haber soportado la desesperación más allá de la desesperación>> (pág. 136).


La casa del tejado rojo. Dirigida por Yoji Yamada (2014)





Película sobre recuerdos de una anciana sobre sus años en los que sirvió en una casa en Tokio de asistenta. 
Lo más original es cómo se unen dos generaciones en el mismo, y como pasa en muchas ocasiones son los nietos los que tienen una parte activa en desenterrar de la memoria de su mayores y del pasado común de su sociedad.
Sorprendente el final, donde el secreto de la abuela sobre su pasado es desvelado y nos permite empatizar con la culpa por no haber actuado como su señora le convino. A veces los duelos silenciados son tan dolorosos que llegan a formar parte de la vida de uno sin que podamos quitarlos de encima.
Una película donde la luz y el ritmo del relato acompaña a la revisión del pasado de la protagonista

Cold War. Dirigida por Pawel Pawlikoski



Estupenda película del director ya oscarizado con la mejor película de habla extranjera, Ida. Y de nuevo una película sobre la posguerra en Polonia. El frío invierno en Polonia con el que se inicia la película, acompañada de cantos y instrumentos populares. Cantos que nos llegan cantados y sonados desde una lejanía a la que ya seguramente nos cuesta identificar y volver.
Esta es una película del desencanto llevado hasta los extremos más allá de donde ya no s epuede volver.
Centrada la película en una historia de Amor entre una joven bailarina y un músico y recopilador de los cantos y música popular de Polonia, pero centrada en la época del frío, de cuando hacía muchos frío en los inviernos y ni tan siquiera la esperanza florecía en los campos y las personas. Y de esta forma de la necesidad de hacer música con bailes y cantos populares, el régimen las quiere reconvertir en un halago al mismo régimen, a Stalin y el Comunismo. No había otra salida.
Pero la música va acompañada siempre de muchos sentimientos, y entre ellos el Amor es el más fuerte. Y toda la película es un canto al Amor, que va y vuelve, permanece a lo largo del tiempo, de los tiempos distintos entre El y Ella, en París, en conjunción con el Jazz, en la bohemia, en el alcohol, en el tabaco...y si el destino es que permanezca que mayor homenaje al Amor para que no desaparezca del todo el final de la película, donde el destino acompaña ya para siempre a los dos amantes.
Una gran película que merece la pena ver y volver a ver por la belleza de sus imágenes y de su contenido

Francisca Aguirre
Hace tiempo
A Nati y Jorge Riechmann
Recuerdo que una vez, cuando era niña,
me pareció que el mundo era un desierto.
Los pájaros nos habían abandonado para siempre:
las estrellas no tenían sentido,
y el mar no estaba ya en su sitio,
como si todo hubiera sido un sueño equivocado.
Sé que una vez, cuando era niña,
el mundo fue una tumba, un enorme agujero,
un socavón que se tragó a la vida,
un embudo por el que huyó el futuro.
Es cierto que una vez, allá, en la infancia,
oí el silencio como un grito de arena.
Se callaron las almas, los ríos y mis sienes,
se me calló la sangre, como si de improviso,
sin entender por qué, me hubiesen apagado.
Y el mundo ya no estaba, sólo quedaba yo:
un asombro tan triste como la triste muerte,
una extrañeza rara, húmeda, pegajosa.
Y un odio lacerante, una rabia homicida
que, paciente, ascendía hasta el pecho,
llegaba hasta los dientes haciéndolos crujir.
Es verdad, fue hace tiempo, cuando todo empezaba,
cuando el mundo tenía la dimensión de un hombre,
y yo estaba segura de que un día mi padre volvería
y mientras él cantaba ante su caballete
se quedarían quietos los barcos en el puerto
y la luna saldría con su cara de nata.
Pero no volvió nunca.
Sólo quedan sus cuadros,
sus paisajes, sus barcas,
la luz mediterránea que había en sus pinceles
y una niña que espera en un muelle lejano
y una mujer que sabe que los muertos no mueren.

Sobre los cementerios


J. Bergamín. Silencio y Soledad. Barcelona, Seix Barral 1974. Págs.93-96.

“Los viejos cementerios madrileños que fueron las Sacramentales de San Martín y San Nicolás (romántica tumba de Larra) que desaparecieron y los que aún perduran: San Isidro, San Justo… guardan a nuestros ojos, todavía presente en el recuerdo aquéllos, y éstos en su presencia todavía, un sentimiento paradójicamente vivo de la muerte como si los enterrados en ellos vivieran, como diría Becquer, una vida de soledades y silencios diferentes de la que otros muertos almacenados en las grandes necrópolis ciudadanas, como la que lleva este nombre al Este de Madrid (…).

“Hay en estos románticos cementerios supervivientes de Madrid (digo supervivientes sin ironía) un encanto vivísimo, como en cementerios de aldea o de tierra costera, cementerios marinos, que nos vuelve a un ritmo de tiempo muy distinto del que ahora lleva nuestra vida. Hay efectivamente en ellos silencios, soledades de paz, de apacible calma. En la primavera los cipreses se pueblan de infinidad de pájaros que saludan la entrada de los muertos con alborotado piar y cante lleno de alegría. Como si afirmasen en los acompañantes doloridos la alegría de la vida y su esperanza más poderosa que el dolor y que la tristeza, más honda y más clara que la pena” (pág 93).

Roma. Director Alfonso Cuarón. 2018



Ambientada en el barrio de Roma de una ciudad de México, narra la vida de una familia de cuatro hijos que conviven en un barrio de clase media junto a sus padres, la abuela y dos sirvientas.
Cleo, una de las dos sirvientas se convierte desde el comienzo en el eje de la narración: por ella pasa el cuidado de los cuatro hijos, en edades desde la preadolescencia hasta los 4-5 años el más pequeño y las múltiples tareas de la casa. El padre, médico e investigador, se marcha a un Congreso a Canadá y su ausencia se va haciendo cada vez más lejana, primero para la su mujer y poco a poco para el ambiente familiar. Esperados por todos, verle  entrar y meter el coche en el garaje/entrada de la casa, milimétricamente ajustado era un acontecimiento diario.
Los personajes de la película se van presentando con un ritmo pausado en el que trascurre el quehacer de  la narración: el perro, que siempre se quiere escapar, juguetón y querido por todos, la abuela también muy presente, que los lleva al cine a veces acompañada por Cleo, Fermín el novio de Cleo que enseguida se aleja de ella al enterarse de su embarazo, y lo difícil que es bregar en el día a día en una familia numerosa con hijos en edad escolar. Las comidas, las levantadas por las mañanas, ir al colegio, organizar los quehaceres diarios, parece que es fácil, pero a veces se necesita de alguien como Cleo, con atención, cuidado, paciencia y mucho amor por ellos para estar por ellos y que cada uno reciba lo que necesita. Desde una posición de servicio, pero también de mucho Amor.
De esta manera Cleo se significa como una más en la familia, y cuando su señora se entera de que está embarazada, no supone ningún problema. La acompañan al hospital para que sea revisada por la ginecóloga, amiga de la madre.
Hasta aquí lo que ocurre en el quehacer diario de esta familia. ¿Por qué conmueve tanto esta película? La respuesta es sencilla pero difícil de explicar con palabras: porque la cámara ocupa y enfoca todo aquello que los demás creemos ver, pero se pasa desapercibido en la mayor parte de los casos. Porque en la vida ocurren cosas en las personas que nos cuidan cuando somos pequeños y también les ocurren a las personas que nos cuidan: los padres están en conflicto y van a terminar separándose, aunque no se quiera ver por lo doloroso que eso significa, porque del amor nacen niños, hay embarazos y madres solteras que pierden a sus hijos en los partos. Hijos que se quieren tener, pero a la vez no se desea tener, de ahí la culpa de la protagonista, porque de los amores furtivos a veces las mujeres se quedan embarazadas y ellas son las que deciden seguir con sus embarazos, son las más fuertes y los que huyen (como el novio de  la protagonista) no hacen más que mostrar su debilidad. Porque hay conflictos sociales y políticos que tienen consecuencias trágicas, y crecer y vivir tiene sus riesgos y la infancia es un periodo de peligros y aventuras constantes y porque hay otros que son capaz de dar su vida por nosotros, porque nos protegen porque esa es la función de quienes cuidan con amor y responsabilidad. Cleo ocupa ese lugar en medio de esta familia. Sin ella posiblemente la catástrofe y el dolor en esta familia serían mucho mayores.
La película traslada la personalidad de Cleo a todo lo que nos cuenta: pausada, con planos largos, silenciosa y ruidosa. Poéticamente humana en todos los sentidos.
Una de las grandes películas de los últimos años
Agosto. Dirigida por John Wells (2013)


Desde los versos de T.S Eliot con los que se inicia la película todo se encamina hacia un final. Un encuentro y un final. Encuentro y despedida del padre que se quita del medio suicidándose, un padre alcohólico, “Tu padre llevó un alcoholismo de 50 años con ejemplaridad hasta el último momento”, comenta Violet a una de sus hijas en un momento de la película.
Desde la muerte del padre todo se acelera en esta familia: las tres hijas acuden, Barbara (Barb) la mayor, la más parecida a su madre en la dureza de carácter, que viene con su marido del que está separada y su hija de 14 años, fuente de conflicto entre los padres en relación a su educación, foco en el que ponen sus conflictos como muchos padres a la hora de solventar las relaciones con sus hijos adolescentes, en los que uno culpa al otro del despegue y distancia de los hijos. Dura pero incapaz de que su madre la vea separada porque eso supondría el fracaso social, la mediana que acude con su prometido que se van a casar en breve, la histérica y superficial de la familia, que no para de hablar desde un egocentrismo infantilizado e Ibys, la que más tiempo pasaba con sus padres, de la que no se conoce parejas, pero que calladamente tiene una relación con su primo Charles, que no llega al funeral pero si a la celebración familiar. Y una hermana de Viol, su única hermana, madre de Charles, con el que mantiene una relación de hostigamiento y desvalorización continua, una castración que habla de un rechazo antiguo y que casi al final de la película podremos saber su por qué.
El padre Beverly, alcohólico, la madre, Viol, adicta a los analgésicos y ansiolíticos, una pareja extraña, en una relación extraña. Ambos procedentes de familias con escasos medios económicos, que han luchado para que sus hijas tuvieran estudios universitarios, que se quieren a su manera, en una aceptación de sus adiciones, y que en un pasado seguramente estuvieron enamorados, y él poeta, fue galardonado por sus versos que abandona hace ya muchos años. Y es precisamente el dinero lo que al final les separa en la nota de despedida de él cuando ya perfilaba al escaparse de casa su idea suicida.
La reunión familiar es antológica: la agresividad de la madre hacia cada una de sus hijas va en aumento, y no se para hasta que Barbara se lanza contra ella, contra su adición a las pastillas, quizás pensando que son las responsables de su agresividad hacia ellas. La madre va a iniciar un intento de abandonar las pastillas, uno más, esta vez sentenciado por su hija mayor que destruye todas.
Y si en todas las relaciones hay secretos, en las familias a veces estos condicionan relaciones presentes de pasados turbios. Y a veces dramáticos. Ybys está enamorada de su primo Charles, un amor clandestino por ser familiares, pero lleno de platonismo e ilusión. Quizás el único amor “puro” que presenta la película. Ybis, la dramática como la llama una de su hermanas, se entera en una conversación con su madre y hermana Barb que Charles no es su primo sino su hermano de sangre, hijo de una relación de su tía con su padre. Y Violet lo ha sabido durante 30 años, y el padre sabía que ella lo sabía pero callaba. Ybis y Charles se iba a vivir juntos a NY, ya sabía que no podían tener hijos, porque a ella le quitaron la matriz por un cáncer de cervix que no comunicó a ninguna de sus hermanas, tampoco a la madre. Y aquí se condensa una de los temas esenciales de la película: ¿Hasta que punto las relaciones consanguíneas condicionan las relaciones de afecto entre los miembros de una familia?. 
Es una película que describe el Universo femenino: la relación entre una madre y sus hijas, donde las figuras masculinas están en un plano orbital, pero no por ello menos importante, como el suicidio del padre, planeado y organizado, contrata a una chica del servicio para que cuide a su mujer cuando él ya no esté. Y las consecuencias del suicidio, provocando una reunión familiar que conduce a poner sobre la mesa tantos conflictos antiguos que afectan a las dos generaciones de padres e hijos. 
Película femenina porque el peso de las relaciones recaen entre las mujeres y son ellas las que despliegan sus preocupaciones de mujeres, en los momentos de chascarrillos entre ellas. Y de drama en sus relaciones.
Al final todo se desvanece, la madre se queda sola, en compañía de la chica del servicio.
Película con mucho desasosiego por la crudeza que trata todas las relaciones y aquello que no se nombra pero que ocurre en las familias: poder, control, infidelidad, abusos, silencios y muchos secretos familiares que denota una falta de comunicación muy importante entre los miembros de las familias.

Ilusiones. Obra de teatro. De Ivan Viripaev. Dirigida por Miguel del Arco. Teatro Pavón Kamikaze. Madrid 13 de febrero 2019.


“Esta obra, a la que su autor Ivan Viripaev llama comedia, comienza con la muerte de Dani y termina con la de Sandra, Margarita y Alberto, el cuarteto que conforma los dos matrimonios protagonistas de Ilusiones. Los cuatro mueren habiendo cruzado la frontera de los ochenta.

Viripaev propone un recorrido vital por la trayectoria de estas dos parejas que intentan, juntos y por separado, encontrar su lugar en el mundo. Aunque a veces este lugar aparezca en sitios tan singulares como el interior de un armario o la superficie de una piedra redonda en el desierto australiano. Pero Viripaev no quiere que sean ellos mismos –Dani, Sandra, Margarita y Alberto–, los que nos cuenten su propia peripecia vital, sino cuatro narradores de los que nada sabemos y que atrapan sus historias como si fueran ecos de vidas pasadas.

A través de las historias entrelazadas de dos parejas casadas, Ilusiones revela las paradojas de la pasión y la muerte, la lealtad y la traición, la verdad y la ficción. Miguel del Arco dirige a Marta Etura, Daniel Grao, Alejandro Jato y Verónica Ronda en esta oscura y cómica disección del verdadero amor. Bienvenidos a Ilusiones, una comedia existencialista”.

Interesa el análisis del duelo y las despedidas de cada uno de los cuatro personajes de la obra: Dani, Sandra, Margarita y Alberto. Sobre todo la carta de despedida de suicidio de Margarita. Todos los personajes tienen más de 80 años, por lo que es um recorrido vital que merece la pena tener en cuenta a la hora de analizar sus vidas, sus amores y sus desamores y los deseos cruzados entre ellos, mezcla a veces de realidad y ficción donde no se sabe donde empieza la verdad y donde la mentira. 

Viaje al cuarto de la madre (2018), dirigida por Celia Rico

  Cuenta el día a día en la relación de una madre de mediana edad y su hija veinteañera. Una madre, interpretada por Lola Dueñas, que nos trasmite una sensación de tristeza desde los primeros planos, muy centrada en su hija con la que comparte TV, sofá y mesa camilla, donde se va creando una atmósfera de silencios y de vacío, como si algo hubiese ocurrido y que son incapaces de hablar. 
Habitan en un pueblo y sabemos que la madre ha trabajado de costurera y posiblemente de planchadora en la misma empresa en la que ahora trabaja su hija. Ésta quiere realizar su trabajo lo mejor que sabe pero se da cuenta que ese no es su lugar. sabemos que hacía poco ha roto con su chico y poco más de lla y que quire aprender inglés y volar un tiempo del nido "asfixiante" de su casa. Decide marcharse ilusionada a aprender inglés a Inglaterra a trabajar en una casa cuidando niños. A la madre le cuesta aceptar que su única hija se vaya, se distancia de ella inicialmente pero la apoya en su marcha. 

La película va mostrando los pasos de aceptación y necesidad de la madre de saber y estar con su hija y poco a poco en esa distancia se va mostrando el por qué de ese pesar manifestado pero no dicho entre ellas y que se entreveía en la atmósfera del hogar: falta alguien que ya no está, el padre que conserva sus cosas ordenadas en el armario familiar, sus camisas, su acordeón, su ropa...Ahora en ausencia de su hija es capaz de desprenderse de esos objetos que le vinculan a su marido. El duelo también requiere que eche a volar los recuerdos y salirse fuera de esa atmósfera cerrada y triste. El cambio es  posible alentado por uno de sus compañeros de la empresa en la que trabajaba que le ofrece retomar u papel de costurera haciendo unos trajes para una función de baile del grupo del que forma parte. En esa recuperación de funciones la directora va marcando los pasos en la que la madre va resituando sus momentos de recuerdo y haciendo cosas presentes para avanzar en el duelo. Cambia la expresión de  ella, la camisa que hace que era para su hija es ella ahora quien se la pone para asistir a la fiesta, y la expresión y la vida vuelve a ella.

Ahora es la hija quien vuelve a casa sin avisar y quien nota los cambios de la madre y cuando la directora nos expresa en pocas y acertadas imágenes que el duelo por el padre se puede cerrar. La hija toca el acordeón del padre, lo revive en el acordeón y en la música que él tocaba para ella. LLora por él. También su duelo se hace presente en el recuerdo y muestra el camino de resolución. Escenas memorables.

Y aquí se cierra (se abre) el proceso. Ambas son más libres de decidir en su futuro y seguir cada una su camino. También de alejamiento físico entre ellas.

Una gran película donde vemos como en el minimalismo a veces se expresan las cosas con mayor fuerza que en historias abigarradas y altisonantes.

Antes de mi (2016)


Louisa “Lou” Clark (Emilia Clarke), una chica inestable y creativa, reside en un pequeño pueblo de la campiña inglesa. Vive sin rumbo y va de un trabajo a otro para ayudar a su familia a llegar a fin de mes. Sin embargo, un nuevo trabajo pondrá a prueba su habitual alegría. En el castillo local, se ocupa de cuidar y acompañar a Will Traynor (Sam Claflin), un joven y rico banquero que se quedó paralítico tras un accidente. (FILMAFFINITY)


     Dirigida por Thea Sarrock,  se centra en la compasión de una cuidadora con un enfermo tetrapléjico, con el deseo firme de quitarse la vida. Ella se compromete en una misión casi imposible: salvarle de su idea de morir voluntariamente. Para ello la película despliega todos los recursos de vida (viajes, asistencias a conciertos, salidas, etc.) incluido el enamoramiento, pero no son suficientes. 


Película para reflexionar sobre el suicidio asistido y el sentido de la vida. Y sobre la capacidad de tolerar las decisiones de personas que quieren morir, cuando creen que su vida ha perdido el sentido como en este caso el protagonista con una tetraplejia tras ser atropellado por una moto.

Sobre esta idea la narración en consecuente y bien interpretada (aunque excesivamente en sus respetivos personajes) por todos los actores.

Buena música y excelente fotografía en esta película que reflexiona sobre el suicidio asistido, tema que escasamente se trata en el círculo tradicional comercial del cine.

La decisión de SophieDirigida por A. Pakula, 1982

La decisión de Sophie

Verano de 1947. Stingo, un joven aspirante a escritor, se instala en una pensión familiar de Brooklyn. Su tranquilidad se verá pronto turbada por la terrible discusión de una pareja que vive en el piso de arriba. Cuando conoce a los amantes queda cautivado por su encanto y simpatía. Ella, Sophie Zawistowska, es una hermosa emigrante polaca y católica. Él, Nathan Landau, un encantador y desequilibrado científico judío. Poco a poco, Stingo se convierte en su mejor amigo. Sophie, hija de un ilustre profesor polaco, sobrevivió al campo de exterminio de Auschwitz, pero vive atormentada por su pasado. (FILMAFFINITY)

Gran película que no había visto hasta ahora. Condensa en sus casi tres horas la devastación consecuencia de padecer hechos traumáticos como la muerte de los hijos y haber estado cerca de la muerte colectiva en el campo de concentración de Auschwitz. Sophie sobrevive, pero ya no es libre y vive perseguida por sus temores  y recuerdos de esta experiencia maldita. La necesidad de apego a una persona desequilibrada como Nathan, es una metáfora de la única posibilidad de sobrevivir a un pasado tan cruel. El alcohol, la dependencia patológica y la muerte forman el tapiz de su vida. 

La posibilidad de cambiar y llevar a cabo una vida normalizada en una relación sana que le ofrece Stingo no puede ser. El daño ya estaba hecho y el final de la película simboliza el lugar destinado tanto para ella como para Nathan.

Gran actuación de Meryl Strep. Quizás la mejor de su carrera. Gran luminosidad de la fotografía de Néstor Almendros. Gran capacidad de Pakula de trasmitir los sentimientos devastadores productos de traumas insuperables para muchos.


Las Horas. Dirigida por Stephen Daldry, 2002.

Las horas

Historia de tres mujeres de épocas diferentes que tratan de encontrarle un sentido a la vida. A principios de los años 20, Virginia Woolf, en un elegante barrio de Londres, lucha contra su locura mientras empieza a escribir su primera gran novela: "Mrs. Dalloway". En los años 50, en Los Ángeles, a Laura Brown, una mujer casada y con hijos, la lectura de "Mrs. Dalloway" le resulta tan reveladora que empieza a considerar la posibilidad de cambiar radicalmente su vida. En Nueva York, Clarissa Vaughan, una versión actual de "Mrs. Dalloway", está enamorada de su amigo Richard, un brillante poeta enfermo de SIDA. (FILMAFFINITY)

Las Horas, película basada en la novela de Michael Cunnighan, ganadora del premio Pulitzer en 1999, narra la vida en un día de tres mujeres en lugares y  tiempos distintos. El hilo conductor es la novela Mrs. Dalloway escrita por Virginia Woolf en 1923, en uno de los momentos creativos más importantes de la autora, sumergida en medio del frenesí de la creación y las crisis de su enfermedad bipolar contra la que luchó a lo largo de su vida.

Mrs. Dalloway, Clarice Dalloway (La luz, Clarice, la claridad, metáfora de la película) es una mujer de clase media alta londinense que mira y observa lo que ocurre a su alrededor, recuerda su pasado, refleja los sentimientos de aquellos con los que se cruza en un día en el que sale a la calle y donde su cometido es preparar una fiesta a la que van a asistir amigos. Los primeros planos de la película reflejan a otra Clarice, Clarice Vaughan (interpretada por Meryl Streep), abriendo cortinas para que entre la luz del día en su casa y después en la casa de su amigo el escritor Richard, enfermo de Sida, al que cuida y mima e invita como protagonista de su fiesta tras recibir un premio por uno de sus libros de poesía.

Esta Clarice que vive a finales del Siglo pasado, madre de una hija adolescente, comparte su vida afectiva desde hace diez años con Sally. Clarice estuvo enamorada de Richard cuando eran adolescentes. Curiosamente momentos antes de lanzarse por la ventana Richard recuerda la imagen de Clarice, como una luz imborrable. Este posteriormente elige una pareja homosexual, Louis, también durante muchos años, hasta que finaliza la relación entre ellos.

Richard es el contrapunto de Virginia Woolf, ambos escritores y enfermos psíquicos. Los dos se suicidan, eligen la muerte como forma de salir de sus enfermedades. La historia de Richard nos lleva a otra parte de la película: la relación con una madre que les abandona a él y a su hermana al nacer esta, tras un intento de suicidio de la madre en donde en el último momento elige "la vida y no la muerte", pero con el pensamiento y compromiso interno de abndonarlos cuando nazca su hija. Otra similitud entre Richard y Virginia: los dos pierden a sus madres siendo niños. La madre de Virginia murió tenía 13 años (comienzo de su primera crisis seria), una de sus hermanas fallece a poco tiempo durante la luna de miel y ella sufrió abusos por parte de sus hermanastros.

La madre de Richard, Laura Brown (interpretada por Julianne Moore), está leyendo el libro Mrs. Dalloway, en los años 50. Vive una vida aburrida con su marido y su hijo pequeño, distante afectivamente con ambos. En el libro se cuenta que alguien tiene que morir, Virginia Woolf medita en la redacción de su libro mientras lo escribe y sabe que alguien tiene que morir, porque sí, porque: “Si debo elegir entre la tranquilidad y la muerte, elijo la muerte. No se puede encontrar la paz evitando la vida”. “Alguien tiene que morir para que podamos apreciar la vida; el poeta morirá” Curiosamente esa muerte anunciada "salva" a Laura, pero la condena a abandonar a sus hijos y a su vez condena a sus hijos (la hija muere, el hijo se suicida). La literatura como salvación, pero también como condena.

La película es una reflexión sobre el valor de la vida y la muerte y el suicidio como decisión final de personas atormentadas por enfermedades orgánicas y mentales. También se centra en la importancia de las relaciones en los lazos afectivos que tenemos con quienes nos rodean en ese círculo tan próximo como una segunda piel que es la familia. Por último se analiza (en una forma menos directa) sobre el papel de la creación y la literatura que a veces salva y otras condena tanto a los escritores como a los lectores.

Una película muy bien interpretada por Meryl Streep y muy bien dirigida por el director Stephan Daldry. La música como la novela Mrs. Dalloway de Virginia Woolf sirve de nexo a lo largo de la película.



Creatividad y vejez. Encuentros y divergencias. Las autobiografías



Los artistas, ya sean mujeres o hombres de letras, músicos, pintores, escultores, filósofos o científicos, se enfrentan de forma distinta a la continuidad creadora cuando la vejez está presente. Por lo general los músicos y pintores, mantienen su capacidad creativa a diferencia de los escritores. Para estos, sobre todo los que escriben ficción, la proximidad de la muerte concretiza la vida y la imaginación queda herida y limitada. Esto dificulta la capacidad para crear personajes que puedan condensar deseos, proyectos y sentimientos.  Es como si la imaginación se acartonara. Muchos escritores repiten en la vejez los temas que ya han tratado en otros momentos de su vida. Se sobreviven a sí mismos. Si la obligación en la vejez es sobrevivir, es difícil conjugar las exigencias de la vejez con el espíritu creativo. Evidentemente hay excepciones y algunos escritores como Sófocles, Goethe, Hugo, Bellow, han mantenido viva la escritura de ficción en los últimos años de su vida. En general los recuerdos se constituyen en el eje sobre el que vertebra la escritura en la vejez.


Muchos escritores ancianos se refugian en la autobiografía y el ensayo, que no implican un compromiso tan íntimo y personal como proyección de anhelos y deseos y les permiten mantener vivo el oficio de escribir. Pocos autores escriben autobiografía siendo jóvenes, es más común la escritura de diarios como hizo Joseph Pla cuando tenía apenas veinte años y que reunió posteriormente en su “Cuaderno azul” o bien los Diarios de Kafka, verdaderas joyas literarias que reflejan las relaciones cotidianas con su entorno, sobre todo con la figura paterna. En España los casos de Luis Antonio de Villena (“Ante el espejo”) o Andrés Trapiello, que escribe su monumental biografía desde hace más de 20 años, con más de 22 volúmenes publicados de sus diarios conocidos como “Salón de los pasos perdidos”, son algunas de las excepciones. Científicos como Ramón y Cajal (“Recuerdos de mi vida”), filósofos y naturalistas como Rousseau (“Confesiones”), escritores como Carlos Barral (“Años de penitencia” y “Años sin excusa”) o Vargas Llosa (“Como pez en el agua”) han escrito sus biografías en una etapa media de la vida. Lo normal es que las autobiografías como las Charles Darwin (“Autobiografía”), Bertrand Russell (“Autobiografía”), Francisco Ayala (“Recuerdos y olvidos”), Fernando Fernán Gómez (“El tiempo amarillo”), Gabriel García Márquez (“Vivir para contarla”), Adolfo Marsillach (“Tan lejos, tan cerca”), Pablo Neruda (“Confieso que he vivido”), Bryce Echenique (“Permiso para sentir”), Ingmard Bergman (“Linterna mágica”), Castellet (“Los escenarios de la memoria”), Marcelo Mastroniani  (“Sí, ya me acuerdo”), Rafael Alberti (“La arboleda perdida”), Luis Buñuel (“Mi último suspiro”), Felicidad Blanch (“Espejo de sombras”), Georges Simenon (“Memorias íntimas”), están escritas cuando ya han cumplido los 70 o algunos con más de  noventa años, como los casos de dos escritores vivos: Juan Eduardo Zúñiga (“Recuerdos de vida”) o Caballero Bonald (“La novela de la memoria”). En estos casos corresponden a textos de despedida que recogen sus vidas y son un legado para las personas cercanas y para la posteridad. Curiosamente este proceso se da también como lectores: se lee menos ficción porque también los procesos de empatía van disminuyendo. La vejez no solo es una retracción de capacidades físicas y cognitivas, también los procesos afectivos disminuyen.


En todo caso la escritura de autoficción, tan de moda en los últimos años, reconstruye momentos biográficos del autor a través de los personajes, a veces con nombres y apellidos que se ajustan a la realidad, es una forma de contar la propia vida, pero que como toda forma de ficción corresponde a una mentira calculada que se acerca a la verdad, parafraseando a Vargas Llosa. Escritores como Lucía Berlin, Isak Dinesen, J. M. Coetzee, Marcos Giralt, Eugene Carrère o Héctor Abad son algunos de los escritores que utilizan la novela de sus vidas como eje de su narrativa.


Para el músico y el pintor la obra se despliega en un presente continuo y pintores como Leonardo, Miguel Ángel, Goya o Picasso, mantuvieron viva la llama creativa hasta sus últimos días. Los compositores músicos como Morricone, Beethoven, Verdi, List o Brahms, mantuvieron y alumbraron algunas de sus mejores obras a partir de los 70 años. Otro tanto ocurre con los artistas e intérpretes de música: es reconocida la capacidad de algunos pianistas y directores de orquesta de seguir activos hasta sus últimos días, siempre que no estén afectados funcionalmente por procesos neurodegenerativos de la vejez o por problemas articulares.

Señora de rojo sobre fondo gris

Teatro Bellas Artes. Dirigida por José Sámano. Intérprete José Sacristán. Madrid 10 de setiembre del 2019.




Basada en la novela con ribetes autobiográficos de Miguel Delibes, escrita  casi 20 años después de la muerte de su mujer Angela. El protagonista, Nicolás, viudo, pintor alcoholizado y en crisis creativa desde la aparición de la enfermedad y muerte de Ana, su mujer, relata en primera persona en un monólogo intenso, sin pausas, los recuerdos de Ana.
Las pinceladas precisas y sueltas esparcidas como la pintura de un lienzo de los recuerdos de su mujer ausente,  reflejan  el amor de toda una vida: madre de muchos hijos, siempre delgada, con dificultad para complacerla, siempre presente en su vida. La cotidianidad de la vida se rompe cuando la enfermedad aparece. Todo ocurre en pocos meses del año 1975, año de la muerte del dictador Franco, pero también tiempos de represión en los coletazos finales de una dictadura que reprime a los opositores por sus ideas contrarias al régimen, como es el caso de uno de los hijos de Ana y Nicolás y también de la mujer de éste, encarcelados en la cárcel de Carabanchel,  con una hija pequeña que cuidan los abuelos.
La actitud de la madre nada más tener noticia de la detención de su hijo y su nuera refleja su personalidad: remueve Roma con Santiago para evitar que sus hijos fuesen torturados. Llama y acude a amigos y familiares, alguno de ellos conocidos falangistas. Mujer con determinación y valiente que exige que sus hijos vuelvan cuanto antes a casa, sanos y salvos. También el carácter de una mujer que se relaciona con soltura en las relaciones sociales, «una mujer que con su sola presencia aligeraba la pesadumbre de vivir», protegiendo a su marido para que éste se dedique a pintar, procurando desvincularle de las cosas mundanas del día a día y creando espacios de felicidad a su alrededor: mujer de su casa, administradora, manejando sutilmente los hilos de la vida y respetando la creatividad del marido.
Nicolás va desgranando en un relato minucioso la aparición de los primeros síntomas de la enfermedad, las visitas a los distintos médicos y especialistas que determinan el diagnóstico de un tumor operable y supuestamente benigno, la aceptación y relativa facilidad con la que va asumiendo la enfermedad,  el disimulo para que no se note las consecuencias físicas de la misma y la posibilidad de que puede morir,  también  Nicolás es consciente de que la vida se va acabando para ella y para ellos. Ella leía un único libro de Ungaretti, que le acompañaba en sus horas de insomnio, siempre con un vaso de agua. Nicolás leyó los siguientes versos del poema “Agonía” de ese libro que ella había dejado entreabierto: «Morir como las alondras sedientas / en el espejismo. / O, como la codorniz / una vez atravesado el mar / en los primeros arbustos... / Pero no vivir del lamento / como un jilguero cegado». Esta es la ofrenda de ella hacia la vida y el camino elegido hacia la muerte.
La obra es una reflexión sobre la vida y el vacío que deja la muerte de un ser querido junto con el dolor, ausencia, soledad y la necesidad de recordar, para poder seguir llevando una vida no del todo destructiva. El filósofo y escritor Fernando Savater ha escrito mucho sobre la muerte de su mujer. En uno de sus artículos dedicado a ella en el aniversario de su muerte escribe lo siguiente: "El dolor principal no es la soledad, que para una persona mentalmente madura resulta tantas veces bienvenida, sino la ausencia. En la ausencia el amor se perpetúa como queja, como culpa de quien nunca más dejará de echar de menos". En las parejas adultas casi nunca se piensa que uno ha de morir antes que el otro, se vive en una especie de ilusión de una vida compartida sin fin, en un tiempo perpetuo de convivencia, pero esto casi nunca es así, y uno morirá antes que el otro. De ahí las dificultades en la elaboración de los duelos por la muerte de la pareja que dan lugar en muchos casos a duelos complicados.  El abuso de consumo de alcohol y ansiolíticos, las ideas de suicidio y suicidios consumados, somatizaciones y aparición de enfermedades graves, a veces catastróficas como cánceres y depresiones, son algunas de las manifestaciones clínicas y sintomatológicas en la dificultad de asumir la muerte de una pareja.
Una gran obra, una oda a la ausencia y al recuerdo, maravillosamente interpretada por José Sacristán, que crea una atmósfera de respeto, expectante y silenciosa a lo largo de la función, en un silencio compartido por la identificación en el texto y en el amor que trasmite del recuerdo Ana. La Obra es quizás algo fría, porque el recuerdo también enfría los sentimientos, porque la muerte y la ausencia son fríos, como refleja el autor al finalizar la obra.




Ordesa, M. Vilas. Madrid, Alfaguara, 2018

Alegría, M. Vilas. Barcelona, Planeta, 2019.







Ordesa (2018) y Alegría (2019) son las dos últimas novelas del escritor Manuel Vilas.


Desde la literatura de auto ficción las recientes novelas Ordesa (2018) y Alegría (2019), de M. Vilas, se encuentran entre los textos más valientes publicados en los últimos años en Lengua castellana y donde a través de pinceladas sinceras, reconstruye desde el presente la relación del protagonista con sus padres, con su vida actual y pasada, con sus hijos y su nueva pareja, con sus adicciones, con el dolor de vivir en un presente que tiene el sentido de la vida vivida y recordada y contada que le libera posiblemente de una melancolía sin nombre.

Es una invocación a la belleza, a la alegría de la vida. Transformar el recuerdo en alegría como el mayor renacimiento del Amor

<<La fuerza de vuestro amor no se cumplió en vuestro presente, sino ahora, cuando ya estáis muertos. Porque la vida, en su significado más profundo, solo se cumple en su recuerdo” (Alegría, pág. 309).

Los dos libros están centrados en el recuerdo de los padres (pasado) que se hace presente constantemente en cada uno de sus actos, como un duelo consciente y permanente por ellos.

<<Con nadie puedo hablar de mi padre y de mi madre, tal como a mí me gustaría hablar. No puedo hablar con nadie de ellos, porque nadie me acepta que no los haya enterrado aún. Todo el mundo acaba enterrando a sus muertos. Yo no lo he hecho, me detengo en el duelo porque estoy envenenado de la belleza del duelo, me he hecho adicto al duelo>> (Alegría, pág. 220)

<<La invocación del pasado puede ocuparte las veinticuatro horas del día. Qué hay en mi presente sino esa terca y abrumadora y decadente y voluptuosa abundancia del pasado>> (Alegría, pág. 245)

<<Yo sé muy bien lo que está pasando cuando vienen estas voces: lo que está pasando es que yo busco tretas y engaños, argucias y añagazas y trampas para impedir el adiós devastador, el adiós real. Me lo invento todo para reteneros en este mundo>> (Alegría, pág. 270).

<<Son vuestros espíritus. Cómo no creer en los muertos, si ahora los muertos sois vosotros dos en forma de pájaros en la noche, pájaros hambrientos de mi luz>> (Alegría, pág. 296).

La otra invocación constante es la presencia de sus dos hijos y la reflexión sobre la paternidad:

<<Los hijos no lo saben, pero vienen a este mundo a sellar el amor entre hombres y mujeres.

<<Los hijos se convierten en anillos de fuego que unen para siempre a un hombre y una mujer. Son formas de carne de la voluntad de un amor. Un hombre y una mujer que deciden tener un hijo buscan el arraigo de su propio amor, aunque ellos no lo sepan. No será fácil que rompamos nuestro matrimonio, se dicen en el inconsciente los cónyuges con hijos>> (Alegría, pág. 285)

Al igual que recuerda a su mascota, un perro que compartió su vida durante 14 años

<<Lo había olvidado en el tráfago de muertos más ilustres de mi familia. Me había olvidado de esa criatura a la que amé con todo mi corazón y a quien no supe cuidar cuando se hizo viejo>> (Alegría, pág. 299).

El sabor de las cerezas. Dirigida por Abas Kiarostami en 1997


Narra  las últimas 24 horas de un suicida en la búsqueda de alguien que le entierre, que cubra su cuerpo con 20 paladas de tierra para no quedar muerto a la intemperie. Contacta con tres personas a las que ofrece una suma de dinero por realizar ese trabajo de enterrador: un soldado afgano que sale corriendo tras escuchar su propuesta, un seminarista, que le escucha pero reniega de su oferta y por último un taxidermista que accede a su petición. Los diálosgos son extraños. El presuicida se interesa por la vida de sus candidatos, pero nada dice de los motivos que le llevan al suicidio. Casi toda la película está rodada en el coche del suicida, con tomas repetidas de primeros planos de los personajes montados en el coche en movimiento. Una read-movie, que encierra en los planos del coche la angustia del suicida y por otro lado ofrece planos de polvo y tierra de las afueras de Teherán, una cantera con caminos polvorientos donde ha elegido meterse en un hoyo tras su deseo de ingerir pastillas para dormir.
Aparentemente nada va a salvar al suicida de sus intenciones de quitarse la vida. Ni siquiera el testimonio del taxidermista en el que cuenta que quiso suicidarse colgándose de un cerezo, pero que al probar las cerezas hizo recuperar sus ganas de vivir y imaginar u mundo donde los niños y el pulso de la vida reobran sentido para él.
El final de la película termina cuando se oscurece la pantalla. Y aparecen personas con cámaras a los hombros que están rodando una película justo en el lugar que ha elegido para morirse a los pies de un árbol. Final abierto, la vida sigue, se rueda.

Urtain. Obra de teatro



Una gran Obra que describe el auge y la caída de uno de los grandes mitos del deporte en España. Del árbol caído todo se hace leña y caída en desgracia de Urtain simboliza el destino de muchos ídolos a los que se encumbran y que después se abandonan. Una constante en nuestro País.
Los azares de la vida hicieron que Urtain muriera lanzándose por una ventana con 49 años, la misma edad en la que muere su padre, reventado por una apuesta en la que 15 personas iban a saltaban sobre él. Tremendas las cosas que se hacen en algunos lugares para demostrar la "hombría" de algunos.






Lo que arde...con el viento






Lo que arde. Dirigida por Oliver Laxe (2019)



Nadie espera a Amador cuando sale de la cárcel tras cumplir condena por haber provocado un incendio. Regresa a su casa, una aldea perdida de las montañas lucenses, donde volverá a convivir, al ritmo sosegado de la naturaleza, con su madre, Benedicta, su perra Luna y sus tres vacas. (FILMAFFINITY)

Tercera película del joven director Oliver Laxe. Ambientada en las montañas lucenses, entre las provincias de Lugo, León y Asturias, comarca de Los ancares, tierras agrestes, montañas tupidas de la Galicia profunda.

La película empieza con la salida de la cárcel tras cumplir condena por pirómano de Amador y el recorrido en del bus camino de vuelta a la casa donde vive su anciana madre. El trayecto del bus termina una aldea. Los vecinos le reconocen, le miran extrañados como un fantasma que retorna, él que ha pagado con una condena por un delito por todos conocido. Sorprendidos. Sigue el camino a pie hasta llegar a la casa donde vive su madre Benedicta una anciana que convive con tres vacas, un huerto y la perra Luna.

El recorrido a pie nos va acercando a la casa de su madre en medio de un bosque dentro de la Galicia profunda. Inicialmente Benedicta parece sorprendida al ver a su hijo, está ocupada como siempre en las tareas de la labor y cuidado de la casa y las vacas y el huerto. No sabemos el tiempo que ha estado en la cárcel, ni cómo pasa el tiempo en medio de la naturaleza, pero trasmite en ese primer encuentro con su hijo la sensación de que le estaba esperando, la vuelta del hijo pródigo, el Ulises que vuelve al hogar. Con pocas palabras le invita a entrar en la casa, que se acomode, quizás preguntándose cómo se va a reintegrar Amador a un mundo que ambos conocen bien, que atrapa, y al que no queda más remedio que emplear todos los recursos para sobrevivir.

Los dos saben lo que tienen que hacer, en el campo los días son todos iguales y siempre con las mismas tareas. Los diálogos son breves, escuetos, directos pero lleno de complicidad.

Amador retoma las labores del campo que tan bien conoce y aquí se desarrolla gran parte de la película: la complicidad de madre e hijo en medio de una naturaleza que no permite un descanso para sobrevivir en el día a día.

La vuelta del hijo pródigo al hogar materno no es fácil. La película deja preguntas en el aire sin respuesta: por qué se convierte en pirómano si ama tanto su tierra, quien es el culpable, se pueda matar (quemar) lo que se ama…Nos va mostrando en un dialogo permanente con el espectador y entre las imágenes que se reflejan unas en otras la mirada del director que se mezcla con los protagonistas y también con el espectador. El momento de la película que condensa esto es cuando llevan a una de las vacas a curar: Amador y la veterinaria conduciendo la camioneta con la vaca detrás y Amador de copiloto,  la cámara se centra en un primer plano de la vaca que mira a través de sus ojos profundos y lánguidos el pasaje que van recurriendo mientras suena la canción Susanne de Leonard Cohen. Momento mágico de la película. Imágenes reflejadas que se mezclan de forma especular: la naturaleza los personajes y los espectadores tan difícil de condensar en el cine.

La película es una reflexión sobre el papel de los agricultores y ganaderos en la evolución, conservación y destrucción del ecosistema. A veces son poco conservadores con su medio: plantan eucaliptus para buscar un rendimiento inmediato que rompe y destruye lentamente el ecosistema. No es casualidad que la película comienza con la fragilidad de los eucaliptos arrancados por una máquina y la fuerza del roble con el que se topa que resiste y no puede con él. Metáfora de la fuerza de la naturaleza cuando se ha dejado que brote y se instale en el tiempo los árboles y lo frágil de aquello que crece rápido para buscar un beneficio.

Al final el fuego, lo que arde, lo que destruye, pero quién es el culpable. A quien se puede culpar cuando todos forman parte del entorno. Los habitantes culpan d nuevo a Amador del incendio. Le agreden: la sociedad siempre busca un chivo expiatorio que le libre de la culpa.

Película tan bien contada, con pocos diálogos, representativa de un medio rural que está ahí para ser contado con solo dos piezas musicales que se repiten a lo largo de la narración. La naturaleza es el sonido y la mirada de la película. Los humanos con sus contradicciones son los que modifican su tiempo.

Muy buena interpretación por parte de Benedicta y Amador. La naturalidad queda reflejada en la película.

Muy buena película que merece la pena disfrutar.



Con el viento. Dirigida por Meritxell Conell (2018).



Mónica es una bailarina y coreógrafa de 47 años que vive en Buenos Aires, donde desde hace dos años intenta realizar una nueva obra sin éxito. Nació en un pequeño pueblo al norte de Burgos, donde ahora ya sólo viven sus padres y seis personas más, y al que no ha vuelto desde hace veinte años. Una llamada de su hermana diciéndole que su padre está muy grave la empuja a volver. Pero cuando llega, su padre está muerto. Después del funeral, su madre le pide que se quede con ella para vender la casa. Son casi dos desconocidas que tendrán que aprender a conocerse y a convivir. (FILMAFFINITY)

Curioso que dos películas Lo que arde (2019)y Con el viento (2018) se hayan estrenado en años consecutivos. Las dos sobre el tema del reencuentro entre una madre y un hijo. Centradas en el viaje de vuelta a las raíces, a la naturaleza madre.

Con el viento es una película llena de abrazos, algo que ahora en época del confinamiento tanto echamos de menos. Abrazos que abrazan y recupera lo que en la distancia se ha ido perdiendo, pero no olvidando. Mónica vuelve a la casa de su madre ubicada en un pueblo de un páramo de la provincia de Burgos, tras recibir una llamada de su hermana diciendo que su padre se encuentra muy enfermo. Es bailarina, vive en Buenos Aires donde desarrolla su profesión. Cuando llega el padre ha fallecido. Nos va mostrando los reproches de su hermana por haber tenido que hacerse cargo de sus padres mientras ella ha elegido independizarse e irse lejos. Se queda con la madre, se reencuentran, no solo con ella, sino con el pasado, con las raíces que tanto cuestan soltar y dejarlas volar. Película llena de momentos de abrazos (lo que se retiene y se rencuentra) y movimientos de Mónica que expresan a través del baile lo que intenta atrapar, lo que se desvanece. El aire que se cuela, pero nunca se puede recoger.

Representa el duelo por la infancia, por los padres, por ella misma, por su vida. La metáfora del renacer de la primavera tras pasar un invierno juntas conviviendo Mónica y su madre, representa este despertar de nuevo a los recuerdos y a la vida.

La casa la tienen que vender, la madre no puede quedarse en una casa sola, llena de recuerdos. Pero dice muy honestamente que no quiere llevarse nada, que lo que ha sido útil en la casa ya no lo será en su nuevo piso de Burgos a donde se va a vivir.

No importa saber si Mónica se queda con la madre o no. El duelo está hecho. Así finaliza la película.

Estas dos películas tienen este nexo en común: la vuelta a los orígenes tan difíciles de asumir cuando de una u otra forma se decide salir del nido y volar.

Excelente interpretación de todos los personajes, especialmente la protagonista y su madre.  Los personajes secundarios, la hermana, la sobrina y los vecinos del pueblo bien elegidos y derrochando naturalidad.

La música de Purcell, cantada por una contralto añade un toque nostalgia que contrasta con la dureza de la vida en un pueblo de un páramo de Burgos.


Fragmentos de mujer. dirigida por Kormél Mandruczó. Netflix, 2020




No hay muchas películas que se centren en la muerte de un recién nacido en los primeros momentos de la vida. Esta es una de ellas.
Así comienza la película, dedicando casi 10 minutos a los momentos previos del parto de una joven en su casa en compañía de su pareja, ilusionados con la llegada de su hija, hablando con gratitud y deseando que llegue ese momento cuanto antes. Han decidido tener a su hija en casa "cuando mi hija decida nacer", han hecho la preparación para el parto con una matrona Barbara, a la que acuden en el momento que rompe aguas pero que se encuentra atendiendo otro parto complicado. Les anima a que llame a otra comadrona de confianza Eva, con la que se ponen en contacto y acude a los pocos minutos. La madre hubiese preferido su comadrona de confianza pero asume que no queda otro remedio.
La escena del parto es excepcional y muy bien interpretada por la actriz Vanesa Kirby. Nos hace empatizar con ella, con el dolor que viene y va, con la nauseas, mareos y necesidad de vomitar, la necesidad de apoyarse en su pareja y confiar en las maniobras de la comadrona. Va al baño, se tumba luego en la cama, nota los latidos del corazón de su hija, pero algo se está torciendo. La comadrona intenta escuchar los latidos y se alarma. Dice al padre que llame al hospital o a los servicios de urgencia, pero prefieren seguir maniobrando para dar a luz en casa. Dilata correctamente, nace su hija, la tienen entre sus brazos, pero de repente se pone azul, llama enseguida el a una ambulancia que no puede hacer nada cuando llegan para reanimarla.
Tras estos momentos de mucha tensión donde los espectadores sabemos que la niña nace muerta que todo el esfuerzo es en vano, lo vivimos con el sentimiento de impotencia y de dureza, del esfuerzo que trae consigo el alumbramiento, del inevitable "parirás con dolor", pero es necesario tanto dolor, los que no parimos nos lo preguntamos. El agradecimiento a nuestras madres que nos han parido es inevitable, y la empatía con todas las madres que han parido a lo largo de la vida.
La segunda parte de la película tiene que ver con la elaboración del duelo por parte de cada uno. La pareja empieza a distanciarse, él más activo, más impaciente, combina su dolor y el sufrimiento con la vuelta a las dependencias anteriores del alcohol y el tabaco, ella, se retira, necesariamente, necesita su tiempo, vuelve a su trabajo, intenta recoger la habitación de su hija, sacar todo aquello que le recuerde a ella, desaparece el deseo sexual por parte de ella, algo que su pareja no parece entender.
La madre de ella junto con él quiere meter en la cárcel a la matrana y se crea una alarma social al respecto. La madre se mantiene ajena a esto, reconociendo desde el primer momento que la solución no está en la Justicia y que nada le va a devolver a su pequeña.
Magníficamente contado este proceso, él ya habla de separarse, de cambiar de aires, quiere que ella le acompañe, pero ya están muy alejados. El busca en el sexo con con otra persona (una prima de ella, abogada que le lleva el la demanda contra la matrona).
Mientras ella planta semillas de manzanas entre algodones y en la nevera a la espera de que empiecen a crecer, eso lleva tiempo, el tiempo necesario para que ella vaya poco elaborando su propio proceso de duelo.
La relación con su madre siempre ha sido muy complicada. La madre nace en medio de la segunda Guerra mundial, estuvo a punto de morir, de hambre. No dieron por ella ninguna una esperanza. "El médico me cogió por los pies como si fuera un pollo y dijo que si levantaba la cabeza se puede salvar si no...y sabes lo que hice, levanté la cabeza...y eso es lo que espero de ti en la vida, que te defiendas y que levantes la cabeza". La madre se alía con el yerno sabiendo y reconociendo que no es la mejor pareja de su hija y le da un cheque para que se vaya y ni vuelva.
El final termina cuando en medio del juicio y tras revelar una foto que hizo su pareja en el momento que ella sostiene a su hija viva en brazos, entiende que así es la vida, que ha sido capaz de dar vida y que la matrona le ayudó a que su hija naciera. La exculpa y termina el Juicio.
Se concilia con la madre y el final de la película aparece una niña pequeña subida a un manzano, la madre la llama, es la madre que perdió a su hija. La manzana como un elemento que enlaza, el manzano florido, nacido presuntamente de las simientes que ella hizo crecer con paciencia. Una gram película.


Francisca aguirre. Poeta. 1930-2019

Hace tiempo

A Nati y Jorge Riechmann

Recuerdo que una vez, cuando era niña,
me pareció que el mundo era un desierto.
Los pájaros nos habían abandonado para siempre:
las estrellas no tenían sentido,
y el mar no estaba ya en su sitio,
como si todo hubiera sido un sueño equivocado.

Sé que una vez, cuando era niña,
el mundo fue una tumba, un enorme agujero,
un socavón que se tragó a la vida,
un embudo por el que huyó el futuro.

Es cierto que una vez, allá, en la infancia,
oí el silencio como un grito de arena.
Se callaron las almas, los ríos y mis sienes,
se me calló la sangre, como si de improviso,
sin entender por qué, me hubiesen apagado.

Y el mundo ya no estaba, sólo quedaba yo:
un asombro tan triste como la triste muerte,
una extrañeza rara, húmeda, pegajosa.
Y un odio lacerante, una rabia homicida
que, paciente, ascendía hasta el pecho,
llegaba hasta los dientes haciéndolos crujir.

Es verdad, fue hace tiempo, cuando todo empezaba,
cuando el mundo tenía la dimensión de un hombre,
y yo estaba segura de que un día mi padre volvería
y mientras él cantaba ante su caballete
se quedarían quietos los barcos en el puerto
y la luna saldría con su cara de nata.

Pero no volvió nunca.
Sólo quedan sus cuadros,
sus paisajes, sus barcas,
la luz mediterránea que había en sus pinceles
y una niña que espera en un muelle lejano
y una mujer que sabe que los muertos no mueren.



La excavación. Dirigida por Simón Stone (2021)


Narra el desarrollo de la excavación que se llevó a cabo en la campiña inglesa por parte del excavador (no profesional) Basil Brown interpretado por Ralh Fiennes), contratado por la dueña de una casa decimonónica  Edith Prety (interpretada por Carely Mulligan), viuda de su marido al poco de quedarse embarazada y aficionada a las excavaciones y a la historia. A través del encuentro de estos dos personajes se desarrolla la trama.

      La película es una reflexión sobre el devenir de las cosas pasadas, sobre el tiempo, sobre el duelo y el paso del tiempo, sobre la fugacidad de la vida. Los dos comparten estas reflexiones, eje de sus vidas. Ella tiene un hijo al que quiere.La enfermedad cardiaca que se va instalando de forma cada vez más presente en la vida de ella, es otro de los ejes de la película. Una despedida de la vida a sorbos, donde ella en un primer momento intenta disimular la gravedad de su enfermedad pero que la trama va desarrollando en un proceso de confluencia donde hay que mirar de cara a la muerte y saber despedirnos de las personas que nos rodean.

    Las acciones secundarias que se van desarrollando forma parte d ela vida, con sus amores y desamores, los momentos de felicidad, el vivir el momento presente porque todo lo demás no importa, aunque se pierdan en el futuro y ya será recuerdo.

    Al final la historia hace justicia al excavador como la persona que encontró en un primer momento el tesoro de Sutton Hoo, que ratifica una cultura anglosajona en el Siglo VI d.c.

       Una buena película muy bien interpretada por Ralph Fiennes y Carely Mulligan.

Noticias del gran mundo (2020), dirigida por Paul Greengrass




    Cinco años después del fin de la Guerra Civil estadounidense, el veterano capitán Jefferson Kyle Kidd (Tom Hanks) viaja de ciudad en ciudad narrando noticias, hablando de historias que tienen lugar en cualquier rincón del mundo. Un día, en Texas el capitán se encuentra a Johanna, una niña de diez años secuestrada seis años atrás por la tribu india Kiowa, y que durante ese tiempo fue educada como uno de ellos. Johanna, en contra de su voluntad, debe ir a vivir a casa de sus tíos carnales. El capitán Kidd acepta entregar a la niña a sus tutores legales. En el viaje, ambos recorrerán cientos de kilómetros y deberán enfrentarse a enormes dificultades, humanas y naturales, en búsqueda de un lugar al que puedan llamar “hogar”. (FILMAFFINITY)

De nuevo un western centrado en la relación entre un capitán y una niña Kiowa a la que tiene que devolver con los únicos familiares que le quedan tras morir su familia. Película que permite a través del viaje narrar la vida de los americanos que llegaban al oeste y se establecian tras el final de la guerra de secesión. El se dedica a leer los periódicos en audiencias públicas en los pueblo por los que va atravesando. Es su medio de vida. Selecciona las noticias y las cuenta con gran aceptación por parte de la audiencia. Nos vamos enterando que perdió a su mujer hacia 5 años y el duelo no lo ha terminado de cerrar. 
La película permite revisar algunos de los tópicos sobre la Conquista del Oeste que en muchos caos pasó por la aniquilación de la población autóctona, el comienzo de la Ley y el orden en los poblados, el movimiento de poblaciones a lo largo de la línea de ferrocarril que se estaba haciendo, la irrupción de los primeros periódicos tanto locales como estatales,...
El eje es el encuentro entre el capitán y la niña Kiowa. Como no podría ser de otro modo el final se adivina...
Bien trenzada, con momentos a lo John Ford (Persecución de la ?diligencia) por parte de bandidos, el honor, la paternidad, la Guerra de Secesión,...Bien la fotografía, tono sentimentaloi de,  para expresar la relación entre el capitán y la niña kiowa. Muy buen interpretación de Tom Hanks, lo mejor de la película.

Sobre las despedidas ante la muerte anunciada



En 2015, al cantante Pau Donés, de 'Jarabe de Palo', le diagnostican un cáncer con el que convivió durante 5 años. Veinte días antes de morir llamó a su amigo Jordi Évole desde el hospital, y le dijo: "Me quedan muy poquitos días de vida y quiero pasarlos en mi casa del Valle de Arán. Me gustaría que subieses, pudiésemos tener una charla, que la grabes y hagas con ella lo que quieras". 'Eso que tú me das' es el resultado de esa charla. (FILMAFFINITY)

Anoche vi el documental "Eso que tu me das" dirigido por Evole para la Sexta, una entrevista entre el director y Pau Donés, a instancias de este unas semanas antes de morir.
La mayor parte de la entrevista trascurre en el interior de la casa del cantante en el Valle de Arán. Un primer plano de cantante muy delgado, con voz espera, conservando el sentido del humor, la gestualidad, la combinación de sentimientos sabiendo que le quedan pocos días de vida, el deseo por no poder seguir viviendo "al menos 15 años más, poder conocer a mis posibles nietos...", añoranza y aceptación de la vida tal y como la ha vivido.
Es una entrevista valiente, donde los episodios duros de su vida como el suicidio de su madre cunado él tenía la edad que tiene su hija ahora, "dos días antes me dijo que tendría que ocuparme de mis hermanos, en ese momento no sabía por qué me lo decía...". Habla de la madre con naturalidad, "Le gustaba la música, todo tipo de música, la salsa, Nat King Kole, el son cubano, había mucha música en casa, teníamos hasta vinilos donde se reproducian los monólogos de Gila...". La razón del suicidio de la madre fue la depresión.
Comenta que le gustaría que la gente se odiara menos, que aprenda a vivir y disfrutar de la vida, de la felicidad, del momento. Para él la vida en esos momentos es vivir el día a dia, los pequeños momentos...
Dice que llora mucho  porque su vida se acaba, pero también ríe. Es muy valiente expresando estos sentimientos.
La entrevista termina cantando Pau Donés en medio de unas vista impresionantes del Valle de Arán. La canción que canta es de uno de sus amigos y cantante, "El sitio de mi recreo, de Antonio Vega.

Una despedida, la vuelta al escenario deseado, esta vez bajando el telon para siempre.

La noticia de la muerte reciente del gran poeta Joan Margarit, que se produjo la semana pasada, también sabiendo que iba a morir, despidiéndose de sus amigos poco a poco, escribiendo su último poemario durante los meses de la pandemia que también han sido para él de lucha contra el cáncer.



Y otra muerte, la de Francisco Luzón que se produjo hace unos meses . Un ejemplo de entereza. 
Creo una fundación para luchar contra la ELA, a la que dedicó los últimos años de su vida y que en la actualidad la preside su mujer con la que se casó unos meses antes de ser diagnosticada su muerte. Rodeado de hijos y nietos, ha sido un gran ejemplo de lucha por la vida.

https://elpais.com/sociedad/2019/06/22/actualidad/1561204750_976607.html? " “No hablo, no puedo oler, no me muevo, pero sueño y quiero despertar mañana” 

A sun (2019). Dirigida por Chung Mong-hong




Narra la historia de una complicada familia. A-Ho, el hijo más joven, siempre ha sido un chico problemático, y por ello su padre, A-Wen, ha puesto todas sus esperanzas y expectativas en su introvertido hijo mayor, A-Hao. (Filmaffinity)

Las mejores reflexiones sobre los conflictos familiares vienen del cine de los paises orientales, en este caso a mano del director Chung Mong-Hong. A Sun es una reflexión sobre los conflictos dentro de una familia, unos padres de clase media con dos hijos varones adolescentes. El mayor, el aupado y querido por el padre para que estudie y se labre un porvenir como médico, más callado, romántico, con un discurso intimista y ensoñador. El pequeño, negado por el padre, coquetea con la delincuencia y se ve metido en un lío por el que entra en un reformatorio.

El padre es un militante de su trabajo como profesor de autoescuela, cree en su trabajo, intenta que el lema de la empresa de su trabajo sirva no solo para sacarse el carnet de conducir sino para conducirse por la vida de los conductores. Curiosamente ese lema lleva a consecuencias trágicas dentro de su entorno familiar.

La madre trabaja de peluquera en un club aparentemente de alterne o de espectáculo no aclarado en la película.

El azar de la vida cambia el curso normal de esta familia. Se plantea decisiones sobre la vida y por qué uno decide quitarse del medio de forma voluntaria. El precio de la deuda, las obligaciones morales, la restitución y la culpa, la importancia de los lazos entre madre hijo cuando uno es pequeño y la madre le lleva en la bicicleta en un paseo sin fin. Ese paseo que se rompe con el crecimiento y la entrada en la adolescencia.

La paternidad es el eje de la película, con sus responsabilidades y toma de decisiones. El director lo lleva al límite, cuando ya no se ha podido hacer otras cosas de forma más sana a lo largo de la vida.

Svinalangöria, dirigida por Pernilla August (2010)



 Película donde se mezcla en un flasch back los recuerdos de una mujer de su infancia en una familia muy desestructurada , con padres alcohólicos. 
El recuerdo se centra sobre todo en la madre de la que conservaba buenos recuerdos de la infancia, exigente, obsesiva con la limpieza, en un medio social desfavorecido en la Suecia de los años setenta. Vienen de Finlandia y están en búsqueda de trabajo. Subsisten bajo mínimos.
La protagonista vive aparentemente de forma sana. De mediana edad, con dos hijas pequeñas y un marido al que quiere. La noticia de que su madre está ingresada y le quedan pocas horas de vida desencadena un aluvión de recuerdos traumáticos de su infancia.
Muy buena película, donde se refleja que los duelos y las situaciones traumáticas permanecen en una especie de permafrost hasta que se deshielan en el presente por acontecimientos, a veces traumáticos.

Harry's daughters (2005), dirigida por Robert Hobert




Esta película tiene como tema principal la muerte de un bebé en el parto, que sirve de excusa para hablar de la relación entre dos hermanas embarazadas al tiempo, que esperan sus bebes al mismo tiempo.
Reconstruye su historia familiar, complicada por la muerte de la madre cuando la hermana pequeña tenía tres años.
Padre alcoholizado, rivalidad de las hermanas, envidias y temores, relaciones complicadas por episodios infantiles no resueltos.
Demasiados temas que al final terminan en un final feliz, frivolizando un tema tan importante como la muerte de un hijo recién nacido. Una pena porque pocas películas tratan este tema.

Suicide room (2011). Director Sam Komasa.



 

Dominik es un joven en apariencia normal, con dinero, éxito y amigos. Desde un punto de vista social bien adaptado; deportista y como todos los jóvenes de hoy día, adicto a las nuevas tecnologías. Su vida comienza a cambiar cuando en su búsqueda de su identidad sexual es marginado por familia y amigos, recluyéndose poco a poco en su particular mundo. (FILMAFFINITY)

La película se desarrolla en pocos meses en la vida de un adolescente de 18 años que cursa el último curso en un colegio de élite privado antes de entrar en la Universidad.

Hijo único. El padre ocupa un cargo ministerial y la madre trabaja en Publicidad y fotografía. Ambos muy atareados sin tiempo que dedicar a su hijo, sobre todo el padre que no conoce ni siquiera a los profesores del colegio y de las actividades que desarrolla e hijo.

Ambos con amantes, aunque aparentemente conservan una relación de pareja satisfactoria.

Dominik es un chico reservado. Tras asistir a una fiesta con los colegas del Instituto en la que se emborrachan y tras un juego en el que dos chicas tienen que aparentar una arrebato amoroso entre ella se ve envuelto en la misma petición de besarse con otro chico. Lo suben a las redes y empiezan los comentarios y el acoso en las mismas de sus devaneos homosexuales.

Esto le hace replantear su heterosexualidad y termina reconociendo en un momento ante los padres que es gay, pero tampoco sin mucha convicción.

El distanciamiento que le produce este estado hace que se encierre en su cuarto y que entre en una web “La habitación del suicidio” donde los personajes entran con avatares en los que pueden desarrollar sus ideas y venerar a la jefa. Es una secta de obediencia plena a su jefa Todos fantasean con el suicidio.

Mantiene a la vez una relación virtual con una chica que quiere quitarse la vida y que le induce a conseguir pastillas con ese fin.

Tras un episodio de encierro en su cuarto en el que los padres ausentes ni siquiera tiene noticia d ello, sin apenas comer, asistiendo a sesiones virtuales donde la pérdida de la identidad y de la realidad e hace palpable, intervine la policía que echa la puerta abajo y le encuentran en un estado catectico lamentable. Le ingresan en una unidad psiquiátrica de donde los padres le sacan entendiendo que su hijo no es un suicida. Solo es un adolescente con problemas de aislamiento.

Esto complica su tratamiento domiciliario primero por parte de un psiquiatra/psicoterapeuta que prefiere no administrar pastillas si no tiene una relación real y luego por otra psiquiatra que le receta. Él consigue las pastillas para dárselas a su amiga virtual, pero por circunstancias de la vida es quien termina tomándoselas en una especie de suicidio por inducción. La película termina sin saber realmente si al final se suicidad o no aunque la entrada de la madre den la habitación suicida virtual si hace pensar que se suicida, al igual que la reacción de su amiga que sale de la virtualidad para primero tener un encuentro con él en un bar y después emitir un grito de lamento ante su posible suicidio.

La música de Schubert inicial, cantando un lied, después el Orfeo y Eurídice de Gluck, el piano de Chopin y el concierto acompañan muy certeramente la película.,

Muy dura, que sirve para reflexionar sobre el suicidio en la adolescencia mediatizado por los juegos y los alter ego posibilitado por la creación de avatares.

 

La Balada de Narayama (1983). Dirigida por Shohei Imamura.

 

 

 

Era una vieja ley del pueblo, de un tiempo tan lejano que ya nadie lo recordaba; Al alcanzar los 70 los ancianos debían abandonar el pueblo para ir a vivir en la cima de la montaña Narayama. Una sentencia de muerte despiadada que sumía en la tristeza y la desesperación a las familias cuando tenían que enviar a sus mayores a la montaña. Orin tiene 69 años y se acerca el momento de partir hacia la montaña, pero todavía tiene que encontrar una mujer a su hijo. Remake de la película "Narayama bushiko", dirigida en 1958 por Keisuke Kinoshita. (FILMAFFINITY)

 

Narra la vida en una aldea japonesa de finales del siglo XVIII o principios del XIX. Centrada en una familia de la pequeña aldea con una economía de subsistencia sin aparente intercambio con otras aldeas, solo, a través de un vendedor que se acerca al pueblo para intercambiar la sal por otras mercancías.

La vida en la aldea sucede con una normalidad que llama la atención por su brutalidad en la concepción de la vida y la muerte, el sexo, la maternidad o simplemente las peleas familiares dentro de la aldea. Nos llama la atención porque viven muy cerca d de naturaleza, en algunos aspectos reproduciendo lo que ven hacer en los animales. Son animales de costumbres, enraizados en una comunidad anclada en normas estrictas de comportamiento y vínculos intrafamiliares y entre otros dentro de la misma aldea.

Centrada en la figura de ---- mujer que va a cumplir los 70 años y que se siente con salud para seguir funcionando en la vida. Lo normal es que cuando se llega a esa edad pierdan los dientes, mientras ella tiene que “romperlos contra una piedra” para hacer ver a los demás que es una anciana y que debe dejar paso a otras bocas a las que alimentar, a otros recién nacidos en la aldea.

La película se va centrando cada vez más en la necesaria despedida de la madre y en el cumplimiento de que los cuerpos deben ser llevados y dejados en la montaña para ser devorados por los cuervos y buitres y de esa forma cerrar el ciclo de vida.

La última parte de la película reproduce el esfuerzo de los vivos de despegarse de los muertos, en un duelo por la crónica de una muerte anunciada que en la película se narra a través del viaje del hijo mayor con su madre subiendo los caminos de la montaña hasta llegar al lugar en el que debe dejarlo. Cumplen con un requisito en una especie de suicido elegido por la madre, pero dentro de un contexto social y cultural y religioso de obligado cumplimiento si uno quiere estar a bien con los designios del hombre dentro de la vida.

 

Si algo me pasara, os quiero. (2020). Dirigido por Will McCormark y r

 

Corto de animación, ganador de los Oscar 2021. 

 En este breve corto de animación, oscarizado en el año 2020, se cuenta la historia de una pareja que echa de menos a su única hija pequeña. En las primeras imágenes aparecen tristes, cariacontecidos, silenciosos. El corto se centra en las “huellas” que permanecen de la hija (su cuarto, sus objetos, su pelota y sobre todo la camiseta, como objeto transicional que les permite volver a acercarse de nuevo a ella). Los padres no “pueden” entrar en su cuarto, tocar sus cosas,  confrontar, recordar y volver a compartir juntos los recuerdos de su hija. Las “sombras” del corto, entrecruzamiento entre el presente y el pasado, invitan a los personajes a enfrentarse a la pérdida, son el reflejo de la hija muerta y del estado emocional en el que se encuentran. En este corto tal y como  dijo Freud hablando de la pérdida como “la sombra del objeto que recae sobre el Yo”, queda simbólicamente representada la pérdida.

Los padres no se imaginan que un hijo lleno de salud y proyectos en la vida pueda morir de “repente”, en este caso víctima azarosa de un tiroteo en su colegio. Esta escena que se repite desgraciadamente en los colegios e institutos de USA y que pensamos que ocurre a otros, puede ocurrir en cualquier otro escenario del mundo donde los familiares no están preparados para recibir el impacto de una noticia de este calado.

No existe en castellano una palabra que defina la pérdida de un hijo: “orfandad” “viudedad” tienen que ver con pérdida de padres o de las parejas, cuando un hijo muere no hay palabras para expresar el dolor que trae consigo. Durante el proceso de duelo, se debe contar y expresar las emociones con palabras, recordar al hijo perdido, y todo esto es necesario de cara a que el duelo no quede como una huella perdida en un tiempo no recobrado.

En la psicoterapia del duelo complicado por pérdida de hijos o hijas debemos confrontar una y otra vez estos recuerdos, para avanzar paso a paso y no dejar que el duelo invada e impida la realización d otros proyectos también posibles en la vida.

En el corto los dos progenitores se encuentran en los primeros estadios de resolución del duelo, en fase de duelo agudo, de aturdimiento, de paralización de la vida psíquica. La esperanza y la luz se refleja a través de la confrontación d ellos recuerdo y como esto les ayudará a avanzar en el duro camino de elaborar la pérdida de su hija.

 

El repostero de Berlín (2017). Dirigida por Ofir Raúl Graizer




En Berlín, Oren, un ingeniero constructor israelí se encapricha del pastelero Thomas. El romance ni siquiera parece haber empezado cuando Thomas descubre que Oren ha muerto en un accidente de coche en Jerusalén. Thomas viaja allí sin saber exactamente qué es lo que está buscando. Descubre que la mujer de Oren, Anat, es propietaria de un café, y le ofrecer Oren un empleo de lo más básico, consistente en limpiar y fregar cacharros. Thomas no revela su talento en la cocina hasta el cumpleaños del hijo de Anat, cuando decide preparar unas pastas. Esto no acaba de sentar bien al religioso Motti, el hermano de Oren. Además, Thomas es alemán, la comida que prepara un goy no es de conformidad con la ley judaica, y un café en Jerusalén pierde clientes sin el certificado kosher. Anat, sin embargo, no es religiosa y elogia a Thomas como el trabajador dedicado que es y por el gusto que el creciente número de clientes le ha cogido a su pastelería. (FILMAFFINITY)

Hay varias temáticas en esta película de desarrollo lento que transcurre entre Berlín y Jerusalén: dos mundos que han estado enfrentados por la historia y que sirven de localización para desarrollar un peculiar triángulo amoroso entre Thomas-Oren-Anat.

El nexo entre las secuencias y la presentación de los personajes es la comida, los pasteles y más concretamente la sensualidad de la degustación de la pastelería y de las comidas típicas de Israel.

Ahí empieza la historia de los dos primeros personajes: Thomas trabaja de pastelero en una céntrica pastelería de Berlín y Oren es un ciudadano israelí que trabaja en Berlín en una compañía Germano-Israelí relacionada con el transporte de tren. Acude a desayunar a la cafetería y Thomas, único trabajador de la pastelería le sugiere una tarta de La Selva Negra. Le pide una caja de galletas para su mujer y le pregunta que cosa típica berlinesa puede regalar a su hijo de 6 años, por su cumpleaños. La mujer y el hijo viven en Jerusalén y él pasa períodos en Berlín trabajando. Tras esta presentación, le invita a que le acompañe a comprar el regalo para su hijo. Ambos terminan enrollados en el piso de Thomas y ahí empieza una relación con idas y venidas, no solo pasional y de contenido sexual, sino que se va afianzando entre ellos, aunque solo puedan verse una vez al mes por sus ausencias de Berlín. Poco sabemos de la mujer y del hijo, Thomas se interesa por saber cuándo hicieron por última vez el Amor y cómo la estimula y qué le excita a ella. Una forma de saber de él en su comportamiento con ella.

A partir de una de sus despedidas y de sus habituales viajes a Jerusalén, no vuelve a saber nada de él. Se le olvidan las llaves y la caja de galletas que lleva habitualmente a su mujer. Le llama hasta 13 veces y no recibe respuesta en el móvil. Acude a la empresa donde trabaja y le informan que ha tenido un accidente en Jerusalén y que ha fallecido. Hasta ahí este primer capítulo de la película.

Decide ir a Jerusalén y acercarse a la cafetería que regenta la mujer de su amante. Repite la misma secuencia: le pide algo para desayunar, ella le ofrece un producto típico israelí y le dice que solo puede ofrecer comida con certificado Kosher. Lo agradece, le dice que acaba de llegar de Alemania y le pregunta si puede trabajar de ayudante en la cafetería. Ella le dice que de momento no. La siguiente secuencia es en la misma cafetería, coqueta, decorada con tonos intimistas, pequeña, en un barrio muy tranquilo de Jerusalén, sin apenas clientes. Aparecen otros personajes, el hermano de ella que le trae por fin la acreditación del Certificado Kosher para servir al modo tradicional la comida judía, un amigo de ella, que se ocupa de su hijo cuando ella no puede y una trabajadora que le ayuda tanto en la cafetería como en el cuidado de su hijo.

Thomas acude en una segunda ocasión a desayunar y entonces es ella quien le ofrece trabajar en la cafetería en tareas secundarias de la cocina, limpiando y lavando platos, haciendo algunos recados y compras en horas alternas durante la semana. Accede y se aplica en estas funciones. La relación cambia cuando él toma la iniciativa de preparar galletas en homenaje a un aniversario de ella, un ofrecimiento. Le dicen que el Certificado Kosher impide la utilización del horno para la elaboración repostera. Cuando va a tirar las múltiples galletas a instancias del hermano judío ortodoxo, ella le dice que no las tire. A partir de ahí él se ofrece (como un ofrecimiento, lo que le gusta hacer y compartir) a hacer tartas para venderla en la cafetería sin utilizar el horno. Intenta enseñarle cómo se amasa el pan y la harina y como hacer una lámina con la misma (elemento nuclear y sensual de la película: “Hay que hacer movimientos giratorios suaves, empolvándola poco a poco de harina, al principio está fría, luego se va amoldando a las manos” en esta secuencia se repite la película tanto en Berlín como en Jerusalén). Tras interesarse por él, por si tiene a alguien, le invita a cenar con su hijo a su casa. Llega empapado por la lluvia con una botella de vino y una tarta especial (semejante a las que preparaba para él en Berlín). Le deja ropa seca para que se cambie (de su marido fallecido, lo que indica que todavía mantiene la ropa de él) El hijo se interesa por si tiene madre “no, me crié con mi abuela en un pueblo cerca de Berlín” y padre “Nos abandonó cuando era muy pequeño”. Poco más sabemos de Thomas. Parece que ella se va interesando cada vez más por él y en una escena posterior cuando entre los dos están preparando la masa en la cocina, ella se acerca a él, le acaricia la nuca, se apoya sensualmente en su hombro, se acerca a besarle, él tarda en reaccionar, ella ofrece su deseo y poco a poco Thomas va accediendo a tener una primera relación que nos recuerda (sin la pasión de la secuencia de la película de El cartero siempre llama dos veces). A partir de ahí se va afianzando la relación amorosa ente ellos.

La comida es  de nuevo un medio que favorece el vínculo: la  madre de Anat le ofrece comida casera y típica, otra forma de ofrecimiento. Acompaña a la madre a su casa, le ayuda a subir unas bolsas y ella de forma enigmática le dice que vea la habitación de su hijo.

Las escenas de flash back de Thomas con la pareja muerta se suceden. Tiene momentos en los que se lo imagina vivo, entrando en su casa de Jerusalén, también recordando los momentos intensos que vivieron de forma episódica en Berlín. Hay un momento en el que Oren le dice “Si tienes una familia nunca estarás solo” a lo que Thomás responde “Tengo mi trabajo, mi rutina, te tengo a ti, no estoy solo”. Pero él se muere y elige acercarse al mundo de él para estar posiblemente más cerca de él.

El triángulo amoroso deja de ser en la realidad cuando uno de los ejes del triángulo desaparece, pero en el recuerdo los dos ejes restantes, Thomas y su mujer tiene que hacer un duelo por él. La película narra los delos en las parejas: la relación homosexual y por otro lado heterosexual, las dos importantes, y asumidas por Oren, no tanto por Thomas que expresa una relación inequívoca homosexual. Sabemos casi al final de la película que le había anunciado a su mujer que había conocido a una persona especial en Berlín y que la dejaba. Ella le dijo que cogiera sus cosas para mudarse y cuando se dirigía por primera vez a su nuevo destino un coche lo atropella y lo mata.

Ella va recuperando poco a poco las pertenencias y recuerdos de él, empieza de deshacerse de algunas, le lleva una caja con cosas de su marido (fundamentalmente ropa) por si a él le interesan, empieza a fisgonear por las cosas personales, por las facturas de restaurantes y cafeterías y reposterías de Berlín. Le pregunta a Thomas por si ha estado en esos sitios y él lo niega. Al final descubre que Tomas era la persona especial que había conocido su marido. Es incapaz de decirle que se vaya y lo delega en su hermano.

El duelo afecta a la estructura familiar y en la película también sabemos que el hijo de Anat se interesa por Thomas, se escapa del colegio y busca una figura paterna en él que sustituya al padre ausente.

La última escena es el sentido contrario de Tomas: ella se acerca a Berlín, quizás para saber de su marido y ahí sigue Thomas trabajando en la cafetería. No se atreve a decirle nada a él que sale de la cafetería y s e marcha en su bicicleta. Se cierra el círculo. Lo que pasará mañana Dios sabrá. The end.

Evolución del duelo en cada uno de los personajes:

Thomas: se produce una identificación con su amante muerto. Esto le lleva a trabajar en el restaurante de la viuda, empezar una relación con ella. Ser un poco como él era con ella, como forma de retenerlo.

Anat: Durante los primeros meses es incapaz de “abrirse” a los recuerdos del marido. Las pertenencias de él permanecen guaradas, cuando intenta acercarse, las deja para otra ocasión. Recupera su vida laboral, cobijada por su familia ortodoxa. Sin ser religiosa acepta las limitaciones que le impone su familia.

La llegada de Thomas va cambiando poco a pooc. Se va encariñando de él, se gustan, empiezan a formar una pareja, cuando la realidads e impone: no está con Thomas sino con la parte d ella que sigue enlazada a su mamrido.

Hijo: afectado. Nota la ausencia del padre y busca figuras paternas que sustituyan al padre.



Irene Solá. Canto yo y la montaña baila. Barcelona, Anagrama, 2019

 


Novela donde los personajes (personas, animales o elementos de la naturaleza, lo vivo y lo aparentemente inerte) se integran en un todo. Novela coral, que da voz al presente y al pasado, a lo verdadero y lo fantaseado  a lo racional y a lo para normal,  a la realidad y la fantasía, porque todo forma parte de la vida, los nombres, los relatos, el folclore, la vida y la muerte, los vínculos, las cordilleras, los frutos de la tierra, el agua, la lluvia, el amor y la muerte, todo se une de forma coral y muy original.

 

Novela muy bien trabada. La urdimbre son los personajes de un pequeño pueblo del pirineo gerundense, muy cercano a la frontera con Francia.

La voz poética es la forma de acercarse a la vida. El tiempo trascurre de una generación a otra, de padres a hijos, como la descendencia de la perra Lluna, sus antepasados y sus futuros descendientes

 

Una novela que empieza en el título y no parece terminar nunca. Una gran obra.

 

Cosas que nunca te dije (1996). Dirigida por Isabel Coixet 

 Cosas que nunca te dije

Segunda película de Isabel Coixet, rodada en USA con intérpretes americanos. Centrada en las consecuencias de las rupturas de pareja, las idas y venidas de las parejas, los amores y desamores que en ocasiones terminan en intentos de suicidio o en suicidios consumados. La comunicación de la pareja, las necesidades de estar con el otro, la espera, son los ejes de la película que la directra va trazando a través de la vidad d elos distintos personajes de la película, protagonistas masculinos, pero sobre todo femeninos donde la psicología d ela mujer (la protagonista es una mujer) se va expandiendo a lo largo de la narración.

La escucha a través del telefono, la grabación en un video de auqello que va dirigido a tu pareja, pero que se puede perder por el camino y ser utilizado de forma torticera por otro, la esperanza de ser escuchado en el teléfono de la esperanza, último eslabón para muchos de la vida, de los presuicidas, pero que puede dar lugar a encuentros "personales" entre los hablantes, el que ayuda y el que pide ayuda, como ocurre en la película.

Historia muy bien trabada, con diálogos profundos y a la vez banales, a veces simpáticos, la película destila una profunda decepción en la dificultad para mantener vínculos afectivos, porque a veces las decisiones rompren lo que podría dar lugar a un final feliz, pero nunca se sabe el final de las películas si puede coincidir con el azar de la vida.

 

Oslo, 31 de julio (2010), dirigida por Joachim Trier

Oslo, 31 de agosto

 
24 horas en la vida de Anders, treinteañero, ingresado en una clínica de desintoxicación. Empieza con un intento de suicidio y transcurre visitando a las personas que forman parte de su vida real: su mejor amigo y su hermana y las llamadas a la mujer con la que intenta seguir una relación complicada. 


El motivo por el que puede salir del Centro es la cita en una editorial a la que aspira entrar de asistente editorial. 


Estos son sus cometidos, lo que ve, lo que expresa, las decepciones y la distancia con la vida real, con los conocidos con quienes coincide en la fiesta de cumpleaños de una de sus ex, la imposibilidad de volver a ilusionarse y participar en el pulso real de la vida le hace replantearse el sentido de la vida, tan dura y triste cuando uno se siente desterrado. Una gran película, descarnada y triste a la vez.


Cosas que importan (1998). Dirigida por Carl Franklin




  Ellen Gulden es una ambiciosa periodista que sólo vive para su trabajo, pero cuando recibe la noticia de que su madre está gravemente enferma, no tiene más remedio que volver a su pueblo natal. La intensa convivencia con sus padres le permitirá conocerlos a fondo, descubrir aspectos singulares de su pasado y, en suma, madurar. (FILMAFFINITY)